Fortuny y el vestido Delphos: un viaje a través de la moda

Los tacones de aguja siguen doliendo, sin embargo, ya no lo hacen tan habitualmente los cancanes, los corsés, los sombreros o las pelucas. Todo gracias al trabajo de múltiples diseñadores de inicios del s. XX, que decidieron hacerse un hueco en la historia de la moda al apostar por la comodidad de la mujer, entre ellos, el patrio Mariano Fortuny. Así lo narra 'Un viaje a través de la moda: Diseñadores, iconos y estilos de los siglos XX y XXI', el libro del periodista Vicente Gallart.

Actualmente, es impensable abarcar el término genio. Cuando resuena dicha palabra, el nombre de Leonardo Da Vinci suele ser la opción más válida. Pintor, grabador, escultor, traductor y un sinfín más de profesiones también eran dominadas por el modista español. “Una auténtica biblioteca”, así lo definía el sabio Umberto Eco.

Todos estos conocimientos, provenientes de diferentes ámbitos culturales, fueron más que necesarios para crear un modelo que convirtió en eterna su labor como diseñador: el vestido Delphos. Un diseño largo de seda plisada con cuello redondo, inspirado en las antiguas túnicas griegas, que caía hasta los pies sin necesidad de costuras; el largo de sus mangas podía variar dependiendo del modelo.

Fortuny no solo era un amante de la cultura clásica, sino que adoraba recuperar elementos de las épocas pasadas y generar nuevos significados a través de ellos. El helenismo envolvía su firma hasta tal punto que su logo era un laberinto diseñado por él mismo, donde aparecía su nombre escrito en griego; inspirado en la leyenda de Teseo y el Minotauro.

Un concepto de clasicismo completo que obsesionó a las mujeres más famosas de la época. Las principales actrices de teatro y bailarinas luchaban por conseguir uno de los diseños de su taller de París, no solo por la libertad de movimientos que ofrecía; sino por la historia generada alrededor del vestido.

A pesar de una apariencia completamente simple, el modelo guardaba un as bajo su tejido que lo haría pasar a la historia. Georg Simmel reflexionaba en ‘Filosofía de la moda’: “Lo clásico puede llegar a ser moda, si se convierte en clasicismo. Sin embargo, lo barroco y lo extremo es íntimamente proclive a la moda”.

Fortuny consiguió la simbiosis perfecta entre ambos extremos. Una túnica clásica de la cultura helénica se transformó en un diseño que rompía las normas de vestimenta establecidas. Más allá de eso, encontró en los infinitos pliegues el mejor ejemplo de exceso y complejidad. “Lo múltiple es aquello que está plegado de muchos modos”, aseguraba Gilles Deleuze. Solo con esta explicación se es capaz de comprender el trampantojo del diseño del español; un significado barroco bajo un envoltorio completamente clásico.

Los vestidos han terminado por considerarse verdaderas obras de arte. Por ello, la mayoría de los modelos Delphos, que se conservan en la actualidad, son piezas de los principales museos de moda, como el Museo del Traje de Madrid.

La leyenda no acaba aquí, Fortuny jamás reveló las fórmulas de color mediante las que teñía sus vestidos. Tras su muerte, su viuda Henriette las lanzó a las aguas de los canales de Venecia para que nadie pudiera imitarlos. A día de hoy, todavía no es posible encontrar la fórmula de tintado que permita una reproducción exacta.

Viaje a través de la moda

La fascinante historia del vestido del diseñador español es solo una de las muchas que aguarda el mundo de la moda. Como bien decía Baudelaire, el prefijo 'mod', proveniente del latín, representa lo transitorio, lo fugitivo. Moda y moderno son la máxima expresión de la importancia de lo nuevo, de ahí que las anécdotas sean infinitas; la industria nunca descansa.

Por ello, el periodista Vicente Gallart ha querido recopilar en la obra 'Un viaje a través de la moda: Diseñadores, iconos y estilos de los siglos XX y XXI' los conocimientos básicos para comprender el funcionamiento del sector; porque nunca podrás entender el presente sin conocer el pasado.

Un libro divulgativo que se convierte en la mejor máquina del tiempo, un reclamo al poder de la imaginación, que te transportará del París de la década de los 30 ante la lucha de Coco Chanel por el cambio de roles y normas al ambiente disco chic de Studio 54 en la ciudad de Nueva York a finales de los 70.

Todo gracias a su estructura cronológica precisa, reforzada por los subtítulos, un lenguaje efectivo y simplista, con ayuda de un glosario final, y las realistas ilustraciones de Elena Mir. En sus pocas más de 200 páginas podrás mirar a los ojos de Virgil Abloh, sentirte intimidado por sostener el rostro de Bowie o admirar la belleza de Mata Hari.

Una lectura mediante la que comprender apasionadamente cómo la moda pasó de ser un símbolo de estatus a una cultura social democratizada, a través de los principales protagonistas de sus últimos 120 años de historia.