Massiel cumple 75: del 'La, la, la' a sus sueños frustrados y los hombres de su vida
Tras su gran éxito en Eurovisión, la cantante ha debido enfrentarse a lo que supuso para ella aquel 'estigma', a problemas de salud e incluso a los rumores de su muerte
Fue su profesor de ballet el que le puso a María de los Ángeles Félix Santamaría Espinosa el nombre artísitico de Massiel, con el que se convirtió en una de las precursoras de la canción protesta en España y también logró uno de los mayores éxitos musicales de este país. Consagrada para la historia como la primera ganadora para España del Festival de Eurovisión en 1968, aquel fue un triunfo memorable pero, como ella misma ha repetido más de una vez, también "un estigma" que ha eclipsado el resto de su carrera artística.
Su madre la ayudó en secreto a preparar sus primeras maquetas, su padre –Emilio Santamaría– fue uno de los principales promotores musicales del pop español y trabajó a lo largo de su carrera codo con codo con su hermano, que fue su mánager varios años. Todo en el seno de su familia se conjuró para que Massiel alcanzara el éxito en la música. Un éxito que comenzó a fraguarse para la joven madrileña con su participación en festivales como el de Roma o el de Viña del Mar, en Chile.
Inquieta, decide probar suerte también como actriz y en 1967 rueda sus dos primeras películas, sin dejar de lado su faceta como cantante, en la que consigue un gran éxito dentro y fuera de nuestras fronteras con la canción 'Rosas en el mar', escrita por Luis Eduardo Aute. Pero sería un año después cuando alcanzaría una victoria que, para bien y para mal, la ha acompañado toda su vida.
Con solo 21 años, debió asumir la a priori ingrata tarea de representar a España en el Festival de Eurovisión con el tema 'La, la, la', que había compuesto el Dúo Dinámico para Joan Manuel Serrat, pero que este se había negado a última hora a interpretar si no le permitían hacerlo en catalán.
Massiel recibía la noticia en México y dispuso de tan solo nueve días para preparar la actuación, para la que se armó con un icónico vestido adquirido días antes de la final del certamen en París, pese a que la leyenda urbana sigue asegurando que lo compró en Galerías Preciados.
Con su estilo yeyé, y contra todo pronóstico, la española se imponía en Londres al gran favorito, Cliff Richard, y lograba la primera y hasta la fecha única victoria en solitario de nuestro país en Eurovisión. Un año más tarde, en Madrid, Salomé volvería a ganar, pero en esa ocasión se vio obligada a compartir el premio con otros tres países.
Aquel triunfo en una España aún en blanco y negro le abrió muchas puertas, pero no es oro todo lo que reluce. Más de medio siglo después, la cantante ha demostrado que no guarda muy buen recuerdo de aquel triunfal desenlace en 1968. En su aparición en el programa 'La noche D', con motivo de la participación de la hispano-cubana Chanel en Eurovisión, Massiel criticaba que llevarse el micrófono de cristal fue una especie de maldición para su carrera.
"Ganar Eurovisión es jodido porque luego no te lo perdonan nunca. Aquí lo que no se puede hacer es ganar", eran sus sorprendentes palabras. Sobre si su trayectoria habría sido mejor o peor sin aquella histórica victoria, Massiel no tiene dudas: "Habría sido mejor. Es más, he hecho una carrera muy diferente y muy difícil después de Eurovisión. Si no hubiera ido a Eurovisión, ahora estaría en América, porque no habría vuelto y no se habría metido nadie conmigo".
La rotundidad de sus palabras concuerda con la carrera intermitente aunque fructífera, en la que ha publicado multitud de álbumes y de la que anunciaba su retirada en 1997, aunque posteriormente regresaría en varias ocasiones. Sobre si ganar Eurovisión eclipsó sus logros artísticos posteriores, hablábamos con su hermano Emilio.
"Ella ha tenido una carrera brillante y el gran público y el más veterano sí lo sabe. La gente joven tiene una visión muy deformada por desconocimiento y, por ejemplo, no saben que dos años después de Eurovisión estuvo durante uno haciendo una obra de Bertolt Brecht con Fernando Fernán Gómez. Ha hecho cosas muy buenas que no se han reseñado lo suficiente", nos aseguraba.
Activista política sin pelos en la lengua, lo que le costó recibir una agresión fascista en su domicilio en los años setenta, en lo sentimental su vida ha estado marcada especialmente por tres hombres. En 1969, se casó con el hermano de su mejor amiga, Luis Recatero, del que decidía separarse a los pocos meses, pero finalmente tardaría casi una década en anular su matrimonio.
En 1976 comienza una nueva relación, con el político socialista Carlos Zayas. Fruto de ella nacería en Londres su único hijo, Aitor. Su relación finalizó a los cinco años. Casado de nuevo, Zayas se retiró a Mallorca hace años y es en la isla donde fallecía a finales del año pasado a los 88 años. El último hombre en la vida de Massiel fue el presentador Pablo Lizcano, con el que se casó en 1985 en una ceremonia apadrinada por el premio Nobel Gabriel García Márquez. Esta vez su matrimonio duraría tres años.
En los últimos años, la cantante ha llevado una vida discreta, como contaba a Vanitatis en una entrevista con motivo del confinamiento de 2020. "Mis hábitos han cambiado porque ahora me muevo mucho menos, claro. Procuro mantener horarios y cenar pronto. Saco a Lenin a dar una vuelta. Es muy listo y se ha dado cuenta de que pasa algo. No hablo con la gente, no me río y él no socializa con otros perros", nos contaba entonces sobre el día a día de ella y su mascota.
La artista ha debido enfrentarse también a un grave problema de salud que confesaba en una visita en 2015 a 'Sábado Deluxe'. Ahí hizo público que padece degeneración macular, un problema de visión que coincidía con su regreso a los escenarios teatrales con el musical 'Follies', y que la había obligado a pasar por el quirófano hasta en tres ocasiones. En 2020, causaba sensación su comentario en el mismo programa, donde reflexionó sobre la vida tras haber perdido en pocos meses a dos grandes amigos: Patxi Andión y José Luis Cuerda.
"Se está discutiendo en Holanda una ley con la que se propone que todas las personas mayores de 50 años que estén cansadas de vivir y quieran tomar la decisión de no vivir se toman una pastilla y se van. Eso es maravilloso, que tú puedas decidir cuándo te vas. Económicamente hablando también es un ahorro para cualquier país. Los que nos queramos morir, déjennos que nos tomamos la pastillita y nos muramos", señaló entonces.
Una muerte que, al menos en las redes sociales y para su gran disgusto, se dio por hecha en 2017, cuando un rumor viral afirmaba que la cantante había fallecido. Algo que disparó todas las alarmas y preocupó al entorno más cercano de la artista, viéndose obligados a ponerse en contacto con ella para cerciorarse si el fatal desenlace era cierto o no. "Llevo recibiendo llamadas desde las 9 de la mañana y la pera ha sido cuando me ha llamado TVE para preguntarme si estaba viva", fue la airada respuesta de Massiel entonces.
Fue su profesor de ballet el que le puso a María de los Ángeles Félix Santamaría Espinosa el nombre artísitico de Massiel, con el que se convirtió en una de las precursoras de la canción protesta en España y también logró uno de los mayores éxitos musicales de este país. Consagrada para la historia como la primera ganadora para España del Festival de Eurovisión en 1968, aquel fue un triunfo memorable pero, como ella misma ha repetido más de una vez, también "un estigma" que ha eclipsado el resto de su carrera artística.