Carolina Molas llevará en la boda de su hijo sus propias joyas (que no son las robadas)

Quedan muy pocos días para que Tamara Falcó en Íñigo Onieva se casen en la capilla del palacio El Rincón, en Aldea del Fresno. Hasta llegar al altar han recorrido un camino con muchas complicaciones. Unas con más peso que otras. En definitiva, problemas que algunos llaman señales del más allá para que no se celebre el matrimonio y otros más terrenales que tienen que ver con el altavoz que supone la vida de la novia desde que nació. Si la ruptura y el consiguiente perdón fue un tema prioritario, ahora se ha presentado otra noticia relacionada con los novios y su familia que realmente es preocupante.

No son infidelidades, ni aventuras animadas que hayan podido pasar en las sucesivas despedidas de soltero de Onieva. El chico ha cambiado su vida y es ahora un novio ejemplar sin salidas nocturnas que acababan a la hora del desayuno, ni encuentros femeninos con consecuencias imprevisibles que no sean también amigas de Tamara. Estos son los capítulos cerrados de la historia sentimental que se rubricará con la liturgia del sacramento el sábado que viene.

Cuando parecía que ya no podían darse más situaciones extravagantes en este noviazgo, se publican más noticias que no son estrictamente de la prensa social, sino de la de sucesos. El periodista Nacho Abad daba la información el viernes de un robo de película a unos joyeros en la autopista A-6. Los delincuentes se hicieron pasar por fuerzas del orden público, interceptaron un coche de alta gama y obligaron a los ocupantes de una manera muy violenta a que les entregaran el botín. Se trataba de los tres hermanos Del Páramo, conocidos joyeros que trasladaban piezas importantes a la joyería de la familia en Valladolid.

Según la información, el material estaba valorado en cerca de doscientos mil euros, aunque algunos medios han barajado la cifra de dos millones. La noticia ya era sorprendente por sí misma, pero la segunda parte relacionaba a los joyeros con la boda de Tamara Falcó. Las versiones no se hicieron esperar y se llegó a publicar que las joyas robadas eran las que iba a lucir la marquesa de Griñón, su madre, su hermana o algunas de las amistades 'influencer'. Las estilistas que forman parte del equipo nupcial son las encargadas de vestir y de buscar los abalorios y complementos que vayan a lucir los tres días.

Tamara, por un lado, Íñigo Onieva por otro, y finalmente los joyeros desmintieron que fueran piezas que había elegido la marquesa para su gran día. Incluso el novio lo dijo directamente mirando a cámara: “No tenemos nada que ver”.

Algo sí tenían que ver. No con el robo, pero sí con la familia Del Páramo. Según han confirmado a Vanitatis, la relación es con Carolina Molas, que tiene preferencia por las joyas vintage, que son la especialidad de esta firma. Y así apuntan fuentes muy directas: “Carolina conoce, admira y aprecia a los hermanos joyeros. Estuvo con ellos hace poco viendo cosas, pero ella va a llevar sus propias piezas”.

Efectivamente, estuvieron en su casa como han hecho en otras ocasiones mostrando sus creaciones, que no solo son alhajas en todas sus versiones, sino relojes de firmas de lujo. Una manera de que la compra (en el caso de que se realice) sea lo más discreta posible, que es el denominador común en la vida de la futura consuegra de Isabel Preysler.

No solo quiere alejarse de ser un anuncio físico patrocinando firmas, sino que todo lo que va a lucir Carolina Molas en los tres días de fiesta es de su propiedad. “No llevará nada que sea gratis. Y los vestidos que le ha hecho Caprile también los ha pagado, igual que los que lucirán los hermanos del novio y la abuela. Sí posará para las fotos del reportaje exclusivo, pero solo en las imágenes imprescindibles. Es absurdo que cuando acompañe a su hijo al altar no aparezca”, aseguran los que saben cómo funciona la empresaria.

Es de esperar que este atraco sea lo último que suceda previo a la boda. Aún queda por llegar volando el vestido de novia en vuelo regular desde Nueva York.