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El Palacio El Rincón, la gran herencia (económica) de Carlos Falcó a sus hijos
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PATRIMONIOS

El Palacio El Rincón, la gran herencia (económica) de Carlos Falcó a sus hijos

El marqués de Griñón, fallecido la semana pasada víctima del Covid-19, estaba al frente de varias empresas y contaba con una fabulosa finca en Aldea del Fresno de 123 hectáreas

Foto: Carlos Falcó, en una imagen de archivo. (Getty)
Carlos Falcó, en una imagen de archivo. (Getty)

No es habitual entre la aristocracia hacer público el dolor, así que es poco probable que ninguno de los cinco hijos del marqués de Griñón comparta con el vulgo los sentimientos provocados por el triste fallecimiento de su padre. Se ha ido un noble, sí, pero también un emprendedor, un gran conocedor del campo (como ingeniero agrónomo que era), un hombre culto, de exquisita educación, un disfrutón de la vida, una buena persona. Los recuerdos, el ejemplo del padre, es el legado esencial que quedará a sus hijos. El Palacio El Rincón, la propiedad más valiosa de cuantas tenía, es también un buen resumen de todo eso.

Con su aire medieval y su estructura imponente, el edificio se encuentra situado en el término municipal de Aldea del Fresno. Fue construido en 1862 por orden del marqués de Manzanedo y duque de Santoña, aunque fue su hija y heredera quien lo amplió en 1909 y lo dejó tal y como está hoy. Desde el principio, tal y como rezan las páginas turísticas de Madrid, "fue lugar de reunión para grandes personalidades influyentes de la sociedad española, tales como los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battemberg, de cuyas visitas queda constancia a través de las cadenas con flor de lis o las inscripciones talladas en granito en las puertas principales".

Durante el primer cuarto del siglo XX vivió su época de esplendor, el rey y su primer ministro, el conde de Romanones, acudían con frecuencia a cazar. Como una broma del destino, en la Guerra Civil el palacio fue requisado por el Gobierno republicano y convertido en hospital. Franco lo recuperó y lo convirtió en su cuartel general durante la batalla de Brunete. En 1949 el palacio volvió a manos del marqués de Manzanedo, que cedió la propiedad en 1967 a su mujer, Paloma Falcó Escandón, "quien restaurará y acondicionará el palacio y sus jardines". Carlos Falcó lo heredó en 1994 de su tía Paloma, y decidió convertirlo en su residencia habitual en 1999. Actualmente explotan parte de sus instalaciones para celebrar eventos.

placeholder Fachada del Palacio El Rincón, en Aldea del Fresno.
Fachada del Palacio El Rincón, en Aldea del Fresno.

¿Cuánto puede valer un monumento de estas características, un pedazo de historia? En las 123 hectáreas con las que cuentan el palacio y su finca (según los documentos oficiales), hay restos de una ermita del siglo XIII, viñedos, una plantación de bambú que da de comer a los osos pandas del Zoo de Madrid, varios jardines de diseño para los eventos y hasta cuelgan de una chimenea los restos de un avión ruso que cayó sobre la finca en plena Guerra Civil. Aunque dispone de más de 30 habitaciones, solo se usan las pocas que están en la 'zona privada'. Tal y como ha podido comprobar Vanitatis, en 2012 la finca se tasó para solicitar una hipoteca, y el precio que estipuló el tasador fue de cinco millones de euros.

Palacio extremeño

Sin duda es la propiedad más importante del patrimonio personal del marqués, pero no la única. Carlos Falcó poseía también un 33% del Palacio de Mirabel, en Plasencia (Extremadura). Más de 6.000 metros cuadrados de estilo renacentista que constituyen uno de los monumentos civiles más importantes de la ciudad extremeña. En 2010 los Falcó decidieron abrirlo al público y mostrar su magnífico patio, el salón de trofeos de caza, la antigua cocina palaciega y toda su planta noble con los salones y el oratorio.

Además, el marqués poseía parte de otra finca en Navalmoral de la Mata, La Barquilla. Tuvo que vender parte de esta finca para solventar algunos problemas económicos a mediados de los años 80, pero aún conservaba un 66%.

placeholder El marqués de Griñón y Esther Doña, su cuarta esposa. (EFE)
El marqués de Griñón y Esther Doña, su cuarta esposa. (EFE)

Carlos Falcó era un hombre netamente emprendedor. Se ha repetido estos días en sus perfiles y obituarios. Introdujo numerosas innovaciones en el mundo del vino, desde el riego por goteo hasta el cultiuvo de variedades de uva nunca vistas por aquí; montó un safari con ayuda de Félix Rodríguez de la Fuente; fue, en suma, un hombre de otro calibre. A sus 83 años se había ido desvinculando de los negocios poco a poco. Actualmente su nombre seguía vinculado a varias empresas en el Registro Mercantil, aunque la más representativa, Marqués de Griñón Family Estates, ya no era netamente suya. La sociedad que agrupaba buena parte de la actividad vinícola desarrollada por las bodegas de Carlos Falcó estaba administrada al 50% por dos sociedades, The Haciendas-Company Limited y Cotos del Valle del Pusa SL.

Esta segunda empresa es propiedad al 100% del hijo mayor del marqués, Manuel Falcó Girod, uno de los banqueros más infuyentes de la City londinense y quien parece que ha estado echando una mano a su padre en los negocios. La otra gran finca de la familia, la Quinta Casa de Vacas, donde los viñedos conviven con campos de lavanda y que Carlos Falcó consideró siempre su refugio, es propiedad de la citada Marqués de Griñón Family Estates. Allí cuentan con casi 300 hectáreas de tierras regadas por el río Tajo y otra casa palacio, la bodega y la almazara.

Pero sobre todo están los recuerdos, los sueños y las lecciones, el verdadero legado de cualquier padre.

No es habitual entre la aristocracia hacer público el dolor, así que es poco probable que ninguno de los cinco hijos del marqués de Griñón comparta con el vulgo los sentimientos provocados por el triste fallecimiento de su padre. Se ha ido un noble, sí, pero también un emprendedor, un gran conocedor del campo (como ingeniero agrónomo que era), un hombre culto, de exquisita educación, un disfrutón de la vida, una buena persona. Los recuerdos, el ejemplo del padre, es el legado esencial que quedará a sus hijos. El Palacio El Rincón, la propiedad más valiosa de cuantas tenía, es también un buen resumen de todo eso.