El casoplón en Madrid donde Baltasar Garzón y Dolores Delgado son felices y ya comen perdices

El exjuez Baltasar Garzón y Dolores Delgado se casan en dos semanas. Así lo han adelantado en exclusiva en la edición de 'LOC' de este jueves. La pareja, que sale oficialmente desde hace tres años, dará un paso en su relación el 3 de diciembre en una ceremonia que se prevé íntima y civil.

Ambos comparten su vida públicamente desde hace años: primero, desde 1993, como una férrea amistad que forjaron durante sus años de trabajo conjunto en la Audiencia Nacional, y después, tras el divorcio de ambos de sus respectivas parejas, como relación romántica.

Desde 2020 viven en un casoplón en una de las urbanizaciones más exclusivas de Madrid que el abogado adquirió precisamente ese año, cuando aún estaba legalmente casado con Rosario Molina. Aunque su relación con la jurista trascendió entonces, el divorcio con la bioquímica no se resolvió definitivamente hasta un año después, cuando disolvieron su sociedad conyugal. A Rosario le correspondió el que había sido su hogar, la casa en Pozuelo de Alarcón donde crecieron sus tres hijos, María, Baltasar y Aurora.

Un año antes, como decíamos, el exjuez de la Audiencia Nacional había adquirido un terreno donde levantó su nidito de amor con Dolores Delgado: una casa con piscina, vistas despejadas y un césped infinito donde, dicen, "cultivan un huerto y crían gallinas", algo que no ha podido constatar este digital.

Según la información a la que ha tenido acceso Vanitatis, la vivienda, ubicada a pocos minutos en coche de la de David Bisbal y Rosanna Zanetti, está edificada sobre una parcela de más de 3.000 metros cuadrados con sitio más que de sobra para disfrutar de la intimidad y todas las aficiones que comparten: de la lectura a los animales.

En el centro del terreno, edificaron una casa de fachada clásica y con tejas de pizarra con techos altos y estancias de lo más luminosas. Repartida en dos plantas, la casa unifamiliar en la que viven como una familia cuenta con casi 500 metros cuadrados.

La casa cuenta con una planta baja distribuida en un amplio salón-comedor en el que recibir a sus amistades, hall, cocina con su office correspondiente, lavadero, cuarto de la caldera y aseo. Además de las zonas comunes, en esa misma planta también se encuentra el dormitorio principal en suite, con baño y vestidor privado, tres dormitorios más para acoger a los hijos que ambos tuvieron en sus matrimonios anteriores (cada uno con su baño correspondiente) y otro vestidor. Por supuesto, también disponen de un despacho donde mantener reuniones y cumplir con sus obligaciones laborales.

En la planta superior, una habitación diáfana destinada a “sala de juegos” ocupa todo el espacio de algo más de 150 metros cuadrados. Una zona que sin duda es una de las favoritas de la casa en la que poder desarrollar sus hobbies, disfrutar de tiempo en familia y acoger, si es necesario, invitados de última hora.

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C. Villar

En el exterior, la parcela ofrecía multitud de posibilidades. Presume de un amplio jardín en la parte delantera y la trasera de la casa que se conecta por los laterales y está presidido por una amplia piscina de 10 metros de largo y una escalinata para acceder cómodamente. Además, tiene una zona de porche a la que se accede directamente desde el salón y una edificación anexa que hace las veces de cobertizo en el jardín.

Una casa con espacio más que suficiente para, si así lo desean, acoger su boda. No habrá sitio más privado e íntimo que su propio domicilio oculto tras un alto muro de miradas indiscretas.