Cómo congelar la carne picada para no desperdiciarla (fácil y ahorrarás tiempo)

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A todas nos ha pasado: compramos carne picada con la intención de usarla en varias recetas, pero, al final, terminamos desperdiciándola o enfrentándonos al dilema de descongelar más de la cuenta. Saber cómo congelar adecuadamente este ingrediente tan versátil no solo evitará que tiremos comida, sino que también nos permitirá ahorrar tiempo en la cocina y planificar mejor nuestras comidas.

La clave está en organizarla en porciones antes de congelarla. La creadora de contenido María Marín, conocida en redes sociales como @cenasparapeques, comparte un truco sencillo que nos va a ayudar, y mucho, a gestionar mejor sus alimentos. Su consejo es dividir la carne picada en pequeñas porciones, adaptadas a las cantidades que realmente se utilizan en cada receta. ¿El resultado? Solo descongelas lo que necesitas, sin desperdicios ni prisas de última hora.

Además, preparar estas raciones es más sencillo de lo que parece. Puedes extender la carne sobre un papel film o en una bolsa apta para congelador, aplastarla hasta obtener una capa fina y luego separarla con las manos en porciones individuales. Otra opción es utilizar moldes de silicona o cubiteras grandes para congelar pequeñas cantidades que luego serán fáciles de desmoldar.

Este método también reduce significativamente el tiempo de descongelación. Al ser más finas las porciones, el proceso se acelera, lo que resulta ideal para esas ocasiones en las que necesitas preparar algo rápido. Y si cuentas con un día ajetreado, tener la carne picada lista para usar en el congelador se convierte en un auténtico salvavidas culinario.

Por supuesto, hay un aspecto importante que nunca debemos olvidar: una vez descongelada, la carne no debe volver al congelador. Este detalle no solo evita riesgos para la salud, sino que también asegura que el sabor y la textura de los alimentos se mantengan intactos.

Como has podido comprobar, congelar la carne picada correctamente no es solo una cuestión de organización, sino también de cuidado. Este sencillo hábito puede transformar tu forma de cocinar, evitar el desperdicio de alimentos y ayudarte a ahorrar tiempo en la cocina. Una pequeña rutina con un gran impacto en tu día a día.