Carmen Lomana presenta su nuevo 'novio' a Vargas Llosa, José Bono y Pedro Jota

Noche de toros en la Bolsa de Madrid. Ni se anuncia en los carteles ni suena el pasodoble, pero Carmen Lomana sale decidida a entrar a 'matar'. Capea a la prensa entre lances y medias verónicas que ni Manolete con los miuras. Son los premios taurinos Paquiro 2011 y la empresaria pegada a sus mil leyendas cuenta con un banderillero de excepción: Ivo von Kursell, su nuevo "amigo especial". Un señor peruano de origen alemán que ha entrado en su vida para quedarse. Sin quererlo, ambos se convirtieron en la sensación de la noche. Todo el mundo quería conocer el nombre del apuesto galán que acompañaba a Lomana. Hasta Mario Vargas Llosa, el galardonado de la noche junto a Pere Gimferrer.

El encuentro con el escritor y gran defensor de la Fiesta Nacional fue fortuito. Se disponía el Nobel a hacerse la foto de rigor cuando Lomana y su chico, ella la Ava Gardner y él el Luis Miguel Dominguín de la velada, escapaban de los flashes. Sonó un “encantada” contundente, lleno de sonoridad, que hacía recordar a cómo le gustan las hamburguesas a la socialité. “A la parrilla”. Seguían al peruano José Bono, que había acudido acompañado por su consuegra Natalia Figueroa, y Pedro Jota, el anfitrión de la cena junto a Luis María Anson.

Se saludaron todos amablemente como si se conocieran previamente y Lomana siguió presentando a Von Krusser a los invitados a la cena, ya que se trataba de su primera salida oficial como algo más que amigos. Estuvieron juntos en un concierto de Alaska hace unos días, pero aquello fue mucho más relajado. “¿Qué tal? Él es Ivo”. “Sí, sí, como el IVA pero con o final”, se apresuraba él mismo a explicar. “Es más fácil su nombre, porque tiene un apellido complicado de pronunciar”, matizaba ella. Se conocieron el año pasado, ya que él está al frente de una agencia de comunicación que ha participado en varios programas de la televisiva, aunque no ha sido hasta hace poco cuando ha surgido un feeling especial entre ellos. Al parecer, les une su afición por los toros y se compenetran a la perfección.

Otra pareja revelación de la convocatoria fue la formada por Miguel Abellán y su nueva novia. Se llama Gabriela, es diseñadora de joyas y no le gusta en exceso que se repare en su presencia. El torero parece que ha sentado la cabeza con esta joven que nada tiene que envidiar a Natalia Verbeke.

Sin compañía femenina estuvo Gonzalo Vargas Llosa, que se quedará en España una semana más. Su ruptura con la mexicana Genoveva Casanova, ex del conde de Salvatierra, parece que es una realidad consumada, por eso el hijo del premiado de la noche se tuvo que conformar compartiendo aficiones con Sánchez Dragó, que estaba sentado a su lado y que no hizo ni caso al dress code. Política, toros, literatura… tantas cosas en común. Enrique Ponce hizo acto de presencia aunque llegó un poco tarde, porque venía de tentar en una finca. En cambio, Espartaco fue puntual, por eso le tocó ‘lidiar’ con la prensa. No perdió la sonrisa en ningún momento.

También estuvieron muchos políticos como Ana Pastor, exministra de Sanidad, José María Álvarez del Manzano, Enrique Múgica o Eduardo Zaplana, que contó que no envidia a José María Aznar por sus abdominales y que, en sus planes más cercanos, no hay intención de regresar a la política nacional, ahora que muchos de sus compañeros han vuelto a convertirse en estrellas de cartel en algunas comunidades.

Victoria Vera, Lina Morgan, los Segrelles, la marquesa Pilar Vega de Anzo, el productor Enrique Cerezo, José Luis Moreno, José María García, Alberto Aza, jefe de la Casa del Rey, y Jordi Gutiérrez, director de comunicación de la Confederación Empresarial de Madrid (CEIM) y ex encargado de las relaciones con los medios de Zarzuela, apoyaron con su presencia a los toros, a los toreros y a los aficionados. Porque Picasso, Hemingway, Orson Welles o Ava Gardner ya no están aquí, si no también hubiesen venido. 

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