El árabe que se gastó 23.000 euros en champán en una fiesta marbellí

Nikki Beach se promociona como "el lugar más sexy de la Tierra". Se trata de un club donde la gente acude por el prestigio que implica estar en este santa sanctórum de la Costa del Sol: Marbella. “A todo el mundo le chifla. Igual viene un árabe que se gasta 23.000 euros en champán que otro tipo de público en busca de otras opciones más baratas.

Para estos tiempos de crisis por 100 euros se puede pasar un día entero a tope en este Nikki Beach". Así de contundente es Adriana Sánchez, las relaciones públicas de este club, que nos cuenta las vicisitudes de esta marca que tiene sedes en otros 17 lugares del mundo.

Sin duda alguna, los clientes más habituales son un público caprichoso. Léase que en una de las últimas “fiestas del champagne”, un árabe se gastó la friolera de 23.000 euros en el “mar de burbujas”. La mayor parte de la bebida acabó a modo de ducha en el cuerpo de los integrantes del jolgorio. M.H.L llegó en su barco con los invitados: chicos y chicas guapas de todas las nacionalidades. Atracó a varios metros del club y una lancha les recogió hasta su reservado. Desde que se sientan en la mesa hasta que vuelven a subirse a la embarcación, transcurren más de cinco horas. Y, en ese tiempo, cientos de botellas de champagne pasan de mano en mano mojando sus cuerpos. 

Importantes fortunas

En la primera fiesta del champán World Tour (quedan dos más una en junio y otra en agosto) se consumieron 4.000 litros de bebida. Acudieron clientes sólo para esa noche de diferentes partes del mundo como Londres, Venezuela, Francia, USA que se volvían a su país al día siguiente. Muchos de los asistentes a este evento eran  empresarios internacionales, herederos de fortunas importantes, que mueven negocios millonarios.

El nivel adquisitivo de estos clientes es grande y no reparan en gastos: algunos pueden llegar a gastarse sólo en reservar mesa entre 10.000 y 15.000 euros en la zona VIP.

Dentro del elenco de estas “mega fiestas”, los musulmanes queman ahora sus últimos cartuchos, ya que este año el Ramadán  también es en verano, y muchos han adelantado las vacaciones para poder saborear sin remordimiento las mieles de los placeres terrenales. En Nikki Beach les quedan muchas botellas por descorchar.
 

A precio de oro

Valeria, una de las camareras del singular club, se quedó estupefacta cuando un cliente le pidió una botella de champagne francés de 2.500 euros. Cuando se la llevó a la mesa, la descorchó y la vació en tres segundos. Probablemente en Hungría, el país de origen de esta empleada hubiesen comido durante varios meses muchas familias con el precio de esta botella, pero todo el mundo se acostumbra a ver estos extremos con  naturalidad. La anécdota que cuenta Valeria define el concepto de este club de lujo. Todo el mundo quiere entrar. En los fines de semana se concentran allí, a partir del mediodía, unas 2.500 personas, moviéndose al ritmo de la música. Pero, la exclusividad del club viene marcada sobre todo por el perfil de los clientes.

Noticias relacionadas

- Margarita Román, la pintora que solfeaba con la mujer de Zapatero

- La fotografía marbellí en la que no estará Elena Tablada

- Atardeceres en un 'palco' de lujo