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Los Goya empiezan por Hache
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Los Goya empiezan por Hache

Imagínenlo por un momento. Enrique González Macho, presidente de la Academia de Cine, les llama un día por teléfono. Quiere que usted presente la ceremonia de

Imagínenlo por un momento. Enrique González Macho, presidente de la Academia de Cine, les llama un día por teléfono. Quiere que usted presente la ceremonia de entrega de los premios. A usted se le viene un reto encima, no sabe si estará a la altura. Sin embargo, si usted se llama Eva Hache, puede que afronte ese reto con ilusión y seguridad en sí mismo. Eso es lo que ella hizo en 2011, cuando le propusieron ser la presentadora de un acontecimiento cinematográfico a la par que televisivo. Ahora lo enfrenta con las mismas ganas que la primera vez. “Había visto los Goya desde casa y, como actriz, siempre trataba de ponerme en la piel de muchos de los actores que veía. Me acordé mucho de lo que me gustaba Rosa María Sardá”, afirma Eva. Usted quizá cometería el error de imitar a la Sardá que admira, pero si es de nuevo la Eva Hache que esta tarde entrevista Vanitatis en el hotel Palace de Madrid, seguramente podrá ser usted mismo: “La he admirado desde siempre pero no trato de imitar a nadie; trato de ser yo misma porque es para lo que me han contratado. Después de mi trayectoria si alguien me llama seguramente quiere que haga lo que yo soy capaz de hacer y no otra cosa” afirma.

Eva Hache es igual de lanzada en persona y no le hace falta ningún guión para opinar sobre el estado del cine español y para mostrar que, tras la máscara de humorista, se esconde una mujer que utiliza la ironía como magnífica forma de ir por el mundo. Hace tan sólo unas horas se encontraba repasando los últimos toques del guión de la ceremonia de este año, un guión sobre el que ella misma tiene cierto poder de decisión: “Lo primero que me dijo González Macho cuando me propuso presentar fue que yo eligiese a los guionistas. Cualquier actor trabaja mucho mejor si tiene confianza en el guión. Como en el caso de los Goya no hay mucha posibilidad de ensayo porque el lugar en el que se entregan los premios no está disponible hasta pocas horas antes de la ceremonia, él sabía que no podría hacerlo con un guionista con el que no tenga confianza”. Y entre esas líneas que se preparan a conciencia, Eva reconoce que también habrá pinceladas sobre la situación política actual: “El guión de la gala no está al margen del panorama social, pero con humor. Los miembros del cine son personas y no pueden estar ajenos al panorama político porque pertenecen a una industria y les afecta directamente”

No son pocos los que aseguran que cada año, los Goya se convierten en un alegato político. Las manos blancas de José Luis Borau, o algunos de los discursos de aquel “¡No a la guerra!” están en la memoria de todos, pero Eva Hache quiere desmontar el tópico, tan sobado o más que aquel otro que reza que el cine español solo habla de la posguerra o que sus miembros viven de subvenciones: “La mayor parte de la gente que dice eso no vive la industria de cerca. El problema es que la distribución de las películas españolas es cada vez más complicada. Eso es lo que hace que una película respaldada por una ‘major’ sea muy vista y otras no tanto. La respuesta está en internet. Carmina o revientaha demostrado que la gente ve una película si se lo pones fácil, y a veces no es fácil ir al cine”.

Y justamente al sacar este tema, Eva Hache vuelve a tomarse las cosas con el humor que todo el mundo conoce y afirma tajante que ya basta de ser “antiguas” a la hora de temer a internet como un canal más a la hora de que las películas lleguen al espectador. “El cine es más caro que nunca, hay menos salas y la gente tiene un aparato en casa que se llama así: ‘cine en casa’. Acerquemos el cine a las nuevas formas de verlo. Esas nuevas formas hacen que ahora muchos estén viendo que se les acaba el chollo, pero es que estamos en el siglo XXI y hay que progresar”, asegura.

El grito de guerra de “Ya basta de ser antiguas” nos recuerda a aquella reportera atrevida a la que vimos con Manuel Fuentes en su programa ‘La noche de Fuentes y cía’ hace casi una década, cuando la televisión llamaba a sus puertas. Sus inquisidores ojos, su agudeza al responder y su peculiar sentido del humor ya habían llamado la atención en las salas de teatro de medio país. ¿Qué piensa la Eva Hache que va a presentar una nueva ceremonia de los Goya en 2013 de aquella otra que daba sus primeros pasos hacia la popularidad? Ella no parece juzgarse con demasiada ira: “Recuerdo que empezaba una aventura muy bonita y de repente me reconocían por la calle. He crecido y he madurado desde entonces. No vuelvo a ver esos programas pero si los veo no me molesta. Me juzgo con cariño”.

La etiqueta de ‘humorista’ la pone, a veces, un público que lo hace con cariño. Y aunque España sea un país dado a definir, a acotar, a etiquetar, con Eva Hache lo tendrán difícil porque está más que dispuesta a un cambio de registro. A ella, lo que le gustaría es dar miedo: “Me veo haciendo suspense, más que drama. La risa está muy cerca del miedo”, asegura. Pero tampoco le sentaría mal que esa etiqueta ganada a pulso dure muchos años: “Me gustaría mucho que la gente me identificase con el drama también pero es normal que me relacionen con la etiqueta de humorista porque es como me han conocido. Está muy bien que sea así. Pienso que voy a vivir muchos años y me va a dar tiempo a hacer muchas otras cosas. Cada vez me cuesta menos tiempo y menos esfuerzo llevar esa etiqueta de ‘cómica’ adelante”.

Y como hay vida más allá de la cómica, imaginen de nuevo: Eva Hache cambia de registro y, de repente, gana un Goya. Nuestra Whoopi Goldberg hispana, nuestra particular visión de Billy Crystal, gana ese premio que está acostumbrada a dar. “Sería maravilloso y se lo agradecería a mi familia y a quienes se suele agradecer un premio. Me temo que sería poco original”. Original sí es su forma de ver soluciones para la industria audiovisual que cada vez depende más de que un taquillazo tipo Lo Imposible engorde las cifras anuales de cuota de pantalla: “Los productores no arriesgan porque son muy mayores. No es que no entiendan el cine, es como los directores de periódicos que insisten que el periódico hay que leerlo en papel. Ellos lo defienden porque ha sido su trabajo toda la vida. Lo mismo pasa con un productor de televisión, que te dice que cualquier cosa la tiene que entender ‘la señora de Cuenca’ porque es el target al que se dirigen. Lo que hay que hacer es buscar nuevas vías y nuevos públicos”

Y para esta fan de Carmina o revienta este será buen año para nuestro cine y la cosecha de premios, abundante, ya que las cuatro películas nominadas al premio principal “no pueden ser más distintas”. Ella volverá a disfrutar como siempre, volverá a hacer gala de esa mirada especial y esa verborrea única que la han hecho destacar desde hace casi una década. Ahora prepara los ensayos de una nueva obra y, entre los rincones del Palace, sacamos una conclusión: su dinamismo no es cosa del escenario, ella es la definición misma de esa palabra. Y puestos a imaginar de nuevo, ¿qué le diría la Eva Hache que presenta los Goya a Eva María Hernández Villegas, la jovencita que aspiraba a ser actriz, si tuviese una máquina del tiempo? “Le diría que no tenga prisa, que sea muy auténtica, que la única forma de no engañarse es no engañando. A mí lo que me ha ido bien ha sido eso, no hacer de nadie que no sea yo misma”. No solo le ha funcionado, sino que la ha llevado a ser la maestra de ceremonias de un espectáculo que mezcla bilis con moda y arte con entretenimiento; un gran 'show' que pone nuestros ojos en esa entelequia llamada cine español.

Imagínenlo por un momento. Enrique González Macho, presidente de la Academia de Cine, les llama un día por teléfono. Quiere que usted presente la ceremonia de entrega de los premios. A usted se le viene un reto encima, no sabe si estará a la altura. Sin embargo, si usted se llama Eva Hache, puede que afronte ese reto con ilusión y seguridad en sí mismo. Eso es lo que ella hizo en 2011, cuando le propusieron ser la presentadora de un acontecimiento cinematográfico a la par que televisivo. Ahora lo enfrenta con las mismas ganas que la primera vez. “Había visto los Goya desde casa y, como actriz, siempre trataba de ponerme en la piel de muchos de los actores que veía. Me acordé mucho de lo que me gustaba Rosa María Sardá”, afirma Eva. Usted quizá cometería el error de imitar a la Sardá que admira, pero si es de nuevo la Eva Hache que esta tarde entrevista Vanitatis en el hotel Palace de Madrid, seguramente podrá ser usted mismo: “La he admirado desde siempre pero no trato de imitar a nadie; trato de ser yo misma porque es para lo que me han contratado. Después de mi trayectoria si alguien me llama seguramente quiere que haga lo que yo soy capaz de hacer y no otra cosa” afirma.

Eva Hache