Ana Boyer y Nuria González alivian el 'encierro' de Isabel Preysler

Desde que el pasado lunes Miguel Boyer falleciera a los 75 años a causa de una embolia pulmonar, Isabel Preysler ha hecho de su vivienda de Puerta de Hierro, en Madrid, su fortín.

Tras despedir a su marido un día después de su fallecimiento en el cementerio de San Isidro rodeada de familiares y amigos, Isabel ha vivido los últimos días encerrada en su casa enfrentándose a un nuevo reto personal en el que no está sola.

Después de 26 años de matrimonio, este fin de semana la reina del papel cuché se ha dejado arropar por personas de su círculo más cercano, que han olvidado por un momento sus quehaceres cotidianos para estar al lado de Preysler.

Una de las visitas más esperadas fue la de la hija del matrimonio, Ana Boyer. Con la mirada oculta tras una grandes gafas oscuras, la joven llegó a la vivienda familiar, donde vive con su madre, junto al tenista Fernando Verdasco, que conducía el vehículo. Apenas unas horas después del fallecimiento del exministro de Economía de Felipe González, el tenista se trasladó a Madrid desde China, donde se encontraba disputando un torneo. Desde entonces, la pareja no se ha separado y la familia del deportista, especialmente su padre José y su hermana Sara, han estado cerca de Ana Boyer.

Quienes también quisieron acompañar a la ‘socialité’ fueron Nuria González y su marido, Fernando Fernández Tapias, grandes amigos del matrimonio y, en especial, de Isabel, a quien acompañaron en el velatorio y en el entierro.

Su tía, Mercedes Arrastia, y otros familiares también han acudido hasta Puerta de Hierro para estar cerca de Isabel que, según asegura sus más allegado, no se perdona el no haberse despedido de su esposo.