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La nueva vida de Isabel Preysler
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CONSCIENTE DE LA SOLEDAD QUE SE LE VIENE ENCIMA

La nueva vida de Isabel Preysler

Con la muerte de su marido, su vida ha dado un vuelco, pero los cambios vitales llegarán una vez que pase el luto. Una vez que el día a día vuelva a su ser

Foto: Isabel Preysler, su hija Ana y su madre Beatriz, en el velatorio de Miguel Boyer (Gtres)
Isabel Preysler, su hija Ana y su madre Beatriz, en el velatorio de Miguel Boyer (Gtres)

Dicen sus amistades que Isabel Preysler se crece en la adversidad. Tiene una mentalidad muy pragmática y en momentos complicados es capaz de aparcar el dolor para tomar decisiones importantes. En realidad, desde que Miguel Boyer enfermó ella ha ejercido de cabeza de familia dirigiendo no sólo los asuntos domésticos, como ha hecho siempre, sino las cuestiones relacionadas con el patrimonio y los ingresos de ambos. A diferencia de otras mujeres de su perfil, Isabel Preysler sí ha sabido manejar la economía relacionada con su imagen, aunque era el exministro el encargado de organizar ese aspecto de la vida en común. Ahora, con el fallecimiento de su marido, su vida ha vuelto a dar un vuelco, pero los cambios vitales llegarán una vez que pase el luto.

Preysler tiene a su cargo a su madre y también supervisa la vida diaria de sus dos sobrinos que viven en Madrid. Son los hijos de su hermana Beatriz, que murió de cáncer justamente tres años antes que Boyer. El destino, que no sabe de fechas, hizo coincidir el aniversario de la muerte de su hermana con la muerte de su marido. En realidad, en estos momentos ella no tiene a nadie de su familia que pueda ayudarla a tomar decisiones, salvo en el aspecto afectivo. En esa vertiente también ejerce de jefa del clan Preysler Arrastia.

Una de las cuestiones que se había planteado cuando fue consciente de que la recuperación total de su marido no era posible fue poner a la venta la mansión de Puerta de Hierro. Así lo comentó públicamente cuando se lo preguntaron en varias ocasiones. La razón que daba era que se trataba de una casa demasiado grande para dos personas. La hija pequeña era la única que vivía con el matrimonio, aunque con vistas a abandonar el nido. Mantener su palacete supone un dineral anualmente. En su día se dijo que superaba los 12.000 euros mensuales, cifra a la que había que añadir la nómina del servicio doméstico. En los años de economía boyante contaba con cuatro empleadas del hogar en régimen de internas, una cocinera y tres doncellas, además de chófer, jardinero y cuatro personas de seguridad. Todo esto era asumido por el matrimonio.

Cerrar capítulos para iniciar otros

Con la enfermedad de Boyer todos los gastos se incrementaron. Hubo que contratar a personal especializado y adecuar zonas de la casa. Fue entonces cuando se paralizó la idea de vender la casa, porque podía hacer sus ejercicios tanto en la piscina cubierta como en la exterior y pasear por el jardín sin necesidad de que se le vieran públicamente en silla de ruedas. El gasto mensual era alto y podía superar los 6.000 euros, aseguran a Vanitatis amistades de la viuda del ex ministro. Como es obvio, esta partida desaparece, igual que el acondicionamiento especial de las habitaciones. Una vez que el día a día vuelva a su ser será el momento en el que Preysler retome su nueva vida.

Dicen que Isabel Preysler es consciente de esa soledad que se le viene encima, pero también aseguran que sabe que hay que cerrar capítulos para iniciar otro nuevo. Para recorrer ese camino tiene a su grupo de amigos, que están siendo su verdadero apoyo, sobre todo Carmen Martínez Bordiú y el matrimonio Fernández Tapias.

Dicen sus amistades que Isabel Preysler se crece en la adversidad. Tiene una mentalidad muy pragmática y en momentos complicados es capaz de aparcar el dolor para tomar decisiones importantes. En realidad, desde que Miguel Boyer enfermó ella ha ejercido de cabeza de familia dirigiendo no sólo los asuntos domésticos, como ha hecho siempre, sino las cuestiones relacionadas con el patrimonio y los ingresos de ambos. A diferencia de otras mujeres de su perfil, Isabel Preysler sí ha sabido manejar la economía relacionada con su imagen, aunque era el exministro el encargado de organizar ese aspecto de la vida en común. Ahora, con el fallecimiento de su marido, su vida ha vuelto a dar un vuelco, pero los cambios vitales llegarán una vez que pase el luto.

Isabel Preysler Miguel Boyer
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