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Recordamos la boda de Ana Boyer y Fernando Verdasco en su quinto aniversario
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Recordamos la boda de Ana Boyer y Fernando Verdasco en su quinto aniversario

El 7 de diciembre de 2017, la hija de Isabel Preysler y el tenista se dieron el 'sí, quiero' en un romántico e idílico enlace celebrado en el Caribe que hoy vamos a revivir

Foto: Ana Boyer y Fernando Verdasco. (Instagram/ @ferverdasco)
Ana Boyer y Fernando Verdasco. (Instagram/ @ferverdasco)

Ana Boyer y Fernando Verdasco forman una de esas parejas que, dado el amor que se profesan públicamente y la buena sintonía que desprenden, parece como si llevaran toda la vida juntos. En realidad, solo hace cinco años de su boda. La hija de Isabel Preysler y el tenista cambiaron de estado civil, de solteros a casados, el 7 de diciembre de 2017, protagonizando no solo uno de los enlaces más esperados y mediáticos de aquella temporada, también una idílica celebración en el Caribe.

Un quinto aniversario, el que simboliza sus bodas de madera, que llega en un momento dulce para el joven matrimonio: son padres de dos niños y están más unidos si cabe. Fue una boda íntima, nada más que asistieron unos 70 invitados, muy costosa y con exclusiva de por medio. Coincidiendo con esta fecha que Ana y Fernando tienen marcada en el calendario, queremos recordar cómo fue su boda, quiénes estuvieron a su lado y cuáles fueron los looks de novios e invitados.

Recapitulamos. Novios, amigos y familiares viajaron desde España (y otros lugares del mundo) hasta la isla de Mustique. Un exclusivo y privado islote situado al norte de Venezuela, parte del país caribeño San Vicente y las Granadinas y con una superficie de apenas 5,7 kilómetros cuadrados.

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Como era previsible, Boyer y Verdasco fueron los primeros en aterrizar. Para disfrutar de su larga estancia, alquilaron una grandiosa villa en el norte de la isla con siete suites, vistas a la bahía L'Ansecoy y piscina 'infinity'. Sería su residencia y también el lugar donde tendría lugar la fiesta posterior a la boda. En una de sus habitaciones, Isabel Preysler y Tamara Falcó ayudaron a Ana a vestirse.

En cuanto a la iglesia, la pareja escogió un pequeño templo que se encontraba a cinco minutos de la villa. Un edificio construido de bambú y recubierto de vegetación que resultó ser el testigo perfecto de su promesa de amor. En el interior, bancos de mimbre y otros de madera, un pequeño altar y flores blancas. Al tratarse de un enclave paradisiaco, no necesitaban más.

Con el padre de la novia, Miguel Boyer, fallecido en 2014, Julio José Iglesias, hermano de Ana, ejerció el rol de padrino y llevó de la mano a la novia hasta el altar.

Por parte de ella, no faltaron Chábeli Iglesias, su marido e hijos; el primo de Ana, Álvaro Castillejo; su por entonces cuñada, Charisse Verhaert, y hasta la pareja de su madre, Mario Vargas Llosa. Eso sí, no hubo representación de la familia Boyer. El clan Verdasco, padres, hermanos, tíos y cuñados del novio, sí que acudieron en bloque. Amigos y compañeros de pista del tenista, como Feliciano López, también se desplazaron hasta Mustique.

Turno para repasar los looks, de los novios a los invitados. El entorno paradisiaco y la climatología caribeña impusieron el dress code: lo que allí se vivió (y vistió) fue una boda en clave boho-chic. Ana Boyer lució un impresionante vestido de encaje de Hervé Moreau, el director creativo de Pronovias por aquel entonces. Realizado a medida y en exclusiva para ella, el modelo de corte sirena se ajustaba a la perfección a la esbelta silueta de la novia. Otros dos detalles del vestido: escote corazón y manguitos desmontables de los que brotaba una especie de velo de tul.

Un bouquet de flores blancas, una corona joya con pedrería y cristales de Pronovias, adornando el semirrecogido natural, y joyas de Suárez -en concreto, pendientes de perlas, un brazalete y un colgante de oro blanco y diamantes- pusieron el broche de oro al outfit nupcial de Ana Boyer.

El tenista acertó tanto en las prendas como en la sintonía cromática. Para su boda caribeña, Fernando Verdasco confió en Pedro del Hierro y su equipo creativo. Construyeron un traje de tres prendas, americana, chaleco y pantalón, de color beis claro. Una camisa blanca, una corbata azul celeste y unos zapatos de piel marrón cerraron el look.

Para la boda de su hija, Isabel Preysler, siempre elegante e impecable, seleccionó un vestido en verde agua de Georges Hobeika bordado con grandes flores, hilos de seda en plata, paillettes, cristales y perlas, y presumió de joyas de Rabat. El mismo aire respiraba el vestido de Tamara Falcó, un traje en rosa palo de su firma TFP by Tamara Falcó que la diseñadora de moda combinó junto a una corona de flores de Mimoki y joyas de Suárez, como la novia.

Hace cinco años se estimó que el matrimonio se embolsó la cifra de 140.000 euros por la exclusiva de su boda vendida a la revista '¡Hola!', en dos fascículos y con más de 60 páginas en total. Un enlace tan caro como rentable al mismo tiempo.

Ana Boyer y Fernando Verdasco forman una de esas parejas que, dado el amor que se profesan públicamente y la buena sintonía que desprenden, parece como si llevaran toda la vida juntos. En realidad, solo hace cinco años de su boda. La hija de Isabel Preysler y el tenista cambiaron de estado civil, de solteros a casados, el 7 de diciembre de 2017, protagonizando no solo uno de los enlaces más esperados y mediáticos de aquella temporada, también una idílica celebración en el Caribe.

Bodas Isabel Preysler
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