Isabel Preysler, 'la mano que mece la cuna' de Tamara Falcó
En realidad, la 'reina de corazones' sabía lo que había: no está feliz al ver a su hija triste, pero piensa que era lo mejor que podía pasar
Tamara Falcó tenía este martes un acto publicitario en el Teatro Real. Un compromiso laboral cerrado desde hace tiempo. Lo que nadie imaginaba era que la presentación del documental de Kronos Homes iba a coincidir con su ruptura sentimental. El viernes por la noche daba por finalizada su relación con Iñigo Onieva y deshacía su compromiso. Tenían previsto, y así lo había anunciado, casarse el 17 de junio en la iglesia de Santa Bárbara y después el convite nupcial en el palacete El Rincón. El mismo lugar donde vivió su padre, el marqués de Griñón, y contrajo matrimonio con Esther Doña.
También se celebró en la capilla la boda de Julio José Iglesias con Charisse Verhaert, en noviembre del 2012. Ninguna de las dos parejas existen ya. La primera, por el fallecimiento de Carlos Falcó, y la segunda, al llegar el divorcio el año pasado. Con estos antecedentes, la finca no era el mejor lugar para la celebración, pero así lo quería ‘la marquesa’, que fue como se bautizó en Netflix.
Todo esto se desbarató con la publicación en redes y en los programas de televisión de un vídeo de Iñigo Onieva besándose con una chica en el festival Burning Man. Este sitio es el menos indicado para que asista cualquier persona que está a punto de casarse. Todo vale, todo es posible y cualquier imagen puede ser utilizada en el futuro en contra del personaje que se deje grabar. Y es lo que pasó en esta historia que, aparentemente, no tiene vuelta atrás.
* Si no ves correctamente este formulario, haz clic aquí
La pregunta del millón es quién se dedicó a filtrar a los medios la prueba de la posible infidelidad del que se iba a convertir en marqués de Griñón consorte. La propia Tamara en broma (o en serio) contestó a la cuestión: “Pues seguro que ha sido mi madre”. Y ahí quedó la respuesta que daba lugar a pocas interpretaciones. ¿Había intención de que el famoso vídeo se hiciera visible dos días después de que aparecieran en Instagram las fotos de los felices novios y ella con el anillo de compromiso? ¿Es Isabel Preysler la mano que mece la cuna? ¿Estaba enterada de otros posibles deslices del que iba a ser su yerno?
Ahora se ha sabido que el círculo más cercano de Tamara no se atrevía a avisarla de cómo era Iñigo Onieva en sus relaciones afectivas al margen de ella. Y lo más importante, Isabel Preysler tiene el suficiente currículum amoroso para saber que nadie cambia a nadie. Se separó de Julio Iglesias por las múltiples infidelidades. Y al poco de divorciarse, ya se hizo pública su relación con el marqués de Griñón. Cuando rompió con el padre de Tamara, ya estaba en su vida Miguel Boyer. Y con Vargas Llosa fue al revés de lo que le ha sucedido a la hija con Onieva: Isabel fue la otra hasta que se convirtió en la principal. Pero esto son otras historias colaterales que ya están contadas.
Balones fuera
Al principio del noviazgo, Preysler le dio un voto de confianza a Iñigo que duró muy poco. Estaba al tanto del currículum sentimental de Onieva y sabía que, a diferencia de su hija, era difícil que cambiara. Hizo suyo el refrán 'el que nace caballo muere saltando'. Y, por lo tanto, la relación con el chico fue cordial, pero nunca intimaron. De hecho, Carolina Molas, la futura consuegra, quiso en varias ocasiones organizar cenas en su casa para compartir confidencias y no fue posible. Preysler siempre buscó excusas hasta que Carolina se cansó y dejó de proponer planes.
En la serie ‘La marquesa’ ya hay pistas de ese pensamiento de la que fue bautizada como 'reina de corazones'. Cuando Tamara acude al taller de Carolina Herrera en Nueva York, se encuentra con su madre que le sonríe; cuando le dice que ha visto trajes de novia, ya no hay sonrisa en su rostro. Cierra el tema con un “venga, venga, Tamara, déjalo”. Y lo mismo en varias de sus salidas con Vargas Llosa: cuando los reporteros le preguntan si está contenta con que Tamara quiera casarse, echaba balones fuera.
En realidad, Isabel Preysler sabía lo que había. No está feliz al ver a su hija triste, pero era lo mejor que podía pasar.
Tamara Falcó tenía este martes un acto publicitario en el Teatro Real. Un compromiso laboral cerrado desde hace tiempo. Lo que nadie imaginaba era que la presentación del documental de Kronos Homes iba a coincidir con su ruptura sentimental. El viernes por la noche daba por finalizada su relación con Iñigo Onieva y deshacía su compromiso. Tenían previsto, y así lo había anunciado, casarse el 17 de junio en la iglesia de Santa Bárbara y después el convite nupcial en el palacete El Rincón. El mismo lugar donde vivió su padre, el marqués de Griñón, y contrajo matrimonio con Esther Doña.