Así ha sido el desfile más disruptivo de Pronovias: homenaje a Barcelona y la moda nupcial convertida en arte

Todo apuntaba a que Pronovias, la marca española que lidera el sector nupcial, iba a clausurar una nueva edición de la Barcelona Bridal Fashion Week a lo grande, haciendo historia, y confirmamos que así fue. Con una Ciudad Condal teñida por completo de blanco y rendida ante los encantos de la moda 'bridal', la firma puso el colofón a varios días de propuestas, nuevas colecciones y nombre propios en el mundillo de las bodas. Precediendo al show de Pronovias, pesos pesados como Jesús Peiro, Sophie et voilà y hasta Giambattista Valli. El listón estaba alto y la firma 'made in Spain' logró superarlo.

El enclave se escapaba de los dominios territoriales de la Fira de Barcelona, donde días atrás se había desarrollado la mayoría de desfiles. La cita era a las 21:00 horas y el lugar, el Museo Nacional de Arte de Cataluña, ubicado en el distrito de Sants-Montjuïc. Un espacio que, según los expertos, destaca por su colección de arte románico y que acogió la línea más diferente y asombrosa de Pronovias. Arte expuesto en las paredes y arte (materializado en vestidos de novia) desfilando por el eje central del museo, el que tuvieron a bien idear el equipo de diseño de la marca.

Lo cierto es que este desfile no venía a engordar el histórico de grandes eventos de la firma de origen catalán; este desfile y los vestidos de novia que han habitado en él suponían un punto de inflexión y la difusión de un mensaje: dejar patente el cambio que Pronovias está asumiendo. Un Pronovias menos Pronovias que nunca y más rompedor. Una puesta en escena bajo el lema 'It’s not about wedding dresses. It’s about art' colocando al arte en el centro. Por si fuera poco, el 60º aniversario de la enseña sumó más excusas al evento.

De Nieves Álvarez a Olivia Palermo

Para un día tan especial, la marca no dudó en llamar a las modelos que en algún momento de sus extensas trayectorias fueron imagen de Pronovias. Allí que acudieron a su llamada Nieves Álvarez, Ariadne Artiles, Inés Sastre y Vanesa Lorenzo, cuatro de las protagonistas de la velada nupcial.

El listado de invitados nacionales se completó con actores y actrices de la talla de Najwa Nimri, Martina Cariddi, Ana Rujas, Quim Gutiérrez, Adriana Ugarte, Macarena Gómez, Marta Hazas, Manuela Vellés, Elena Rivera, Teresa Riott y Alba Galocha. También otros rostros conocidos como Garbiñe Muguruza, Mónica de Tomás, Cristina Fernández Torres, Lulú Figueroa, Brianda Fitz James, María Fernández-Rubíes y Grace Villarreal.

Si estos nombres no eran suficientes, la firma convocó en el front row a figuras internacionales. Karolína Kurková, otra embajadora de la casa durante años y una de sus modelos icónicas, el actor Ed Westwick (conocido por su papel de Chuck Bass en la serie 'Gossip Girl') y su prometida, Amy Jackson, y la prescriptora de moda Olivia Palermo.

Por parte de la industria de la moda, la diseñadora estadounidense de la firma Marchesa, Georgina Chapman, y la italiana Elisabetta Franchi. Una convocatoria de quitar el hipo.

La colección: arte nupcial en estado puro

Días antes del gran día, Vanitatis pudo hablar con Anna Ramírez, design director de Pronovias. "Año tras año, el equipo de diseño trata de crear vestidos diferentes y nunca vistos en pasarelas de moda nupcial, porque nuestro deber como marca líder es aportar al mercado la diferenciación que nadie se atreve a hacer y apostar por la innovación. Por ello, ideamos vestidos que nadie espera ver y que aportan algo nuevo a la moda nupcial. Se hace un estudio muy delicado sobre tendencias y juntamos todas las ideas para crear una nueva y única, pero intentamos crear siempre nuestras propias tendencias que nos permitan seguir siendo pioneros y marcar el paso en el sector de la novia".

El efecto sorpresa se tradujo en la colección más disruptiva de la marca: homenaje a Barcelona y la moda nupcial convertida en arte. "Cada vestido de la colección captura la esencia de Barcelona, desde su arquitectura emblemática hasta el valor cosmopolita de la ciudad, reafirmando el compromiso de Pronovias con la ciudad y celebrando su 60º aniversario como firma española líder en el sector. Cada vestido de esta nueva colección aporta un nuevo estándar de contemporaneidad y sofisticación en el mundo de los vestidos de novia", explicaron desde la firma.

Lo que hemos avanzado, lo visto en el Museo Nacional de Arte de Cataluña fue el desfile menos Pronovias de su trayectoria. Desde la puesta en escena que parecía emular a los desfiles de la alta costura de París, pasando por la convocatoria de famosos en el front row, hasta las prendas, las verdaderas estrellas y las impulsoras del cambio. Ahora sí, la marca puede presumir de ser un Atelier.

En el centro, una estructura volátil que emulaba a un globo. Una vez que arrancó el desfile, esa estructura descendió a ras de suelo para servir de proyector y exhibir las entrañas de la firma con imágenes en movimiento que mostraron el trabajo que se realiza a diario en sus talleres.

Los encajes y los vestidos de princesa que, desde hacía décadas, habían acompañado a la firma, dejaron paso a un muestrario de trajes minimalistas con detalles especiales. Hablamos de volúmenes, transparencias, bordados, botones de porcelana o flores en 3D que, incorporados en diseños en blanco impoluto, dejaron sin palabras a los asistentes (una servidora incluida).

Tal y como vienen haciendo casas de la talla de Schiaparelli, Pronovias jugó con la arquitectura en sus nuevos vestidos de novia: escotes voladores, cuellos esculturales y formas nunca vistas. Con una fluidez en los movimientos y una sensación de segunda piel, dos efectos que se apoyaron en la introducción de nuevos tejidos como los materiales de rejilla, plumetis, telas con textura y gasas traslúcidas.

El minivestido ganó por KO al vestido largo y con qué buen acierto. Por encima de la rodilla e interpretado en una variedad de formas, los trajes nupciales cortos se abrieron paso en el desfile con la intención de colarse en el armario de la novia como segundo look nupcial para el gran día. No estaban exentos de colas, velos, y de la sobriedad que impone el 'dress code', eso sí, buscaban cautivar a una novia atrevida.

Esa misma que completaría su outfit con complementos negros. Los zapatos (todos de tacón sensato) y las medias (muy tupidas) se tiñeron de negro en el desfile de Pronovias para chocar de frente con el blanco inmaculado de los trajes.

Se vieron corsés con faldas de tul en rosa empolvado, bordados joya con pedrería, mangas XXL decoradas con pétalos, lazos gigantescos, velos decorados y así una infinidad de recursos para un fin común: demostrar que tras 60 años liderando el sector nupcial, la marca tiene mucha tela que cortar.

Como colofón, el nombre de Barcelona resonando en el museo. "La nueva colección que hemos presentado es la propuesta más innovadora y disruptiva que ha diseñado Pronovias en los últimos años. Hemos considerado importante hacerlo en este momento porque, con esta propuesta, damos por iniciada una nueva etapa, lanzando al mercado una propuesta de estilo y de marca ligado a los códigos de moda aportando una diferenciación única, que ninguna otra marca en el sector puede hacer en este momento", sentenció Anna Ramírez, design director.

Quedó en evidencia que comienza una nueva era para la firma y es necesario refrescar la mente, porque todo lo que antes creías que era Pronovias, ya no lo es, es mucho mejor y pide abrirse paso en esta segunda vida.