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La princesa Marta Luisa de Noruega: dos bodas, dos estilos diferentes y dos vestidos de novia
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La princesa Marta Luisa de Noruega: dos bodas, dos estilos diferentes y dos vestidos de novia

La hija del rey Harald, que se casó en 2002 con Ari Behn, y hace unos días, por segunda vez junto a Durek Verrett, ha cambiado radicalmente de estilo nupcial. Hablamos con dos diseñadores para que nos expliquen las diferencias

Foto: Marta Luisa de Noruega y Durek Verrett el día de su boda. (Gtres)
Marta Luisa de Noruega y Durek Verrett el día de su boda. (Gtres)

El pasado 31 de agosto, Marta Luisa de Noruega y Durek Verrett, cumplieron su sueño de convertirse en matrimonio. Envuelta en una gran expectación mediática y con la prensa noruega en pie de guerra por la venta de la exclusiva, la hija del rey Harald y el chamán entonaron el 'sí, quiero' en una boda atípica para la realeza europea. Las celebraciones arrancaron dos días antes, con una fiesta preboda y un paseo en barco por el fiordo de Geiranger, al oeste de Noruega, y el gran día, el sábado, siguió con una ceremonia en el histórico Hotel Union, situado en el mismo municipio.

Para la princesa Marta Luisa, esta boda con Durek Verrett, era su segunda. Recordemos que en 2002, la primogénita de reyes Harald y Sonia se casó con el hoy desaparecido Ari Behn, y que en ese caso, sí se trató de un enlace royal en toda regla.

Foto: Foto familiar con Marta Luisa y Durek Verrett como marido y mujer. (IG @detnorskekongehus / Foto: Maja Moan)

Mirando las imágenes de antes y de ahora, y comparando sus dos vestidos de novia, salta a la vista que la hermana del príncipe Haakon ha cambiado radicalmente de estilo nupcial. Dos piezas y de estética medieval para la primera, y con un traje decorado con flores 3D que ha resultado ser una oda al romanticismo, para sus segundas nupcias.

Para entender el cambio y analizar sus looks, Vanitatis ha hablado con dos reputados diseñadores de novias: Helena Mareque y Nicolás Montenegro. La primera, la creadora gallega, pertenece al núcleo duro de modistos españoles de toda la vida, por tanto, tiene experiencia y visión de sobra para examinar en detalle sus dos atuendos. Y el segundo, el diseñador sevillano, encabeza la nueva generación de creadores nacionales que están cambiando la forma de entender la moda nupcial y que, con sus originales trajes, está conquistando a las novias de hoy en día.

Su primer vestido de novia: dos piezas y de estilo medieval

placeholder La boda de Marta Luisa y Ari Behn el 24 de mayo de 2002. (Gtres)
La boda de Marta Luisa y Ari Behn el 24 de mayo de 2002. (Gtres)

El 24 de mayo de 2002, la princesa contrajo matrimonio con el excéntrico escritor Ari Behn. Aquella boda se celebró en la Catedral de Nidaros, ubicada dentro de la villa medieval de Trondheim. Clásica y cumpliendo el papel de princesa, Marta Luisa escogió un atuendo nupcial de dos piezas de estética medieval aderezado con una tiara de diamantes y perlas en forma de lágrimas que en su día perteneció a la reina Maud, un velo de tul y un ramo de flores con esos mismos lirios que adornaron la Catedral de Nidaros.

Dos prendas, un abrigo con cola y un vestido minimalista, que se confeccionaron en dos talleres diferentes. Para la primera pieza, el abrigo, se recurrió a la modista Wenche Lyche, y para la segunda, el vestido, a la diseñadora Anna Bratland.

placeholder La boda de Marta Luisa y Ari Behn el 24 de mayo de 2002. (Gtres)
La boda de Marta Luisa y Ari Behn el 24 de mayo de 2002. (Gtres)

La prenda que más llamó la atención a su llegada al templo fue el abrigo nupcial. Confeccionado con un delicado tejido de satén duquesa en tono marfil, un material de alta calidad caracterizado por su aspecto lujoso, su sutil brillo y su elegante drapeado, el modelo presentaba un patrón tradicional. Cuello subido por detrás, mangas abullonadas con altura por debajo del codo, cierre frontal con un botón de perlas y cola de varios metros. Como broche final, el abrigo se bordó con cuentas de cristal Swarovski por el eje central y flores en relieve por la cola.

Dejando que el abrigo fuese la estrella del look para su boda con Ari Behn el 24 de mayo de 2002, la princesa noruega optó por un vestido de novia más sencillo y atemporal. Para esta prenda, la diseñadora Anna Bratland se decantó por un tejido en crepé de seda en color beige y con ese material, construyó un traje sin mangas con escote en pico, falda evasé con cola que dejaba asomar una enagua en raso blanco y sorpresa en la espalda, unos cruces que emulaban los arcos góticos de la Catedral de Nidaros.

Unos zapatos de salón forrados en satén en el mismo tono que las prendas y un ramo en cascada con flores blancas, culminaron ese primer outfit.

placeholder La boda de Marta Luisa y Ari Behn el 24 de mayo de 2002. (Gtres)
La boda de Marta Luisa y Ari Behn el 24 de mayo de 2002. (Gtres)

"En la primera boda eligió un vestido más acorde a su condición de princesa. Un vestido con un abrigo de raso bordado en cristal llevando una tiara familiar y un velo. Elegante a la par que discreto", nos comenta Helena Mareque. Una opinión que comparte Nicolás Montenegro, "Marta Luisa nos deleitó con un clásico y elegante vestido de novia atemporal y duradero en el tiempo", sentencia el creador sevillano.

Su segundo vestido de novia: romántico y decorado con flores 3D

placeholder Marta Luisa de Noruega y Durek Verrett el día de su boda. (Gtres)
Marta Luisa de Noruega y Durek Verrett el día de su boda. (Gtres)

Días antes del 'sí, quiero' al chamán, se desconocía quién diseñará el vestido de la novia, aunque sí que su estilista habitual, Maggie Alava, estaba detrás de ese look, así como el de Durek Verrett. "Sí que puedo decir que no van a ser unos novios convencionales, pero siempre mostrando su respeto a la monarquía. Definitivamente, serán unos novios modernos y atrevidos", confesó la experta en moda en 2022 en una entrevista concedida a la revista '¡Hola!'. Finalmente, fue la diseñadora noruega, Tina Steffenakk Hermansen, la encargada de diseñar el look nupcial de Marta Luisa de Noruega.

De corte princesa y bordado con flores en 3D por el escote y los costados, el vestido de novia resultó ser una oda al romanticismo. Con un pronunciado escote en pico frontal y una silueta evasé, ajustada en el abdomen y las caderas, y abriéndose en forma de campana según desciende al suelo, el traje estaba confeccionado con un tejido de seda en tono marfil y contada con una sobrefalda desmontable. En otro material, en tul, se fabricaron las flores con pétalos blancos y en el centro, con hilo amarillo, los pistilos, que decoraron el traje.

"En la segunda boda ya era un vestido más informal y con un guiño al romanticismo gracias a los pétalos de flores, un poco en la línea de lo que trasmite su vida casándose con un hombre de una vida más alternativa", explica Helena Mareque.

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Marta Luisa de Noruega y Durek Verrett el día de su boda. (Gtres)

Al igual que hizo en su boda con Ari Behn, Marta Luisa también lució una tiara para dar el 'sí, quiero' al chamán. La princesa se decantó para sus segundas nupcias por la conocida como tiara de la cebada, un regalo que el anciano rey Olav V le hizo a su nieta con motivo de su 18 cumpleaños. Realizada en platino y repleta de diamantes, presenta espigas de trigo, de ahí su nombre, y está coronada con varias perlas. La hija de Harald y Sonia ha lucido esta tiara, que es de su propiedad, en numerosas ocasiones, ya que le tiene especial cariño por ser un regalo de su abuelo paterno. Se la hemos visto anteriormente en grandes eventos reales, como en la boda de su hermano, el príncipe Haakon, con Mette-Marit, o en enlace de Federico y Mary de Dinamarca.

Brotando de la parte trasera, la hermana de Haakon incluyó un voluminoso velo de tul en su look nupcial. El resto de elementos fueron: un collar de diamantes con una perla en el centro con unos pendientes a juego, un reloj en oro amarillo y un ramo de rosas en tonos rosas con forma de cascada, este último, el único accesorio común en los dos looks de novia.

placeholder Marta Luisa de Noruega el día de su segunda boda. (Gtres)
Marta Luisa de Noruega el día de su segunda boda. (Gtres)

Un atuendo nupcial, el segundo que ha llevado, que además de despertar un aluvión de críticas entre los expertos de moda noruegos, tampoco convence a Montenegro. "Tener un título royal no siempre es sinónimo de clase, elegancia y buen gusto, y lo que ha sucedido con la princesa de Noruega es un claro ejemplo: un cambio radical impropio de una misma persona. Si en su primera boda nos deleitó, para la segunda, nos ha sorprendido su manera de conjugar la moda nupcial, nada más y nada menos que haciendo un flashback en el tiempo y llevándonos a lo que podría ser una típica película americana de finales de los años 90 y principios de los 2000. Un cambio drástico donde el buen gusto de su primera boda desapareció, dando lugar al show y circo. Si bien sabemos que se conocieron en América, este estilo lo han llevado a raja tabla, dejando a un lado los cánones estéticos de las monarquías europeas", sentencia.

Una boda a la americana que, según el diseñador sevillano, quedó también patente en los looks de sus damas de honor. "Sus damas con esos vestidos rosas satinados estuvieron fuera de lugar y de contexto, al igual que los acompañantes con las corbatas cuellos smoking", todo, una estampa más propia de un enlace acontecido en EE. UU. que con un miembro de la realeza de Noruega como protagonista.

El pasado 31 de agosto, Marta Luisa de Noruega y Durek Verrett, cumplieron su sueño de convertirse en matrimonio. Envuelta en una gran expectación mediática y con la prensa noruega en pie de guerra por la venta de la exclusiva, la hija del rey Harald y el chamán entonaron el 'sí, quiero' en una boda atípica para la realeza europea. Las celebraciones arrancaron dos días antes, con una fiesta preboda y un paseo en barco por el fiordo de Geiranger, al oeste de Noruega, y el gran día, el sábado, siguió con una ceremonia en el histórico Hotel Union, situado en el mismo municipio.

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