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La historia del vestido de novia que diseñó Lorenzo Caprile y que han llevado una madre y su hija con una diferencia de 30 años
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La historia del vestido de novia que diseñó Lorenzo Caprile y que han llevado una madre y su hija con una diferencia de 30 años

Desde el principio, Carlota tuvo claro que llevaría el traje nupcial de su madre para desfilar camino al altar el día de su boda. Un vestido vintage que no fue el único que lució

Foto: Carlota y su madre el día de la boda. (Fotos Retrato de un instante)
Carlota y su madre el día de la boda. (Fotos Retrato de un instante)

Son muchas las mujeres que, en algún momento de su infancia, han fantaseado con crecer, casarse y ese día, llevar el traje de novia de su madre. Son muchas las que lo han soñado, pero pocas las que, llegado el gran momento, lo han materializado en su propio enlace. Carlota, nuestra novia protagonista del día, sí que puede jactarse de haber cumplido ese deseo. Ella no tuvo ninguna duda: sí o sí, llevaría el vestido de novia de su madre.

Para descubrir esta historia y la suya de amor con Jaime, su hoy marido, debemos retroceder algo más en el tiempo para situarnos en el momento que las vidas de Carlota y Jaime se cruzaron. Los años de universidad propiciaron que se conocieran.

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placeholder La boda de Carlota. (Fotos Retrato de un instante)
La boda de Carlota. (Fotos Retrato de un instante)

"Nos conocimos en la universidad. Yo tenía un amigo, Fran, que también era amigo de Jaime e iba a su misma clase. Y le utilizábamos un poco de mensajero para trasladar que 'nos parecíamos guapos', todo esto sin hablar entre nosotros. Pero nunca era un buen momento porque, o él tenía novia, o yo novio. Hasta que se dio. Por fin estábamos los dos solteros y empezamos", explica Carlota. Jaime, por su parte, confiesa que "yo ya tenía fichada a Carlota, es más, tengo una imagen grabada que desde luego hizo que me fijase en ella. Tenía un coche Chrysler Voyager de 7 plazas y todos los días llegaba a la universidad con un semblante muy serio y rapidísimo buscando sitio para aparcar. Además de parecerme guapísima, me dio la sensación de que tenía mucho carácter y personalidad, algo que luego confirmé y es precisamente lo que más me gusta de ella".

A los cinco meses de empezar a salir juntos, "me destinaron por trabajo a Milán", cuenta el novio. "Siempre había dicho que no creía en las relaciones a distancia y Carlota, me demostró que, con amor, todo se puede y así fue. Durante todo el periodo que estuve viviendo en Italia, hacía lo imposible por venir y pasar largas temporadas en Milán, teletrabajando desde nuestra casa y viceversa. Lo que parecía que iba a ser un desastre, se convirtió en una de las etapas más bonitas".

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placeholder La boda de Carlota. (Fotos Retrato de un instante)
La boda de Carlota. (Fotos Retrato de un instante)

Una vez que Jaime volvió a Madrid, tuvo claro que pediría la mano de Carlota. Él mismo nos lo detalla. "Me puse a buscar el anillo. A Carlota le hacía ilusión un tresillo antiguo, pero me di cuenta de que era un tipo de joya difícil de encontrar hasta que di con Urbieta Antique. Una vez conseguí el anillo, tenía que pedírselo. Estábamos en el proceso de comprarnos una casa, así que decidí dar el paso el día que firmásemos la compra. En principio sería en verano, con la mala suerte de que hubo un contratiempo que retrasó la firma a octubre, concretamente al día de su cumpleaños. Ella siempre me había dicho que no le gustaría que se lo pidiese ese día, así que me quedé sin esa opción. El día antes de firmar y con la excusa de estar nervioso, le propuse ir al Hotel Santo Mauro de Madrid a tomar algo, sitio donde me citó la joyería para enseñarme la sortija y me pareció especial pedírselo, en el mismo sitio donde adquirí el anillo y así lo hice".

Esta pareja de consultores ya estaba comprometida en matrimonio y tenían que organizar su boda. ¿La fecha? 28 de septiembre de 2024. Olías del Rey, un municipio de Toledo, acogería la ceremonia religiosa en la iglesia de San Pedro Apóstol, y el Palacio de Galiana, en la misma ciudad, la celebración posterior.

placeholder La madre de Carlota el día de su boda en 1995. (Cortesía)
La madre de Carlota el día de su boda en 1995. (Cortesía)
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placeholder La boda de Carlota. (Fotos Retrato de un instante)
La boda de Carlota. (Fotos Retrato de un instante)

Fiel a su idea, Carlota desempolvó el vestido de novia de su madre. Una creación que Lorenzo Caprile materializó para el enlace de los progenitores de la joven consultora en 1995 y que volvería a cobrar vida con su boda.

Compuesto por dos prendas, un cuerpo con forma de corsé y una falda de tul con cola, sin duda, la parte superior era la pieza estrella de este look nupcial. Un protagonismo que ya tuvo hace 30 años y que volvió a recuperar el pasado septiembre. Como por todos los que conocen el trabajo de Caprile es sabido, el modista es un experto en corpiños, una pieza que ha hecho emblema de su trabajo y que envuelve con especial cariño a las novias. El del traje de la madre de Carlota era de manga larga, anudado en la espalda con una cinta rematada en lazada, con el cuello redondo, pliegues marcados, hombros marcados y el bajo delantero redondeado.

"Lo llevé tal cual lo había hecho mi madre. Lo único, que para tapar algunas manchas que tenía el tejido por antigüedad, una modista me confeccionó e incorporó al traje una sutil capa de tul", señala la novia.

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placeholder La boda de Carlota. (Fotos Retrato de un instante)
La boda de Carlota. (Fotos Retrato de un instante)

Entramos en el capítulo de los accesorios, empezando por las joyas. "Para la ceremonia me puse unos pendientes de mi abuela, con los que se casó ella, y eso lo decidí literalmente en la semana de la boda, un día que fui a verla. Llevaba también la sortija de mi pedida, la que me regalaron mis suegros, que era de la joyería Bárcena". A sus pies, Carlota, siguiendo los pasos de todas las novias, se calzó unas sandalias de Flordeasoka.

Apuntando al ramo, "siempre le había dicho a mi madre que el día que me casara, haríamos el ramo con lo que hubiera en el jardín. Me parecía personal, especial y fácil. No tenía muy claro de que hacerlo, tenía en la cabeza lo del olivo, pero no me lanzaba del todo. Es mi árbol favorito, y en mi casa hay uno precioso, así que un día lo verbalicé y a mi madre también le encantó la idea. Lo hicieron mi tía Helena y mi madrina, la misma mañana de la boda, mientras a mí me maquillaban".

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placeholder La boda de Carlota. (Fotos Retrato de un instante)
La boda de Carlota. (Fotos Retrato de un instante)

Del maquillaje y el peinado de la novia se ocupó Paloma Sánchez. "Me arreglé en casa, en Madrid, y fui en coche con mi padre, madre y mi madrina. Nos dejó en Galiana para volver a ponerme el vestido y luego fui con mi padre y mi hermano Jacobo hasta la iglesia".

Pero el vestido de su madre, el de Lorenzo Caprile, no fue el único que Carlota tenía preparado: un segundo look para la celebración aguardaba en su armario nupcial. Ese diseño fue obra de la reconocida diseñadora Sole Alonso. "No tenía nada claro, y sobre todo no sabía ni por donde empezar, hay un millón de cosas qué me gustan, y muy distintas entre sí. Cuando veo tanto que me gusta me agobio porque me lo pondría todo, pero no me inspiré en nadie en concreto. Me encantó desde mi primera visita una blusa como de gasa y la quería a toda costa, entonces basándonos en eso, construimos el resto", cuenta.

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placeholder La boda de Carlota. (Fotos Retrato de un instante)
La boda de Carlota. (Fotos Retrato de un instante)

"Como te decía, teniendo en cuenta qué quería llevar esa blusita, construimos el resto del vestido. Yo tenía claras ciertas cosas, según las iba viendo, no porque tuviera un boceto en la cabeza, y por supuesto Sole te encamina bastante. Ella propone y da ideas y muchas de ellas están plasmadas en el vestido. Me encantaba ir porque nos lo pasábamos bien y sales de ahí muy emocionada", recuerda sobre el proceso de creación de su segundo vestido de novia.

Un outfit de dos piezas, blusa bordada y vestido base, que contó con sus propios aderezos. "Después, para el cocktail, me quité los pendientes de mi abuela y me puse una gargantilla de mi suegra, de Suarez. Y, para la fiesta, me quité la gargantilla y me puse un accesorio en el pelo de Suma Cruz, que tenía clarísimo desde el principio que quería llevar".

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placeholder La boda de Carlota. (Fotos Retrato de un instante)
La boda de Carlota. (Fotos Retrato de un instante)

280 invitados y el novio vestido de la sastrería Jajoan, aguardaban dentro de la iglesia la llegada de Carlota y su padre. "La verdad es que de la boda solo me llegué a imaginar el momento entrando en la Iglesia, y fue mucho mejor en la realidad. Cuando me bajé del coche y estaban mis dos mejores amigas fuera, yo no quería ni mirarlas porque iba a llorar. Me colocaron la cola y me acuerdo de que me abrumé de ver tanta gente ya desde el final del pasillo, y antes de empezar a andar tuve qué soltar una lágrima y secarla para no pasearme con toda la cara llorosa por el pasillo".

Un día único que, según la novia, debería ser más largo. "Para mí, tendría qué durar mucho más. Estás rodeada de toda la gente qué más quieres y no da tiempo a saborearlo bien. Me encantó porque yo soy un manojo de nervios y ese día estuve muy tranquila y exprimiendo cada minuto".

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placeholder La boda de Carlota. (Fotos Retrato de un instante)
La boda de Carlota. (Fotos Retrato de un instante)

De la ceremonia religiosa, se queda con, "el cura Agustín es cercano a mí y la verdad es qué habíamos ensayado y preparado todo porque para nosotros era lo más importante. Entonces creo qué de alguna manera Agustín estaba también nervioso y nos saltamos la velación, un momento en el que salían mi madre y mi suegro. Luego nos reímos todos, pero mi suegro dice qué le robamos su protagonismo (risas)".

"Para la Iglesia contamos con un florista del pueblo de Olías del Rey, me encanta el verde, las plantas y las flores, así que decoramos toda la escalera y arriba pusimos dos olivos ideales. Para la celebración solo decoramos las mesas con centros de flores, porque el lugar tenía mucho verde y era precioso, no exigía mucho", apunta la consultora.

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La boda de Carlota. (Fotos Retrato de un instante)

Ya en el Palacio de Galiana, "me encantó el catering, la comida buenísima, lo que me dicen, porque yo no comí nada; pero sobre todo el servicio, cómo entraban desfilando con la comida o las botellas de vino, era muy guay". A la mesa, un menú con un gran coctel y un plato principal, pintada con patatas.

Como marca la tradición, Carlota abrió el baile con su padre a ritmo de vals, 'El danubio azul' de Johann Strauss.

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placeholder La boda de Carlota. (Fotos Retrato de un instante)
La boda de Carlota. (Fotos Retrato de un instante)

Cerramos este álbum de boda con las recomendaciones de la novia. "Todo sale bien. Si confías en tus proveedores tienes un 90% hecho, y el 10% lo pones tú con tu actitud y la felicidad que contagias. La gente cuando sale de una boda recuerda, en primer lugar, lo BIEN que se lo pasó. Fin. Por eso le dedicaría tiempo a la música hablándolo con el DJ, pensando en todo el público de la boda, muchas veces nos olvidamos quizá de los adultos como padres o tíos, ya que escuchar seis horas de reggaeton no es divertido para todo el mundo".

Otro consejo es estar en la pista. "Los novios tienen que estar, es lo que anima la fiesta. He estado en bodas en las que no ha sido así y se nota un bajón en la pista brutal". Y por último, "empezar el sitting cuanto antes, ir haciendo aunque sea el esqueleto, te quita muchas discusiones y agobios de última hora. Siempre hay qué retocarlo, pero si lo vas empezando 4 meses antes vas a ir mucho más tranquila".

Son muchas las mujeres que, en algún momento de su infancia, han fantaseado con crecer, casarse y ese día, llevar el traje de novia de su madre. Son muchas las que lo han soñado, pero pocas las que, llegado el gran momento, lo han materializado en su propio enlace. Carlota, nuestra novia protagonista del día, sí que puede jactarse de haber cumplido ese deseo. Ella no tuvo ninguna duda: sí o sí, llevaría el vestido de novia de su madre.

Vestido novia Bodas
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