4 situaciones en las que es mejor no hacer caso a tu hijo, según el psicólogo Álvaro Bilbao

Hoy en día, el hecho de ignorar a los hijos y sus sentimientos está totalmente denostado y según indican los expertos, esto puede hacer que la autoestima se desarrolle de manera perjudicial. Sin embargo, hay situaciones en que los profesionales que se dedican al estudio y enseñanza de las técnicas de aprendizaje de los más pequeños, nos animan a que le hagamos menos caso de lo que acostumbramos.

Uno de estos expertos es Álvaro Bilbao que, a través de su blog, sus redes sociales y sus libros de autoayuda y cursillos para padres, se ha convertido en un verdadero gurú de la enseñanza en positivo. A diferencia de lo que muchos creen a la hora de pensar en esta nueva forma de crianza, no consiste en no chillar o no castigar. Es mucho más.

Se trata de un tipo de enseñanza o estilo de educación basado en el respeto y escucha, cuyo objetivo es que los niños aprendan a portarse bien por el sentimiento de bienestar que eso genera en ellos y no por la obligatoriedad o el miedo que puedan tener a los mayores. En ese sentido, Bilbao anima a que los padres se formen bien antes de empezar a emplear este tipo de enseñanza y que no se queden en lo superfluo.

"A los niños hay que hacerles caso. Mucho. A diferencia de lo que pensaban nuestros abuelos, hoy sabemos que hacer caso a los niños ayuda a fortalecer su autoestima. También, a diferencia de lo que se pensó en otros tiempos, hoy sabemos a ciencia cierta que ignorar a un niño para castigarlo puede ser tan doloroso como azotarlo o darle un sopapo" comienza escribiendo el neuropsicólogo en uno de sus famosos post.

Pese a estas afirmaciones del experto, Bilbao matiza que, como en todo, hay excepciones: “Yo creo que es bueno que no les hagamos mucho caso en muchas situaciones, porque así aprenden a entretenerse solos o resolver problemas por sí mismos”. Además, señala que en algunas ocasiones “conviene ignorarlos por su propio bien”. A continuación te mostramos cuando debes ignorar a tu hijo.

• Cuando tartamudea por primera vez

Según explica Álvaro Bilbao en un post de su blog, es muy normal que los niños tartamudeen en los primeros años de su desarrollo, en especial, al rededor de los 3 años. Si este fuera el caso de tu hijo, el experto aconseja que se haga como si nada. Dice Bilbao que "uno de los factores que agrava la tartamudez es la autoconciencia del problema, por eso, en la mayoría de casos, no hacer caso y responder con normalidad contribuye que sea algo pasajero".

No obstante, si el problema prosigue en un par de semanas y sigue existiendo algún tipo de tartamudeo, lo mejor es que el niño acuda a un diagnóstico realizado por un logopeda especializado.

• Cuando hablamos con un adulto y les hemos explicado que tienen que esperar

Aunque para los más pequeños sea muy molesto el hecho de tener que esperar, muchas veces es bueno para ellos y su aprendizaje. Por eso, lo aconsejable es que en caso de que los padres estén hablando con adultos y el niño interrumpa, se le explique que en ese momento debe esperar a que llegue el turno en el que poder hablar.

Los estudios neuropsicológicos demuestran que saber esperar ayuda a los niños a tomar mejores decisiones, tener mejor autocontrol y que es muy importante en el rendimiento académico, pero también es cierto que los más pequeños necesitarán tu ayuda para ir comprendiendo el hecho de que haya que esperar.

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• Cuando dice una palabrota nueva

Pese a que un primer impulso de los padres es el de corregir al hijo que pronuncia una nueva palabrota, Álvaro Bilbao indica que “si no le haces ningún caso, posiblemente la descatalogue de su repertorio o dejará de darle importancia”.

Por el contrario, afirma que “si la dice y te pones nervioso, te ríes, te enfadas o haces aspavientos, el niño sabrá que es una palabra poderosa y no podrá dejar de decirla porque sabrá que provoca reacciones emocionales intensas y eso le parecerá una novedad fascinante y divertida a la vez”.

• Cuando ya has hecho todo lo que crees que tienes que hacer para que se duerman

Uno de los momentos más temidos por muchos padres es cuando sus hijos deben ir a la cama. Porque muchas veces, los niños parecen no querer dormirse y son capaces de ir encadenando excusas, peticiones o, sencillamente, hablarte de lo que sea con tal de que no te vayas y tengan que dormirse solitos.

En ese sentido, Álvaro Bilbao argumenta que es en este punto, cuando pienses que ya habéis cumplido con todos los rituales nocturnos pertinentes cuando debes hacerle saber a tu hijo que ha llegado el fin del día. No hace falta que le dejes solo, puedes estar con él físicamente a los pies de su cama o la tuya, en caso de colecho, pero estableciendo de manera clara el fin de la jornada para que el niño se duerma sin ayuda.

“La cantidad de ayuda que des a tus hijos para quedarse dormidos depende de ti. Pero si crees que ya has hecho todos los rituales necesarios para que se duerman… Lo mejor que puedes hacer es explicarle con cariño que “ya has acabado el día” o que “ya has acabado con el masaje y la conversación”. Y una vez se lo has explicado dejar de hablar, aunque te insista. Así, el niño dejará de hablar o buscar entretenimiento y comprenderá que tú ya has acabado tu parte y que ya le toca acabar la suya”, señala.