Educación emocional, qué es y por qué es importante
Aprender a entender nuestras emociones, reconocer las de los demás y actuar en consecuencia es algo que se puede trabajar desde la infancia
Una de las mayores preocupaciones de los padres es darles a sus hijos la mayor cantidad de herramientas para que aprendan a entender el mundo y puedan desplazarse por él con seguridad. La educación es esencial para ellos, durante todas las etapas de su formación, tanto la académica como la emocional.
Las emociones influyen en aprendizaje y dejan una huella en los recuerdos de los niños y jóvenes, por eso no es buena idea ignorarlas o no tomarlas en consideración, tanto las positivas como las negativas. Cada vez es más habitual tomar conciencia de la importancia de una buena educación emocional, tanto desde las aulas como en casa, pero ¿sabes lo que es y su importancia?
Qué es la educación emocional
“Educar en la importancia de las emociones es algo que podemos hacer en cualquier momento, pero hacerlo a una edad temprana es muy positivo para el desarrollo de la persona”, revelan los expertos del Centro de Psicología Integral MC. Para poder ayudarles es imprescindible que tutores y educadores tengan claro qué es la educación emocional y de este modo ayudar al pequeño en su desarrollo.
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“La educación emocional se define como la capacidad de percibir y expresar emociones, de asimilarlas en el pensamiento, de comprender y razonar con ellas y de regularlas en uno mismo y en los demás”, continúan explicando. “Se adquiere con cada experiencia de nuestra vida, pero especialmente en las etapas de desarrollo. Infancia y adolescencia son momentos clave para aprender a regular las emociones”.
Si el niño aprende a gestionar sus emociones, le será más fácil mejorar su pensamiento y salir de su zona de confort. No se espera que todas sus emociones sean positivas o que bloquee aquellas que son negativas, lo que se busca a través de la educación emocional es que aprenda a reconocer las causas de ese sentimiento y actuar de la manera más adecuada. Esto le ayudará a mejorar su comunicación y las relaciones con otras personas, entre otros muchos aspectos.
“La educación emocional está basada en la Inteligencia emocional”, explica Adhara Monzó, de Psicología Monzo. “Se refiere a un conjunto de capacidades mentales en las que las personas somos capaces de percibir, evaluar y expresar nuestras emociones, utilizarlas para facilitar el pensamiento, regular las emociones en uno mismo y en los demás y entender los antecedentes y consecuencias de las emociones”.
“Todas estas competencias emocionales van a ayudar al niño a conocer sus propias emociones y las de las personas que le rodean, le van a ayudar a regular sus emociones y expresarlas de forma adecuada, saludable y asertiva. En definitiva, va a contribuir a una buena adaptación social, personal, familiar, y académica”, matiza Monzó.
La importancia de la educación emocional
Trabajar la educación emocional es esencial porque puede ser clave en su desarrollo y felicidad futura, educar las emociones permite comunicarse mejor y también adaptarnos a las diferentes situaciones de la vida, sobre todo cuando somos adultos. En el caso de los niños podremos conseguir que tengan una mayor capacidad de concentración, que aprenda a pensar antes de actuar, a reconocer el porqué de sus emociones.
Esto mejora su capacidad de enfrentarse a nuevos retos, lo que hace que sus posibilidades de éxito en la vida sean mayores. También mejora su empatía, porque aprende a reconocer sus emociones y las de los demás, mejorando su confianza en ellos, pero también en sí mismo, lo que fortalece su autoestima. Serán emocionalmente más estables, porque podrá identificar los problemas y gestionar sus emociones de forma eficaz, sobre todo las negativas, como la ira.
Cómo educar las emociones
“La educación emocional requiere tiempo, constancia y paciencia”, reconocen desde el Centro de Psicología Integral MC. “La mayoría de los adultos no tenemos inteligencia emocional porque no nos la han enseñado, por lo que es un camino que podemos recorrer junto a los niños”. Educar las emociones es un proceso diario que podemos potenciar con actividades y actos cotidianos.
Es esencial ser “modelo de regulación emocional para ellos”, aunque, como señalan los expertos, para eso primero debemos educar nuestra propia inteligencia emocional. Esto no siempre es sencillo, por lo que en ocasiones necesitaremos contar con la ayuda de profesionales.
Hay que proporcionarles un apego seguro desde los primeros meses de vida y también jugar con ellos, “El juego es una de las mejores formas de aprender, nos permite simular situaciones en las que poner en práctica nuevas formas de pensar, sentir y actuar”. También leer con ellos es una buena estrategia, “las situaciones que viven los personajes de los libros son otro de los grandes recursos de los que disponemos. De esta forma, los niños aprenden a identificar las emociones, a ponerse en el lugar del otro y descubrir otros modelos de expresión y regulación emocional”.
Por supuesto, lo más importante es “validar y acompañar las emociones de nuestros hijos en todo momento. Hablando de nuestras emociones también les servimos de ejemplo”.
Una de las mayores preocupaciones de los padres es darles a sus hijos la mayor cantidad de herramientas para que aprendan a entender el mundo y puedan desplazarse por él con seguridad. La educación es esencial para ellos, durante todas las etapas de su formación, tanto la académica como la emocional.
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