Psiconutrición o la importancia de las emociones a la hora de adelgazar

Hay muchas formas de enfrentarnos a la decisión de perder peso y habitualmente lo hacemos centrándonos en dos grandes pilares. El primero de ellos es la alimentación, sabemos que evitando los excesos de determinados alimentos que no son buenos para nuestra salud, como los ultraprocesados o las bebidas alcohólicas, podremos llevar una vida más saludable.

Asimismo, limitando la cantidad de calorías que consumimos a las que nuestro cuerpo necesita sin excedernos, a la larga llegaremos a perder un poco de peso. La clave para lograrlo suele ser conseguir crear un déficit calórico, es decir, quemar más calorías de las que consumirnos, y para ello el ejercicio físico es otro de los pilares en los que nos apoyamos para lograr nuestros objetivos.

“Las dietas siempre aparecen como una opción tentadora de resolver todos nuestros dolores con la imagen que reflejamos”, explica la psicóloga Nayla Balecki a través de su cuenta de Instagram, donde comparte algunos de sus conocimientos y reflexiones. “No es así, las dietas no se sostienen, nos lleva a aumentar más de peso y generan severas consecuencias en la salud mental”.

Centrarnos solo en estos pilares puede llevarnos a la frustración porque, a pesar de seguir los consejos al pie de la letra, los resultados no son los esperados, al fin y al cabo estos cambios suelen ser por un tiempo limitado, el que dura la dieta. En ocasiones, olvidamos que alimentación y el ejercicio físico son solo algunos de factores a tener en cuenta a la hora de perder peso, pero no son ni mucho menos los únicos que nos influyen.

Desde factores ambientales a sociales pasando por nuestra genética y, por supuesto, no podemos olvidar la importancia de nuestras propias emociones. La relación entre las emociones y el peso es evidente, por lo menos para los expertos en la materia, porque lo cierto es que no siempre se repara en este aspecto a la hora de afrontar un cambio en nuestras vidas con el que pretendemos ganar salud.

Aunque no seamos profesionales, seguro que hemos notado cómo nuestras emociones nos afectan en nuestra relación con la comida, por ejemplo, cuando nos sentimos más inestables tendemos a consumir más alimentos ricos en grasas, y habitualmente no son de las saludables. Por eso, prestar atención a los factores psicológicos puede ser clave a la hora de alcanzar el éxito en nuestros objetivos y esto es lo que propone la psiconutrición, un enfoque conjunto para conseguirlo.

Evidentemente, este no es un trabajo que podamos hacer en solitario, necesitaremos, como en tantas ocasiones, la ayuda de profesionales. Un trabajo en equipo por parte de profesionales de la psicología y profesionales de la nutrición que nos ayuden a entender nuestras emociones y a dilucidar cómo estas nos afectan a todos los niveles.

“Es verdad que podemos aprender a comer, pero no podemos realizarlo de una forma positiva para nosotros si primero no nos conocemos a nosotros mismos”, explica a través de sus redes Anna María Jurado Pérez, experta en psiconutrición. “Algunos en el camino hacia el aprender a comer terminan obsesionados, atormentados y cosechando objetivos cada vez más alejados del equilibrio”, añade.

Estos profesionales pueden ayudarnos a detectar posibles trastornos, como el hambre emocional, comer de manera compulsiva, la tendencia a realizar dietas de forma permanente, problemas de autoestima o la falta de ánimo o energía a la hora de llevar a cabo los cambios. No solo eso, sino que también nos podrán dar las herramientas necesarias para enfrentarnos a ellos y aprender a manejarlos, para mejorar nuestra relación con la comida, pero también con nosotras mismos y nuestro cuerpo.

Este trabajo conjunto, que por suerte cada vez es más habitual en los centros especializados, nos ayudará a aprender a manejar esos aspectos emocionales que se han convertido en un obstáculo a la hora de perder peso, haciendo que nuestros cambios de hábitos hacia un estilo de vida más activo y saludable puedan tener los resultados esperados.