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Estrés positivo y negativo no son lo mismo: aprende a diferenciarlos
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EUSTRÉS Y DISTRÉS

Estrés positivo y negativo no son lo mismo: aprende a diferenciarlos

Solemos pensar que el estrés es una emoción negativa, pero en ocasiones olvidamos que uno de los objetivos del estrés es protegernos y ayudarnos a avanzar

Foto: Aprende a distinguir el estrés positivo del negativo. (Pexles/energepic.com)
Aprende a distinguir el estrés positivo del negativo. (Pexles/energepic.com)

Solemos asociar el estrés con emociones negativas, sentimientos de agobio y ansiedad que no nos aportan nada bueno. Sin embargo, hay un estrés que es positivo, que necesitamos en nuestra vida para avanzar y que no conviene olvidar, lo que necesitamos es aprender las diferencias entre uno y otro.

Entendemos el estrés como la respuesta de nuestro cuerpo ante una situación que nos hace sentir frustrados, enfadados o nerviosos. Es un sentimiento de tensión física o emocional, la reacción de nuestro cuerpo ante un desafío que le ayuda a evitar un peligro. En pequeños episodios, el estrés puede ser positivo, pero cuando dura mucho tiempo es cuando puede producir daños en la salud.

Positivo y negativo: distintos tipos de estrés

placeholder Distingue el estrés positivo del negativo. (Pexels/cottonbro studio)
Distingue el estrés positivo del negativo. (Pexels/cottonbro studio)

Tendemos a pensar que el estrés siempre es negativo, pero no es así, el estrés positivo aparece cuando nos vemos ante una situación que nos invita a actuar. También se le conoce como eustrés y es el que nos hace motivarnos y trabajar más duro, enfrentarnos a los desafíos diarios y luchar por alcanzar nuestras metas.

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Alguien que se siente seguro de sí mismo confía en su capacidad para afrontar la situación y experimenta un estrés positivo. Cuando una persona percibe una situación de amenaza y no se siente seguro, experimenta un estrés negativo, o distrés, generando un malestar tanto a nivel físico como emocional.

El positivo activa un motor en nuestro cuerpo, nos invita a actuar, pone en marcha cuerpo y mente. Nos ayuda a resolver problemas, nos hace sentir unos niveles de energía mayores, influye en la motivación y, por tanto, en la productividad. El eustrés nos alerta para que nos pongamos en marcha y, una vez solucionado el problema, nos hace sentirnos bien, permitiéndonos volver a la carga.

placeholder Distingue el estrés negativo del positivo. (Pexels/Liza Summer)
Distingue el estrés negativo del positivo. (Pexels/Liza Summer)

El distrés, por su parte, se asocia con la angustia, produce una sensación que nos abruma y nos llena de ansiedad, llegando a producir daños físicos, como dólares de cabeza o insomnio. Puede ser porque la persona no tenga las herramientas para enfrentarse a la situación o porque no sepa cómo afrontarlo.

Para enfrentarnos a este estrés negativo es esencial aprender a reconocerlo e identificarlo como un problema, conocer las herramientas que necesitamos para gestionarlo y buscar la ayuda que necesitemos para ello.

El estrés negativo es una sensación a largo plazo y es el que sentimos con mayor asiduidad, pero existen métodos para ayudarnos a experimentar menos distrés y más eustrés. Desde Mundo Psicólogos nos recomiendan concentrarnos en los aspectos de la situación que podamos controlar. “En muchos casos, las personas que tienden a experimentar de distrés suelen tenerlo debido a que perciben que la situación a la que se enfrentan excede a su capacidad de afrontamiento”.

placeholder Distingue el estrés positivo del negativo. (Unsplash/Matteo Vistocco)
Distingue el estrés positivo del negativo. (Unsplash/Matteo Vistocco)

También podemos intentar buscar un motivo significativo en aquello que nos estresa, intentar verlo como algo positivo para el crecimiento personal, por ejemplo. “Organizar las tareas y desmenuzar una situación en pequeños pasos puede fomentar más el estrés positivo”, revelan, por lo que establecer un plan de actuación puede ayudarnos.

Buscar la causa del estrés puede ayudarnos, sobre todo si es porque algo no va bien en nuestras vidas, así como hacer un poco de ejercicio o aprender a vivir el momento. “Ser compasivos con nosotros y dejar de lado a nuestro crítico interno”, es también una buena técnica. Centrarnos en el estrés positivo y aprender a manejar el negativo no es sencillo, por lo que no es mala idea buscar ayuda profesional si sentimos que la necesitamos.

Solemos asociar el estrés con emociones negativas, sentimientos de agobio y ansiedad que no nos aportan nada bueno. Sin embargo, hay un estrés que es positivo, que necesitamos en nuestra vida para avanzar y que no conviene olvidar, lo que necesitamos es aprender las diferencias entre uno y otro.

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