Orden y limpieza en casa: una eficaz terapia contra el estrés
Calma la mente, reduce el estrés y busca el equilibrio con tu entorno gracias a rodearte de un espacio ordenado y limpio con el que recuperar el control
Lo más frecuente es que mantengamos nuestra casa limpia y ordenada por una cuestión de higiene e incluso de costumbre. Sin embargo, en este proceso podemos encontrar también una suerte de terapia que nos ayuda a lidiar y reducir ligeramente los síntomas de estrés. Tu hogar refleja tu mundo interior, está conectado a nuestra forma de ser y nuestro bienestar emocional, encontrar el equilibrio con nuestro entorno puede ser la clave para mejorar nuestra relación con él.
Esta es una teoría muy defendida por los expertos en orden, gurús de la limpieza que abogan por hacer este tipo de tareas para ayudarnos a mantener nuestra mente calmada, dándonos una serie de pautas que hacen que resulten más llevaderas, pero también más efectivas, ayudando con sus tips y consejos a que los resultados sean más evidentes. El aspecto de nuestra vivienda suele ser un reflejo de nuestro estado de ánimo y viceversa, por eso actuar sobre nuestra casa, puede ayudarnos a trabajar los cambios emocionales.
Al hablar del orden y la limpieza en casa, no solo hacemos referencia al acto de organizarlo todo, esto adquiere también un carácter simbólico, pues lo empleamos como método de deshacernos de cargas emocionales, eliminando de nuestro entorno esas cosas que no necesitamos, que ocupan un espacio que ya no les corresponde y, si hacemos caso a expertos como Maria Kondo, que no nos aportan felicidad. El desorden nos produce estrés, por lo que abordar las tareas del hogar desde un punto de vista positivo e incluso como ejercicio de atención consciente, como con el mindfulness, puede ayudarnos a cambiar esto.
Mientras que el desorden y el caos suele generarnos sensación de desasosiego, el orden nos proporciona bienestar emocional, pues nos produce sensaciones de calma y paz. El hecho de ponernos manos a la obra y realizar estas tareas nosotros mismos es una parte importante del proceso, pues nos genera una sensación de control, ayudándonos a tomar las riendas de nuestra vida, eliminando todo aquello que ya no necesitamos y quedándonos con las cosas que son realmente importantes para nuestros.
Además, aunque puede parecer sorprendente, algunos estudios han señalado que esta actividad favorece la liberación de endorfinas, unas hormonas que ayudan a reducir el dolor y estimular los centros de placer, por eso se las conoce como las hormonas de la felicidad. Nuestro cuerpo las produce de forma natural, pero hay algunas actividades, como el ejercicio físico, que pueden estimular su liberación, ayudándonos a sentirnos mejor. Las personas que viven en entornos caóticos suelen presentar niveles más altos de cortisol, la hormona que se libera como respuesta al estrés.
Este tipo de entornos, donde el desorden es la tónica general, generan demasiados estímulos, demasiado ruido visual, lo que puede llegar a resultar agotador, desvía nuestra atención de las tareas que tenemos que hacer, hace más complicado que podamos relajarnos y manda el mensaje a nuestro cerebro de que siempre tenemos tareas pendientes, lo que puede generarnos una mayor sensación de ansiedad y también culpa.
Un ambiente desordenado puede suponer una llamada de atención, sobre todo si antes no era así, la casa se convierte en una extensión de nosotros mismos, que requiere cuidados y atención, ocuparnos de ella puede ser una manera de hacerlo también de nosotros mismos. Si limpiamos y ordenamos para reducir un poco nuestra ansiedad, es importante no tomarlo demasiado en serio. Es decir, la limpieza en sí misma no tiene que generar estrés. Repartir las tareas, afrontarlas con tranquilidad y sin prisas, puede ser una buena forma de enfrentarnos a ellas, poniendo un poco de música, abriendo las ventanas para que entre más luz -además así ventilamos-... en definitiva, dejando que la energía fluya.
Lo ideal es comenzar por la cocina y el baño, pues son las zonas que requieren más tiempo y en las que más tenemos que esforzarnos por cuestiones de higiene, dejando el salón para el final. Una vez que todo esté organizado, es igual de relevante mantenerlo y esto se consigue con cierta constancia, pero también con algunos trucos, como nunca irse a dormir sin haber fregado los platos, limpiado la encimera o recogido el salón, es decir, despejado la mesa de centro, colocado los cojines y doblado las mantas.
El orden y la limpieza puede resultar esencial para calmar nuestra mente, sobre todo cuando intentamos focalizarnos en la actividad, poniendo toda nuestra atención en lo que estamos haciendo, como señala el movimiento cleanfulness.
Evidentemente, esto no es igual de efectivo para todo el mundo, pues si bien en algunas personas provoca una sensación de equilibrio entre nuestro estado de ánimo y nuestro entorno, para otros emplear el orden como terapia para reducir en la medida de lo posible los niveles de estrés puede llegar a resultar contraproducente. Si convierte la necesidad de tenerlo todo bajo control en una nueva fuente de ansiedad, entrando en una espiral de perfección en la que nunca termina de ver limpio su entorno, puede que necesite otras herramientas para reducir el estrés.
Lo más frecuente es que mantengamos nuestra casa limpia y ordenada por una cuestión de higiene e incluso de costumbre. Sin embargo, en este proceso podemos encontrar también una suerte de terapia que nos ayuda a lidiar y reducir ligeramente los síntomas de estrés. Tu hogar refleja tu mundo interior, está conectado a nuestra forma de ser y nuestro bienestar emocional, encontrar el equilibrio con nuestro entorno puede ser la clave para mejorar nuestra relación con él.