Cómo afecta la música y el canto a los niños y su desarrollo emocional
La música y el canto no son meramente entretenimientos para los más pequeños, son herramientas que influyen profundamente en su desarrollo emocional y cognitivo
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En la era de las redes sociales, es común encontrar vídeos de bebés emocionados al escuchar su canción favorita. Muchos padres descubren que ciertas melodías tienen el poder de calmar a sus hijos, mientras que otras pueden provocar lágrimas o risas. Este fenómeno no es tan solo anecdótico. Los estudios científicos respaldan la profunda influencia de la música en el desarrollo emocional y cognitivo de los menores.
Recientemente, el perfil de Instagram de 'La Casa que Canta' ha destacado algunos beneficios clave de la música en el desarrollo infantil. La música mejora las capacidades cognitivas y motoras, la comprensión auditiva, la memoria y las funciones ejecutivas, además de favorecer la autorregulación emocional. La música no solo enriquece la vida de los niños desde una edad temprana, sino que también fortalece su crecimiento cognitivo y su aprendizaje del lenguaje.
La catedrática en psicología de la Universidad de Toronto, Sandra Trehub, ha explicado que los bebés pueden diferenciar entre música alegre y triste desde los cinco meses. Este reconocimiento temprano sugiere que la música tiene un papel fundamental en el desarrollo emocional y la adquisición del lenguaje. El habla dirigida al niño, con su entonación y ritmo característicos, es universal y preferida por los bebés, ya que ayuda a calmar y fortalecer el vínculo emocional.
El hecho de cantar a los niños fortalece los lazos afectivos y fomenta su participación activa en la música desde una edad temprana. Se sabe que los bebés son receptivos a las melodías específicas escuchadas en el útero y pueden recordar estas melodías después del nacimiento. La repetición de canciones y arrullos tiene una carga afectiva importante.
Cuando los bebés reciben una atención emocional y social adecuada, se potencia su desarrollo integral. Por el contrario, la falta de esta atención puede tener consecuencias negativas. Las nanas y las canciones de cuna, transmitidas de generación en generación, no solo calman a los bebés, sino que también son un acto comunicativo cargado de afecto.
De este modo, la música y el canto no son meramente entretenimientos para los más pequeños. Son herramientas que influyen profundamente en su desarrollo emocional y cognitivo, construyendo una base sólida para su futuro.
En la era de las redes sociales, es común encontrar vídeos de bebés emocionados al escuchar su canción favorita. Muchos padres descubren que ciertas melodías tienen el poder de calmar a sus hijos, mientras que otras pueden provocar lágrimas o risas. Este fenómeno no es tan solo anecdótico. Los estudios científicos respaldan la profunda influencia de la música en el desarrollo emocional y cognitivo de los menores.