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El poder envejece: La imagen de Ana Botella tras dos años en la alcaldía
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Su look es más clásico y retrógrado que antes

El poder envejece: La imagen de Ana Botella tras dos años en la alcaldía

La alcaldesa de Madrid ha dejado de preocuparse por su imagen al mismo ritmo que ha alcanzado mayor poder político

Foto: Ana Botella en Buenos Aires apoyando la candidatura de Madrid 2020 (I.C.)
Ana Botella en Buenos Aires apoyando la candidatura de Madrid 2020 (I.C.)

Dicen que la derrota en la carrera olímpica de Madrid podría suponer una piedra en el camino para las aspiraciones políticas de Ana Botella. Incluso van más allá asegurando que más que una piedra podría ser un muro inquebrantable. La decepción sufrida en Buenos Aires puede empezar a pasarle factura, pero es en su aspecto físico donde el desgaste empieza a hacerse cada vez más evidente. Los elegantes y ceñidos vestidos y trajes de chaqueta que vestía en 2011 han dado pasado a estilismos holgados, alejados de la moda, más propios de mujeres de edad más avanzada. Ahora ya no queda rastro de esa melena cuidada y perfectamente alisada que lucía antaño y las arrugas que son parejas al paso del tiempo, se han intensificado mucho más de lo que debería ser habitual.

El poder envejece. Recientes estudios como el llevado a cabo por la Universidad de Stanford coinciden en que el estrés asociado a la responsabilidad de los altos cargos de la política trae consigo un deterioro físico. La enfermedad de la prisa, como algunos denominan al estrés, puede triplicar el desgaste físico estándar del paso del tiempo. Algo que parece estar padeciendo en carne propia la alcaldesa de Madrid.

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* Ana Botella en mayo de 2013 (izquierda) y el 27 diciembre de 2011, el día que fue investida Alcaldesa de Madrid (I.C.)

Ella mejor que nadie debería saber cómo afecta el poder a la imagen. Su marido, José María Aznar, llegó al poder en 1996 cuando tenía 43 años y mucho se ha cuidado desde entonces de que las dos legislaturas que tiene a sus espaldas no hicieran mella en su porte. No sólo mantuvo prácticas deportivas que tonificasen sus músculos y definieran sus famosos abdominales, sino que afeitó su característico bigote, que en pocos años pasó del negro azabache al gris perla, para combatir el paso del tiempo. Algo que hace sospechar que el expresidente de gobierno podría teñirse el pelo para esconder sus canas, muy propias de su edad.

Pero Ana Botella no parece seguir los mismos pasos de su marido y la preocupación por su aspecto físico ha caído a la misma velocidad con la que ella ha conseguido poder político.

Looks demasiado sobrios

Sara Largo y Ana Iriberri, de www.tuasesordeimagen.es, creen que en los últimos tiempos Ana Botella ha ido descuidando un poco su imagen: “Cuando tomó posesión como alcaldesa, lucía siempre unos looks sobrios acorde al puesto, pero mucho más juveniles que estilizasen su figura. Pero el cambio más llamativo lo encontramos en su pelo. Últimamente vemos que no se aclara tanto el pelo como solía hacer, algo que sin duda endurece sus rasgos y por otro lado le hace ganar años. Además ahora luce una melena más corta de la que habitualmente llevaba, y con un peinado que le aporta más volumen, algo que tampoco le favorece”.

Respecto al cabello que luce Botella inciden en que “es fosco, por lo que siempre tiene que ir peinada de peluquería. No se puede permitir ir con el pelo natural, porque le da aspecto de desaliñada. Además ella representa una gran capital de Europa y debe ser su imagen, por lo que debe cuidarla al máximo por muy cansada que esté”.

Los broches, un accesorio importante

Desde tu www.tuasesordeimagen.es, reparan en un detalle que a muchos se les ha escapado. La alcadesa ya se ha olvidado de incluir broches en sus estilismos. Éstos “le aportaban jovialidad, y le restaban formalidad a los trajes que dada su posición muchas veces se ve obligada a lucir. Últimamente estos broches son menos habituales, usando otros complementos como collares de perlas, que logran un efecto más bien contrario. Debe olvidarse de ellos porque le aportan una imagen demasiado clásica y retrógrada y buscar un look más sofisticado y profesional, de líneas limpias".

Otros políticos que también mostraron una imagen más deteriorada cuando abandonaron su cargo han sido Zapatero, Barack Obama y George Bush. A todos ellos las canas se les multiplicaron a un ritmo muy superior a lo normal e incluso, en el caso del mandatario español, perdió peso y lució unos rasgos más demacrados en la recta final de su legislatura. Sin embargo, el predecesor de Rajoy, dos años después de abandonar la Moncloa luce un aspecto radiante fruto de su nueva vida lejos de la política. Lo mismo que María Teresa Fernández de la Vega cuya imagen ha mejorado notablemente en los últimos tiempos debido, sobre todo, a los nuevos looks por los que ha optado.

Dicen que la derrota en la carrera olímpica de Madrid podría suponer una piedra en el camino para las aspiraciones políticas de Ana Botella. Incluso van más allá asegurando que más que una piedra podría ser un muro inquebrantable. La decepción sufrida en Buenos Aires puede empezar a pasarle factura, pero es en su aspecto físico donde el desgaste empieza a hacerse cada vez más evidente. Los elegantes y ceñidos vestidos y trajes de chaqueta que vestía en 2011 han dado pasado a estilismos holgados, alejados de la moda, más propios de mujeres de edad más avanzada. Ahora ya no queda rastro de esa melena cuidada y perfectamente alisada que lucía antaño y las arrugas que son parejas al paso del tiempo, se han intensificado mucho más de lo que debería ser habitual.

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