Laura Llopis, la mujer que Pablo Motos conquistó hace 20 años con un calefactor

Pablo Motos ha hecho las maletas y llamado a la empresa de mudanzas. El presentador de 'El hormiguero 3.0' se ha comprado una casa en el barrio de Salamanca (Madrid), un 'humilde' hogar para dos de 300 metros cuadrados, reformado a su gusto, por el que han desembolsado un millón y medio de euros. El 'showman' está ya asentado en su nuevo 'hormiguero', y con él su gran amor, quien le acompaña desde hace 20 años: Laura Llopis.

Seguramente el nombre de Laura no le suene a nadie. Trabaja también en el programa de Antena 3, como coordinadora de guiones, al igual que las dos hijas que tiene de una relación anterior. "Una es guionista y la otra está en atrezo; son guapísimas, dos chicas con talento y sobre todo muy buenas personas", aseguró en una ocasión Motos, demostrando la buena relación con las hijas de su pareja. A pesar de trabajar juntos, los roces laborales no han hecho mella en su relación. "Ella tiene una personalidad muy fuerte y yo también, y el programa lo hago yo y lo llevo yo y las decisiones las tomo yo, y hay enfrentamientos, claro", ha declarado.

Laura es la mujer de su vida, pero también de su trabajo. De hecho, se conocieron mientras Motos trabajaba en Onda Cero Valencia y desde entonces han trabajado juntos en todas las aventuras radiofónicas emprendidas por el presentador. Él mismo contó su historia de amor en 'El hormiguero' el año pasado, durante la visita de Mariló Montero.

La presentadora de TVE hizo con Pablo lo mismo que con Bertín, a quien terminó entrevistando cuando ella era en teoría quien tenía que hablar de su vida. "Es mejor que yo en todo, es mejor persona, muy culta -comenzó el presentador-. Nos conocimos en la radio, yo era presentador y ella estaba en producción. Y me fui enamorando".

Al principio, Llopis no se lo puso nada fácil a Motos. "El desprecio más grande que te han hecho en la vida no es nada comparado con lo que ella me hacía a mí. Un día pensé que no podía morirme sin besarla", comentó. Pero por fin logró conquistarla y lo hizo en clave de humor: "Una vez comentó que hacía mucho frío, y yo salí corriendo y le compré un calefactor. Entonces, por primera vez me miró, la miré y surgió el flechazo".

Su primer beso casi acaba en un accidente de tráfico. "Entramos en una rotonda y le pregunté si le gustaba o no. Ella me dijo 'bueno'... Y ya no tomé ni la rotonda, me fui recto, paré y la besé".

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