La infanta Elena, entre costuras y caballos

La infanta Elena no ha tenido visibilidad pública desde hace tiempo. Llamó la atención que por primera vez no acompañara a su padre a Sanxenxo, donde se celebró el 27 y 28 de septiembre la regata que lleva el nombre del emérito. Tampoco acudió a la entrega de trofeos a pesar de que Mapfre, la empresa para la que trabaja, fuera uno de los sponsors en la competición de Vela Adaptada. Estaba prevista su presencia y no hubo excusa más allá del “no ha podido venir”.

Se llegó a rumorear que estas ausencias tenían que ver con 'remodelaciones' estéticas y no con el hecho de no formar parte de la agenda institucional. En años anteriores ya no era familia real sino familia del Rey, pero sí era habitual verla junto a su padre en actos privados y semipúblicos.

Por fin apareció la semana pasada para presidir junto con Miguel Carballeda, presidente del Comité Paralímpico Español, un desayuno informativo organizado por Europa Press para apoyar en los Juegos de Tokio a estos deportistas. La duquesa no había cambiado su rostro y, por lo tanto, los comentarios sobre su paso por la consulta de un especialista quedaban anulados. A diferencia de su cuñada, la reina Letizia, la infanta Elena se ha preocupado lo justo por su físico.

De los fogones a las agujas

Su vida transcurre entre sus obligaciones en Mapfre (donde no tiene horario), sus clases de equitación en el recinto de la Zarzuela (donde tiene sus caballos), sus salidas de fin de semana a la casa que su amiga Rita Allendesalazar tiene en Segovia y ahora también a sus clases de costura. Hace años, antes de casarse con Marichalar y cuando no existía el efecto 'MasterChef', acudía a una escuela de cocina en la plaza de la Encarnación y una vez que se instaló en París con su marido se apuntó a Le Cordon Bleu, una de las escuelas de alta cocina con más prestigio de Europa.

Ahora se ha decantado por la costura. Según informaba el portal 'Monarquía Confidencial', la primogénita Borbón Grecia acude dos días a la semana (martes y jueves) a un local donde se imparten clases de punto, ganchillo, bordado, patchwork y otras habilidades relacionadas con este sector. La duquesa de Lugo ha elegido el punto de cruz y es posible que una vez que domine esta técnica elija otra actividad.

La infanta Elena tiene ahora más tiempo libre desde que sus hijos cumplieron la mayoría de edad y van a su aire. No tiene que estar tan pendiente del día a día de Froilán y Victoria. El nieto preferido de don Juan Carlos está más centrado en sus estudios y desde que volvió con su novia Mar Torres, también en su vida de ocio. Y su hermana, con sus 19 recién cumplidos, hace lo que todos los jóvenes a su edad: salir, divertirse y volver a casa a una hora muy diferente a la que ha marcado la Infanta, lo que ocasiona discusiones maternofiliales.