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Sofía de Suecia, 17 galas y una tiara: ¿Elección propia o resignación?
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TIARA NUPCIAL

Sofía de Suecia, 17 galas y una tiara: ¿Elección propia o resignación?

Desde que la estrenara el 13 de junio de 2015 para su boda con Carlos Felipe, la princesa no se ha quitado su tiara nupcial para los actos de gala, convirtiéndola en su joya fetiche

Foto: La princesa Sofía, con la tiara nupcial. (Cordon Press)
La princesa Sofía, con la tiara nupcial. (Cordon Press)

Sofía de Suecia demostraba esta semana, una vez más, cual es su joya favorita. Y no es ni una pieza de gran valor histórico ni económico, aunque sí sentimental. Se trata de la tiara que sus suegros le regalaron para su boda. Y es que, a diferencia de sus cuñadas y su suegra, que lucieron diferentes tiaras para las citas de los Premios Nobel de martes y miércoles, ella prefirió lucir los dos días la misma diadema, demostrando así que no necesita tener acceso al joyero real. Un acceso que, por otro lado, parece tener aún algo restringido.

Y es que muchos se preguntan si Sofía lleva siempre esta tiara por elección propia o porque no tiene otro remedio. El caso es que, desde que la luciera por primera vez el día de su boda, estrenándola después en los Nobel de este mismo año, han sido nada menos que 17 las veces que esta significativa diadema ha coronado su cabeza. Y desde su enlace, ha asistido a 19 cenas de gala. Así que no es muy difícil echar la cuenta: solo en dos ocasiones, Sofía Hellqvist ha lucido otras diademas, y casualmente las dos en las dos jornadas de los Premios Nobel de 2016. Para la ceremonia y banquete de gala en el Ayuntamiento de Estocolmo, tomó prestada una tiara del joyero de la princesa Victoria, de la que se desconoce el origen. Al día siguiente, fue la llamada 'diadema de los cuatro botones', sacada directamente de la colección real. Una joya familiar que data de 1959 y que ha pasado por la mayoría de la cabeza de las mujeres Bernadotte.

placeholder La princesa Sofía, con una diadema de Victoria en el banquete de los Premios Nobel de 2016. (Getty)
La princesa Sofía, con una diadema de Victoria en el banquete de los Premios Nobel de 2016. (Getty)

Lo curioso es que hace unos años se desveló el origen de la tiara favorita de Sofía Hellqvist, por lo que extraña aún más la querencia que tiene la princesa a la diadema y aumentaron, aún más, las voces que apuntaban a que simplemente es la que siempre lleva porque no tiene acceso al joyero real por una mala relación con sus cuñadas. Según informó en su momento el 'Svensk Dam', la reina Silvia recibió de manos del rey Bhumibol Adulyadej una gargantilla de diamantes y esmeraldas durante un viaje oficial a Tailandia en 2006. Aunque se desconoce el motivo, Silvia decidió guardar ese collar y nunca lo llevó públicamente. Cuando se anunció el compromiso de Carlos Felipe, los Reyes decidieron reconvertir la gargantilla en tiara para que la novia pudiera lucirla en su gran día, un regalo que es casi una tradición dentro de las familias reales europeas.

Quizá no es la de más valor histórico, pero sí cuenta con una gran ventaja, y es que una pieza de lo más versátil, ya que las pequeñas esmeraldas que la rematan se pueden sustituir por otras piedras. Y ya la ha modificado en innumerables ocasiones, con brillantes, perlas o, como este mismo martes, pequeñas turquesas, cambiándolas según la ocasión y el color del vestido. Coincide, además, que Sofía la lleva de diferentes formas, a modo de corona o a modo de diadema, según el peinado. Así, parece que nunca una joya privada -y tan querida por su propietaria- dio tanto de sí.

placeholder La princesa Sofía con su tiara nupcial en los Nobel de 2019, 2018 y 2015. (Getty)
La princesa Sofía con su tiara nupcial en los Nobel de 2019, 2018 y 2015. (Getty)

Sofía de Suecia demostraba esta semana, una vez más, cual es su joya favorita. Y no es ni una pieza de gran valor histórico ni económico, aunque sí sentimental. Se trata de la tiara que sus suegros le regalaron para su boda. Y es que, a diferencia de sus cuñadas y su suegra, que lucieron diferentes tiaras para las citas de los Premios Nobel de martes y miércoles, ella prefirió lucir los dos días la misma diadema, demostrando así que no necesita tener acceso al joyero real. Un acceso que, por otro lado, parece tener aún algo restringido.

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