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Irene de Grecia, al descubierto: así es en la intimidad la hermana (y mejor amiga) de la reina Sofía
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OPINIÓN

Irene de Grecia, al descubierto: así es en la intimidad la hermana (y mejor amiga) de la reina Sofía

La tía del rey Felipe VI es una persona peculiar y que puede parece excéntrica, pero con los pies en la tierra y con un carácter muy sencillo que se ajusta a su forma de vivir y de pensar

Foto: Irene de Grecia, en una imagen de archivo. (Getty)
Irene de Grecia, en una imagen de archivo. (Getty)

Irene de Grecia, hermana menor de la reina Sofía, nació en Sudáfrica la hermosa primavera de 1942. Sus padres, los reyes Pablo y Federica de Grecia, vivían el primero de sus exilios a causa de la entrada de los nazis en el país. Aloes, margaritas blancas o las hermosas violetas africanas rodeaban el jardín de la bella casa colonial de la familia. Son, precisamente, esas pequeñas flores moradas de hojas exquisitas y precio asequible las favoritas de Irene.

No solo su predilección por estas humildes flores refleja el carácter sencillo de la princesa, sino también su forma de vivir y pensar. Tuve la suerte de conocerla hace unos quince años a través de un amigo común, Diego Hidalgo, importante mecenas de su fundación, Mundo en Armonía. Y en ese preciso instante supe que debía escribir una vida como la suya, sin duda, tan extraordinaria. Sin embargo, Irene se mostraba reacia: "A los periodistas cuando no les cuentas todo lo quieren saber se molestan, e incluso pueden llegar a generar problemas". Me sorprendieron esas palabras, que pueden no ser literales, pero sí se ajustan al sentido de su opinión. No obstante, no me desanimé y continué con mis pesquisas para conseguir escribir su historia. Tiempo después, y ante la perspectiva inevitable de que el libro se publicara igualmente, accedió a recibirme y mantener varias conversaciones, y por supuesto a supervisar el texto final.

placeholder La autora, con la princesa Irene de Grecia. (Eva Celada)
La autora, con la princesa Irene de Grecia. (Eva Celada)

Irene de Grecia gana en las distancias cortas. De conversación amena, es educada, cálida y muy alegre. Su risa es espontánea y ruidosa, como buena griega. Cierra los ojos cuando ríe y enlaza una reflexión con otra. Lo mejor es que sabe escuchar, se nota que le interesa lo que dices.

Esas charlas tuvieron lugar en su oficina, situada en la calle Barquillo. Una oficina al parecer cedida por Alfonso Escámez, presidente del Banco Central, posteriormente convertido en Banco Central Hispano Americano, que tiene su sede muy cerca. La princesa, que es soltera, tuvo algunas discretas relaciones. Y posiblemente Escámez fue una de ellas, aunque ninguno de los dos protagonistas lo confirmaron nunca. En el caso de la princesa Irene, en la biografía no quiso hablar de sus amores, tal y como me indicó el primer día: "No me importa hablar de lo que sea. Pregúnteme lo que quiera, pero no me pregunte por mis relaciones amorosas, implican a terceras personas y no deseo perjudicar a nadie". Y así fue: no dijo ni una palabra al respecto.

Le hubiera gustado tener hijos. Pero, como ella misma afirma, tiene sobrinos a los que adora y que la llaman 'tía Pecu', de 'peculiar', porque es diferente a las personas de su entorno. También ayuda a muchísimos niños y adolescentes, a los que visita con frecuencia en países como India, Sudáfrica e incluso Grecia, y también a través de su fundación, como el programa de jóvenes talentos sin recursos, que ofrece becas para aprender música.

placeholder La princesa Irene de Grecia, en una imagen de archivo. (EFE)
La princesa Irene de Grecia, en una imagen de archivo. (EFE)

No hay ni que decir que es la mejor amiga de su hermana Sofía. Viven juntas desde siempre. Irene tiene una habitación con baño, vestidor y pequeño salón en la primera planta del palacio de la Zarzuela. Durante su convalecencia de un cáncer de mama, su hermana la instaló en la zona inferior para que las visitas del médico y los cuidados de las enfermeras se pudieran hacer en la misma planta baja, de mayor acceso. "Ella se sentaba en un sillón en la habitación para hacerme compañía y a la vez estudiaba sus papeles y ponía al día la agenda. Cuidó de mí en cada momento durante aquellos meses", cuenta la princesa sobre aquella época.

Es muy discreta y siente aversión a salir en las fotos de familia, por lo que es frecuente verla en alguna esquina o tras algún pariente lejano. Tampoco es presumida. No se tiñe su pelo gris, casi blanco. No suele ir a la peluquería, apenas se maquilla, ni se ha hecho nunca operaciones estéticas, al contrario que la Reina. No lleva joyas; como mucho un collar corto y unos pendientes. Y tampoco sombrero. Cuando se le pregunta por qué, dice sonriendo: "Tengo la cabeza demasiado grande y no me sirve ninguno". La moda le trae sin cuidado. Lleva pantalones amplios, normalmente oscuros, blusones de colores, algún poncho y abrigos sobrios. Este tipo de indumentaria tiene mucho que ver con sus viajes a la India, que hizo los primeros años con su madre Federica y posteriormente ella sola. Allí tuvo residencia e incluso un guía espiritual. Era feliz con un sari tradicional o vestida de la forma más informal posible.

Sin embargo, cuando tiene que asistir como acompañante de sus hermanos a un evento, viste de forma elegante. Le gustan los colores vivos y utiliza las joyas familiares, que nunca lleva en su acontecer diario. Su refinado humor inglés y su nula inclinación hacia la ostentación se hizo patente en una cena de gala, en la que una señora alardeaba sobre lo costoso de su indumentaria. Tras un rato escuchándola con atención, le mostró sus zapatos y le dijo: "Pues yo estos zapatos los he comprado por veinte euros en el mercadillo de Majadahonda. ¿A que son preciosos?". La señora, por supuesto, se quedó de piedra.

placeholder Irene de Grecia, en un discreto segundo plano en un concierto en el Teatro Real. (EFE)
Irene de Grecia, en un discreto segundo plano en un concierto en el Teatro Real. (EFE)

Convivir con dos mundos tan extremos, el de la mayor opulencia y el de la mayor pobreza, a través de su fundación, no debe ser fácil para ella: "En Sudáfrica, algunas personas viven en contenedores y comen de lo que encuentran en la basura. Yo podría pedirle a mis amigos y conocidos de posiciones más elevadas dinero para ellos, pero no es de buena educación aprovechar tu estatus para conseguirlo". Una reflexión interesante que da la medida de su calidad humana. Muy frugal en su dieta, Irene es prácticamente vegetariana. Sus alimentos favoritos son las verduras y la fruta, desde los cítricos a las más exóticas. No toma alcohol, salvo ocasionalmente para brindar, y le gusta el dulce.

Adora la música, principalmente la clásica y la africana tradicional, también el arte y la cultura. Su lectura preferida es la de los libros de relatos de viajes y de filosofía. "En la filosofía están las claves de la vida", me dijo un día. También ama la naturaleza, los paisajes abiertos y el mar, algo que comparte con la reina Sofía. Ambas veraneaban con sus padres en el palacio de Mon Repos, en la isla de Corfú, en un paraje mediterráneo maravilloso. Por eso, las hermanas son tan felices en la isla de Mallorca. En la actualidad también visitan a su hermano Constantino en su residencia griega junto al mar, en Porto Heli, y los tres navegan en sus cristalinas aguas.

placeholder Irene, junto a la reina Sofía y Constantino durante la presentación de la biografía de la reina Federica. (EFE)
Irene, junto a la reina Sofía y Constantino durante la presentación de la biografía de la reina Federica. (EFE)

La 'tía Pecu' puede parecer una persona excéntrica, pero no es así: tiene los pies en la tierra, quizá porque está siempre en contacto estrecho con la gente sencilla que se beneficia de sus proyectos solidarios. Lo que corrobora su deseo de que el libro que escribí de su biografía se titulara 'Irene, la princesa rebelde' y no como yo sugería, 'Irene, la princesa humilde'. Ella lo razonó muy correctamente: "Como voy a ser humilde, si vivo en un entorno privilegiado". Sin embargo, rebelde sí ha sido toda su vida: aunque es hija y hermana de reyes, e incluso ella misma ha sido reina, en ausencia de su hermano Constantino por breve tiempo, todo su ser se rebela ante lo establecido y su deseo de cambiar el mundo la convierte, sin duda, en la rebelde que ella misma se reconoce. Quizá por ello tiene un enorme prestigio en instituciones internacionales en relación con su actividad solidaría.

Algunas veces en nuestras charlas se nos hacía tarde y una llamada de su hermana la reina Sofía nos sacaba de nuestro ensimismamiento: "Tenemos que dejarlo, mi hermana me dice que cuándo llego a cenar". A continuación sonreía. El último día que nos vimos, me despidió en la puerta, como siempre, y me dijo: "No olvide que mis éxitos se los debo a mi familia, a mis hermanos, pero mis errores son solo míos".

www.evacelada.com

Biógrafa de la princesa Irene de Grecia

Libro 'Irene de Grecia: la princesa rebelde' (Plaza & Janes, 2007)

placeholder La princesa Irene de Grecia, en una imagen de archivo. (EFE)
La princesa Irene de Grecia, en una imagen de archivo. (EFE)

Irene de Grecia, hermana menor de la reina Sofía, nació en Sudáfrica la hermosa primavera de 1942. Sus padres, los reyes Pablo y Federica de Grecia, vivían el primero de sus exilios a causa de la entrada de los nazis en el país. Aloes, margaritas blancas o las hermosas violetas africanas rodeaban el jardín de la bella casa colonial de la familia. Son, precisamente, esas pequeñas flores moradas de hojas exquisitas y precio asequible las favoritas de Irene.

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