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Carolina de Mónaco cumple 65 años: del plantón de Ernesto en la boda real a sus escapadas a España
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FAMILIA REAL DE MÓNACO

Carolina de Mónaco cumple 65 años: del plantón de Ernesto en la boda real a sus escapadas a España

Durante varios años, Carolina y Hannover se desplazaban a España en temporada de caza. ¿Dónde se alojaban y cómo se comportaban?

Foto: Carolina de Mónaco, en una imagen de archivo. (LP)
Carolina de Mónaco, en una imagen de archivo. (LP)

Carolina de Mónaco cumple 65 años en un momento de su vida en el que la calma y la tranquilidad son denominadores comunes de su existencia.Ya no hay esos escándalos ni titulares que complicaban la vida a Nadia Lacoste, jefa de prensa del principado. Madame, como se la conocía en palacio, fue contratada en 1956 y tuvo que lidiar años después con la agitada vida de la joven Carolina. Con el tiempo, fue su hijo Thierry, abogado de Alberto de Mónaco, quien heredó los temas más espinosos en la vida del príncipe reinante, como fueron sus paternidades inicialmente no reconocidas.

Los hijos de Carolina también han encontrado su sitio y muy lejos quedan aquellos veranos con pitillitos de la risa (como denominaba la prensa francesa) y broncas continuas del primogénito Andrea con la prensa española cuando se instalaba en Ibiza.

Foto: Carolina de Mónaco, junto a Carlota Casiraghi y Beatrice Borromeo. (Getty/Corbis/Stephane Cardinale))

Todo se encuentra en orden en la vida de Carolina. Hasta su todavía marido, Ernesto de Hannover, ha dejado de ser un problema para el principado. Sus comportamientos poco ejemplares en la calle y en restaurantes de Madrid, avalados por imágenes y vídeos publicados, ya no son competencia de Carolina. Oficialmente siguen casados y el noviazgo de Hannover con Claudia Stilianopoulos no afecta la vida cotidiana de la que fue bautizada como “la princesa más bella de Europa”.

placeholder Carolina de Mónaco, en 2015. (Getty)
Carolina de Mónaco, en 2015. (Getty)

Han pasado 18 años de la boda del príncipe Felipe y la periodista Letizia y sigue de actualidad la imagen de su entrada solitaria en la catedral de la Almudena. Algunos de aquellos titulares ilustraban una de las situaciones más bochornosas que tuvo que afrontar aquel día: "Carolina, sola, mal peinada, pero regia". Después se supo que Hannover ya había comenzado la fiesta la noche anterior sin su mujer.

No era la primera vez que el matrimonio viajaba a Madrid. Durante varios años, Carolina y Hannover se desplazaban a España en temporada de caza, principalmente de perdiz roja. Unas veces, solos; y otras, acompañados de algunos de los hijos o con la familia al completo

El periplo cinegético de aquellos años de los Grimaldi/Hannover se centraba en varias fincas en los montes de Toledo, Ciudad Real y Extremadura. Eran tiempos de estabilidad matrimonial y así lo demostraba la pareja cuando se hospedaba en el hotel Orfila en Madrid, un establecimiento cinco estrellas discreto, cerca de la sede del Partido Popular, en el barrio de Chamberí.

Durante varios años, este era su lugar preferido de alojamiento durante los días que duraba la invitación para cazar. La única vida social que hacían era con los propietarios de los campos y sus amistades. Carolina y Ernesto viajaban en avión privado alternativamente hasta el aeropuerto de Barajas o al de Torrejón de Ardoz. Desde allí volaban en helicóptero cuando el fin de semana de caza era en Extremadura.

placeholder Ernesto de Hannover, Carolina de Mónaco y el príncipe Alberto de Mónaco, en una imagen de archivo. (EFE/Foto: Jens Buettner)
Ernesto de Hannover, Carolina de Mónaco y el príncipe Alberto de Mónaco, en una imagen de archivo. (EFE/Foto: Jens Buettner)

En esos primeros años de la estancia en el Orfila, el matrimonio pasaba desapercibido para el resto de huéspedes. Salían muy pronto por la mañana y regresaban por la noche. Y al día siguiente igual. Desayunaban y cenaban en su suite, una habitación confortable con vestidor, un salón y vistas a la calle. No pedían nada extraordinario y lo que sí solía hacer el príncipe alemán era bajar al bar donde en una ocasión coincidió su estancia con una presentación de prensa organizado por Carmen Valiño. Hannover, acodado en la barra, bebía vino blanco y no tuvo inconveniente en saludar a dos periodistas que decidieron tomar un café. Se interesó por la presentación y una vez terminó su consumición, subió a su habitación donde se encontraba la princesa, como él mismo contó.

María Fraile, hermana del añorado Alfredo Fraile, llevaba en aquel tiempo la comunicación del hotel y hoy recuerda para Vanitatis esos encuentros. "Carolina era más seria y Ernesto, más comunicativo, pero los dos muy agradables. Nunca pidieron nada excepcional. Desayunaban en la suite y utilizaban el servicio de habitaciones como cualquier cliente".

placeholder Carolina de Mónaco, acudiendo en solitario a la boda de los reyes Felipe y Letizia. (Getty)
Carolina de Mónaco, acudiendo en solitario a la boda de los reyes Felipe y Letizia. (Getty)

Lo que sí recuerda, porque le impresionó, era el equipaje: "Eran una maletas preciosas, de piel como de cocodrilo y sin ningún logo. Se notaba que no se trasladaban en vuelos regulares porque estaban sin ningún rasguño. Lo único que puedo decir es que nunca hubo ningún problema y que trataban muy bien a los empleados. Carolina era una belleza y Ernesto tenía una pinta estupenda". Lo que no recuerda era si el matrimonio principesco dejaba buenas propinas.

María Fraile se dedica ahora al diseño de cocinas, pero durante años colaboró en la empresa de comunicación de su hermano, que a su vez trabajó con Javier de la Rosa una vez que abandonó a Julio Iglesias, del que fue su manager. Se encargaba de la imagen corporativa de Grand Tibidabo y de organizar eventos de altura. Uno de ellos era patrocinar un torneo de golf en Mónaco y hasta allí se trasladaban De La Rosa, los hermanos Fraile y varios periodistas españoles. María recuerda que Carolina era más distante y, en cambio, Stéfano Casiraghi resultaba mucho más cercano. Igual que Rainiero, a quien todo el mundo llamaba 'monseñor', que es el tratamiento de los príncipes reinantes.

placeholder Carolina de Mónaco, en una imagen de archivo. (Gtres)
Carolina de Mónaco, en una imagen de archivo. (Gtres)

Relata una anécdota de esos días relacionada con Rainiero y su familia cuando saludaban a De la Rosa y acompañantes españoles, incluidos los periodistas, en una especie de besamanos: "Nos saludaban y al lado había un empleado con una jofaina de plata donde se lavaban las manos cuando terminábamos de pasar. Nos llamó la atención, pero parecía que era una costumbre". De Carolina recuerda su porte, tanto en el hotel Orfila como cuando la veía en esos campeonatos de golf: "Tiene elegancia natural. Su hija es muy guapa, pero no tiene ese toque, ese charme".

Efectivamente, a sus 65 años, Carolina de Mónaco se ha convertido en la bella abuela real de Europa y la matriarca del clan Grimaldi..

Carolina de Mónaco cumple 65 años en un momento de su vida en el que la calma y la tranquilidad son denominadores comunes de su existencia.Ya no hay esos escándalos ni titulares que complicaban la vida a Nadia Lacoste, jefa de prensa del principado. Madame, como se la conocía en palacio, fue contratada en 1956 y tuvo que lidiar años después con la agitada vida de la joven Carolina. Con el tiempo, fue su hijo Thierry, abogado de Alberto de Mónaco, quien heredó los temas más espinosos en la vida del príncipe reinante, como fueron sus paternidades inicialmente no reconocidas.

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