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Palacio de Achilleion: el refugio griego de la emperatriz Sissi ante la tragedia
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Su lugar feliz

Palacio de Achilleion: el refugio griego de la emperatriz Sissi ante la tragedia

Así es el palacio de Achilleion, el lugar en el que la emperatriz Sissi pasaba sus veranos y que se convirtió en su refugio en sus tiempos más oscuros

Foto: Retrato de la emperatriz Sissi, de Georg Raab. (Cortesía/Sisi Museum-Hofburg Wien)
Retrato de la emperatriz Sissi, de Georg Raab. (Cortesía/Sisi Museum-Hofburg Wien)

La historia de la emperatriz Sissi siempre ha sido fascinante, tal vez por la forma en la que fue retratada en las películas que se han hecho sobre su vida o puede que sea porque lo trágico de su historia provoca una mayor empatía hacia ella. Relatos del pasado que se rodean de misterios que todavía no se han llegado a descubrir y que siguen provocando teorías, como las que hay alrededor de su brutal asesinato a manos del italiano Luigi Lucheni.

Isabel de Baviera perdía la vida tras ser apuñalada en las calles de Ginebra en septiembre de 1898, comenzando así la leyenda que desde ese momento siempre rodearía a todo lo relacionado con ella, desde su vida hasta sus pertenencias, pues también sus joyas se han convertido en objeto de deseo y protagonistas de las crónicas de la época y actuales. Una vida marcada por la tristeza, de la que intentó refugiarse en el paraíso que supone el palacio de Achilleion, que se eleva a unos 10 kilómetros de Corfú.

Sissi no estaba preparada para la vida de casada, y menos para la vida en la corte. Apenas tenía 16 años cuando el emperador Francisco José acudió a conocer a quien sería su esposa, la hermana mayor de Isabel, Helena. Pero al verla a ella se enamoró perdidamente. No es sencillo decirle que no al emperador de Austria y así acabó una muy joven Isabel descubriendo por las malas que, efectivamente, sus temores eran ciertos. La situación no fue sencilla desde el principio, pues se encontraba sola y sumida en una gran tristeza.

La constante presencia de su suegra tampoco le puso las cosas fáciles, pues esta decidió que Sissi era incapaz de hacerse cargo de nada, incluida la crianza de sus hijos y, tras el nacimiento de su primera hija, fue la archiduquesa Sofía quien se hizo cargo de su crianza. Tras el nacimiento de Sofía, llegó el de Gisela, y este fue el momento en el que Sissi consiguió que ambas niñas pasaran a su cargo. La felicidad duró poco, pues durante un viaje por Hungría, la mayor contrajo disentería y falleció, algo por lo que su madre siempre se culpó y le produjo una gran depresión que, como era de esperar, no se alivió tras el nacimiento de su hijo Rodolfo.

Su presencia en la corte era para ella insoportable, por lo que se le prescribió alejarse de Viena. Y así fue como aterrizó en Corfú, comenzando de esta forma su idilio con el Mediterráneo. El palacio, reconstruido por orden de la emperatriz y al que acudía para alejarse de la tristeza, está dedicado a uno de los grandes héroes -y con una historia también bastante trágica-, Aquiles. Las vistas desde este lugar son encantadoras, como también lo son los jardines que lo rodean. Sin embargo, lo más destacable es la escultura del héroe, que preside los citados jardines, llenos de árboles y plantas.

Las obras de reconstrucción del palacete que era en origen finalizaron en 1891. Ella escogió el nombre que recibiría el palacio, a causa de la gran admiración que sentía por Aquiles y su historia, y fue también la encargada de la decoración de su interior y también del exterior, lleno de obras que recogen la mitología e historias griegas. Nueve años después de la muerte de Sissi, en 1898, y tras pasar todo ese tiempo deshabitado, lo adquirió el káiser Guillermo I de Alemania.

Este comenzó una serie de renovaciones y cambios, movió estatuas de sitios y eliminó algunas de las que Sissi había mandado colocar. Levantó un nuevo edificio junto al palacio para albergar a su guardia y renovó los jardines, pues tras tantos años sin recibir atención se encontraban en unas condiciones deplorables. Trajo a profesionales que se encargaran de ponerlo a punto y también algunos árboles y plantas raras para la época, que todavía se conservan. Compró este palacio en 1907 en busca de paz, pero esta duró poco, pues llegó la guerra.

Achilleion se convirtió en cuartel general y hospital para las tropas francesas y serbias, adversarios de los alemanes, lo que no facilitó que el espacio fuera respetado, tratando de borrar todo lo relacionado con el kaiser. Durante la Segunda Guerra Mundial su destino no fue mejor, pues fue saqueado por los invasores. Tras la liberación tuvo varios usos, pero su deterioro era evidente, por lo que fueron necesarios muchos años de reconstrucción y renovación hasta conseguir que volviera a lucir como antaño.

El palacio se puede visitar, pues hay establecidas visitas guiadas, un sorprendente recorrido que resulta igual de impactante al pasear por el exterior que al poner un pie en su interior. Un espacio cargado de obras de arte, de frescos y representaciones escultóricas de la cultura griega, con estatuas de Zeus y Hera rodeando una grandiosa escalera que desemboca en un majestuoso óleo que representa el Triunfo de Aquiles en la batalla con Héctor.

Un rincón que Sissi, a quien en el cine dio vida Romy Schneider, creó, siguiendo sus deseos y con la intención de encontrar la paz que siempre le fue negada, una búsqueda de la felicidad en un pequeño paraíso con el que parece compartir destino, pues es un lugar marcado por la tragedia, escenario de batallas, pero capaz de sanar sus heridas, que no de olvidarlas, para intentar seguir adelante.

La historia de la emperatriz Sissi siempre ha sido fascinante, tal vez por la forma en la que fue retratada en las películas que se han hecho sobre su vida o puede que sea porque lo trágico de su historia provoca una mayor empatía hacia ella. Relatos del pasado que se rodean de misterios que todavía no se han llegado a descubrir y que siguen provocando teorías, como las que hay alrededor de su brutal asesinato a manos del italiano Luigi Lucheni.

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