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Muere Jacques Boël, el padre (legal) de la princesa Delphine durante 50 años
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Muere Jacques Boël, el padre (legal) de la princesa Delphine durante 50 años

El empresario belga estuvo casado con Sybille de Selys Longchamps, madre de Delphine, y reconoció a la niña como suya. La discreción ha sido su máxima durante todas estas décadas

Foto: Delphine Boël, tras ser reconocida como hija del rey Alberto. (EFE/Olivier Hoslet)
Delphine Boël, tras ser reconocida como hija del rey Alberto. (EFE/Olivier Hoslet)

En la historia del rey Alberto de Bélgica y Sybille de Selys Longchamps, amantes durante dos décadas, hubo otro gran protagonista, pero que siempre quiso mantenerse como un actor de reparto, incluso un mero extra sin guion. Hablamos del empresario que estuvo casado con la aristócrata belga y que no dudó en reconocer como suya a la hija que su esposa había tenido fuera del matrimonio. Han sido décadas de silencio que ha mantenido hasta el pasado viernes, cuando Jacques Boël, el padre legal de la princesa Delphine durante 50 años, fallecía a los 92.

Su muerte ha sido igual de discreta que su vida. Lo que se ha sabido de su matrimonio con Sybille de Selys Longchamps, con la que se casaba a principios de los 60 para divorciarse dos décadas después, ha sido a través de la propia Delphine. La hija reconocida del rey Alberto de Bélgica ha compartido algunos pasajes de su vida familiar en los últimos años, tanto para la biografía que se publicó en 2008 como para el reciente documental que ha emitido la televisión belga, 'Delphine, mi historia', para el que se han dejado más bien pocos secretos familiares sin contar.

placeholder Delphine Boël, tras ser reconocida como hija del rey Alberto. (EFE/Olivier Hoslet)
Delphine Boël, tras ser reconocida como hija del rey Alberto. (EFE/Olivier Hoslet)

Uno de ellos, que la relación con su padre legal no era la más idílica: "Le decía 'papá', porque todos decían que tenía que hacerlo, pero me resultaba difícil. Cuando estaba con él, estaba en la cocina y su personal me atendía. Si tenía que ir a verlo, me escondía. Pero mi madre me empujaba a su auto, diciéndome que era la ley". La propia Delphine no sabía entonces que no era su padre, se enteraría unos años después, sin que fuera una completa sorpresa, ya que conocía de sobra la relación que su madre había tenido con Alberto. Pero el empresario sí era consciente entonces de que esa niña no era su hija biológica y que había sido fruto de la traición de su esposa.

Solo había que hacer un cálculo rápido. Sybille se había quedado embarazada en 1967, en un momento en el que el matrimonio hacía vidas completamente separadas. Aun así, y tal y como ha contado Delphine en el documental, la aristócrata intentó hacer pasar ese embarazo por un resultado normal del amor del matrimonio. Una intimidad que la ahora princesa no ha tenido problema en desvelar: "Sabía que le causaría muchos problemas. En un momento se emborrachó e hizo que Boël también bebiera. Le hizo el amor para poder decir más tarde que en verdad era su hijo. Debe haber sido muy difícil para ella".

placeholder Delphine con su madre, Sybille de Selys Longchamps. (Cordon Press)
Delphine con su madre, Sybille de Selys Longchamps. (Cordon Press)

Muchas fuentes han apuntado a lo largo de estas décadas, desde que se conociera la verdad de Delphine, que el empresario sabía de sobra que la niña no era su hija y que el hecho de reconocerla no fue producto del amor hacia Sybille, sino motivos mucho más prácticos. No solo lo explican con la discreción por la que siempre se ha caracterizado la familia Boël, antes y después del escándalo real, sino porque siempre ha tenido buenos contactos con la familia real, que suponía una puerta al éxito comercial. Así que era mejor reconocer a Delphine que comprometer sus relaciones comerciales si el escándalo acababa estallando, como pasó décadas después.

Durante el proceso judicial, que ha durado años, la propia Delphine siempre ha negado que su interés fuera económico, alegando que su padre legal tenía mucho más patrimonio del que pudiera tener el rey Alberto. Y efectivamente así era, tanto como para estar en la lista de los diez ciudadanos belgas más ricos. Una fortuna cuyo origen data de 1880, cuando Gustave Boël, antepasado de Jacques, trabajaba como contable del propietario de una fábrica de acero de La Louviére. Al no tener hijos, le dejó todo a su contable cuando falleció. Una buena base y unas buenas inversiones en empresas como Zalando y Amazon han hecho que su riqueza esté estimada en 3.000 millones de euros.

placeholder La princesa Delphine y su marido, James O'Hare. (Reuters/Yves Herman)
La princesa Delphine y su marido, James O'Hare. (Reuters/Yves Herman)

Una fortuna a la que ahora, tras la muerte de Jacques Boël, Delphine no tendrá acceso, ya que al iniciar los trámites para ser reconocida por el rey Alberto, tuvo que impugnar la paternidad legal que se le había atribuido al nacer. Padre e hija no tuvieron mucho contacto desde que acabara el matrimonio de Jacques y Sybille. Y, años más tarde, la distancia entre ambos fue aún mayor, ya que al empresario no le había agradado en absoluto que todo el país supiera una verdad que se había intentado ocultar durante décadas.

La propia Delphine explicó en su momento que quien fuera su padre legal durante 50 años "hizo todo lo posible" para que no le correspondiera nada de la herencia. Pero insistía en que sus reclamaciones para que el rey Alberto reconociera su paternidad no se debían a un motivo económico. A día de hoy no está claro si, a la muerte de Jacques Boël, la ahora hija del rey Alberto de Bélgica tendrá parte de lo que perteneció al hombre que, durante 50 años, ejerció de padre legal.

En la historia del rey Alberto de Bélgica y Sybille de Selys Longchamps, amantes durante dos décadas, hubo otro gran protagonista, pero que siempre quiso mantenerse como un actor de reparto, incluso un mero extra sin guion. Hablamos del empresario que estuvo casado con la aristócrata belga y que no dudó en reconocer como suya a la hija que su esposa había tenido fuera del matrimonio. Han sido décadas de silencio que ha mantenido hasta el pasado viernes, cuando Jacques Boël, el padre legal de la princesa Delphine durante 50 años, fallecía a los 92.

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