El perfil bajo del príncipe Guillermo en su 40 cumpleaños: la antítesis de Kate Middleton

Cinco meses y doce días separan los cumpleaños de Kate Middleton y el príncipe Guillermo. La duquesa de Cambridge venía al mundo el 9 de enero de 1982, siendo la primogénita de Michael y Carole Middleton, un matrimonio de clase media residente en el condado de Berkshire; 163 días después, y en unas circunstancias totalmente distintas, nacía el duque, entre una gran expectación. Aquel bebé, fruto del matrimonio del príncipe Carlos y Lady Di, recibió el título de príncipe y se convirtió automáticamente en el segundo en la línea de sucesión, puesto que sigue ocupando hoy en día, tras cuarenta años.

Un futuro rey que cuatro décadas después ha decidido celebrar cumpleaños con un perfil muy bajo. Nada de grandes fiestas, como las que solemos ver en las monarquías escandinavas, nada de celebraciones; ni siquiera unas fotografías oficiales con traje o uniforme. Guillermo ha querido que la gente sepa un poco más de él, y ha optado por una acción con la que ha seguido los pasos de su madre, la princesa Diana. Hace unos días, el príncipe se dejaba ver por el centro de Londres vendiendo ejemplares de 'The Big Issue'.

Pronto las redes se llenaban de espontáneas imágenes de ciudadanos sorprendidos al encontrarse con el príncipe. Y justo el día de su cumpleaños, Kensington Palace festejaba las cuatro décadas del duque con fotografías oficiales tomadas durante esa jornada en la que, vestido con chaleco rojo y una gorra, aparece el futuro rey despachando este periódico que cada día venden personas sin techo, quienes reciben un salario fijo mensual y así pueden salir de la situación de pobreza de una forma digna y honorable. Sin duda, haber contado con la ayuda del príncipe Guillermo no hace más que aumentar la popularidad del negocio y, seguramente, también la venta de ejemplares.

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El duque de Cambridge ha querido continuar con la estela de su madre, quien durante años se preocupó por la falta de viviendas de muchos ciudadanos, involucrando a unos pequeños Guillermo y Harry. En el ejemplar de la semana de su cumpleaños, el príncipe ofrece una entrevista en la que habla sobre el problema de los sintecho: “Estoy comprometido a continuar haciendo lo que pueda para destacar este problema solucionable. Espero traer a George, Charlotte y Louis para que vean el trabajo inspirador que se realiza para apoyar a los más necesitados, tal como lo hizo mi madre por mí".

El modo en el que Guillermo ha querido celebrar su 40 cumpleaños dista mucho del elegido hace tan solo cinco meses por Kate Middleton. La duquesa de Cambridge decidió en enero posar para el famoso fotógrafo Paolo Roversi, conocido por sus trabajos en el mundo de la moda. Nacido en Italia, este artista de 74 años ha sido colaborador habitual de 'Vogue' y 'Vanity Fair', y ha fotografiado campañas publicitarias para Valentino, Dior o Yves Saint Laurent, entre otros. Una elección, la de Roversi, que demostraba la importancia de las fotografías.

Mientras el duque muestra su lado más solidario, Kate Middleton lucía como una auténtica estrella en esas fotografías que, además, ya han pasado a formar parte de una de las colecciones permanentes de la National Portrait Gallery, de la que la duquesa de Cambridge es patrona de honor. La sesión se realizó en Kew Gardens, en Londres, y según se contó en su momento, el equipo de Kate pidió a la diseñadora Sarah Burton, directora creativa de Alexander McQueen, que llevara más de veinte vestidos distintos para la ocasión.

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N.Tiburcio

Dada la relevancia de las tres instantáneas, la mayoría de medios británicos abrieron sus portadas con ellas, mientras que las de Guillermo vendiendo periódicos han pasado más desapercibidas. En una de las imágenes veíamos a Kate con un vestido de escote asimétrico con manga abullonada valorado en 6.000 euros, y lucía unos pendientes de gran valor, tanto histórico como sentimental, pues pertenecen a Isabel II. Fue en 2012 cuando la soberana lució por primera vez estos pendientes de diamantes en forma de lágrima y tras ello decidió cedérselos a su nieta política, quien los ha llevado en ocasiones muy especiales.

Las otras dos fotografías eran en blanco y negro. En una vemos a Kate como un ser casi etéreo. Llevaba un vestido blanco de tul con escote barco del que sobresalían unas lazadas de las mangas. El anillo de pedida, que perteneció a Lady Di, y que presenta un zafiro de Ceilán rodeado por 14 diamantes, se convirtió en el auténtico protagonista. En cuanto a los pendientes, lucía unas perlas que también fueron propiedad de su difunta suegra. Hablamos de los pendientes Collingwood, que Diana recibió como regalo de boda y que lució en numerosas ocasiones.

Dos maneras muy distintas de celebrar un 40 cumpleaños, la de un futuro rey sencillo y centrado en su trabajo humanitario, y la de Kate, más estrella que nunca.