Mohamed VI: un rey divorciado, con problemas de salud y con un heredero en formación

Mohamed VI celebra su 59º cumpleaños y lo hace en un momento en el que su salud no atraviesa su mejor etapa. El rey de Marruecos no quiso celebrar este pasado mes de junio su entronización como en años anteriores y si bien se achaca a un aumento de casos de coronavirus, lo cierto es que la delicada salud de la que ha hecho gala en estos últimos años también se ha estado barajando como causa.

Siempre dedicado a su labor y sin querer dar más explicaciones de las estrictamente necesarias para no preocupar a su pueblo, Mohamed VI continúa cumpliendo con sus obligaciones mientras forma a su hijo para que algún día sea él quien se encargue de sustituirle. Una formación que requiere gran disciplina y que se parece a la que tuvo él en su día, formándolo como profesional, como hombre y como futuro rey.

Mohamed VI llegó al trono tras la muerte de su padre en 1999. Era el segundo de sus hijos, el primero de los varones, y protagonizó un cambio de poder tranquilo, planificado y que se produjo siguiendo las normas y los protocolos estipulados. Accedía a su puesto con un gran don de lenguas. Habla español, igual que sus hermanos, gracias a que una institutriz se lo enseñó siendo niños. Sin embargo, no es el único idioma que domina, pues también puede mantener fluidas conversaciones en inglés, francés y, evidentemente, árabe.

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Su formación académica también es digna de mención. En 1985 se licenció en Derecho y más adelante, en Ciencias Políticas. En 1993 obtuvo un doctorado en la Universidad de Niza. Joven introvertido, pocos son los detalles que se conocen de su infancia y juventud, pues así lo quisieron sus padres, intentando mantenerle al margen de la vida pública y protegido ante los peligros que pudieran acecharle. Conforme fue haciéndose mayor y adquiriendo madurez, las responsabilidades que fue adquiriendo fueron mayores, sobre en representación de su padre ante jefes de Estado.

La familia de Mohamed VI

Con 38 años, en 2002, se casaba con la joven Salma Bennani, de 24, una gran celebración que duró tres días. Este enlace supuso un gran cambio en las tradiciones mantenidas hasta la fecha, pues no solo se pudo fotografiar a la novia antes del gran día (no se supo de la existencia de la mujer del monarca anterior hasta el nacimiento de su primera hija). Lalla Salma, como pasó a conocerse tras el enlace, recibió el título de Alteza Real y consideración de princesa.

Juntos tuvieron dos hijos: el príncipe heredero Moulay Hassan, que nació un año después de la boda, y la princesa Lalla Khadija, a quien dieron la bienvenida en 2007. Un matrimonio que parecía eterno cuando lo sellaron, pero que llegaba a su final en 2018. La noticia se hizo pública el día que tendrían que haber celebrado su decimosexto aniversario de boda y unas semanas después de que el monarca tuviera que ser intervenido del corazón. La ausencia de su mujer en las fotografías compartidas hicieron saltar todas las alarmas sobre una posible crisis matrimonial que se demostró cierta con el tiempo.

Problemas de salud

No son pocos los problemas de salud que el monarca lleva tiempo arrastrando y preocupan sobre todo aquellos relacionados con el corazón. Ha sido operado en dos ocasiones de arritmia cardíaca y su fatiga es evidente en muchas de sus apariciones públicas, con dificultades para respirar, pues también padece una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). También tuvo que ser intervenido para operarle de un tumor benigno en un ojo y, como les ha sucedido a otros miembros de la realeza, él también dio positivo en coronavirus. Eso sí, su médico afirmó que era asintomático.

Su salud hace tiempo que preocupa a los medios locales, pues en más de una ocasión ha tenido que cancelar sus planes y sus citas internacionales por esta causa. Una situación complicada que dejaría a su hijo en el trono a una edad muy temprana y con parte de su formación todavía pendiente, algo que han querido acelerar para, en caso de que sea necesario o que tenga que sustituir a su padre en alguna ocasión oficial, que suceda con una base segura y él se encuentre cómodo en su nueva posición.

El cambio generacional

El príncipe heredero tiene tan solo 19 años y no entra en los planes de nadie que sustituya a su padre de momento, sobre todo por la estrecha relación que mantiene con su madre y la gran influencia que esta, según los rumores, ejerce sobre él. Está todavía en formación, estudiando Gobernanza, Ciencias Económicas y Sociales en una universidad privada, la Politécnica Mohamed VI. Además del árabe clásico, en el que está escrito el libro sagrado, aprendió también el francés, el inglés y el español, en su caso no de una niñera nativa.

Su padre se ha encargado de que desde pequeño aprenda el oficio de rey y ya a los ocho años cortó la cinta de acceso al nuevo zoológico de Rabat. Mohamed VI le ha pedido en varias ocasiones que ejerza como su representante y cuando el joven tenía 14 años su padre insistió en que le sentaran a la mesa durante una cumbre mundial del clima celebrada en París. Esfuerzos ímprobos por dejar a su heredero en la mejor situación posible, aunque de momento no tenga intención de renunciar al trono.