La efímera estancia de Mohamed VI en Rabat: un discurso y regreso de nuevo a París
La Casa Real suprimió los actos de la Fiesta del Trono, excepto la alocución real, a causa del covid, pero las autoridades permitieron un macroconcierto en Saidia en honor al rey
Mohamed VI, de 58 años, ya solo regresa a Marruecos con motivo de las fiestas religiosas o laicas. Pasó unas horas el sábado en Rabat con motivo de la Fiesta del Trono, la que conmemora su entronización, hace ya 23 años, y a primera hora de la noche volvió a París, de donde había llegado unas horas antes, según fuentes conocedoras de sus desplazamientos.
En un discurso emitido el sábado por la noche y grabado unas horas antes, el monarca alauí advirtió a los marroquíes de que "el mayor peligro para el desarrollo del país y para el fomento de la inversión reside en los obstáculos que deliberadamente ponen algunos para preservar sus propios intereses y obtener beneficios personales”. "Estas actuaciones deben ser combatidas", recalcó ante las cámaras un rey delgado y con aspecto cansado.
Las que empezaron este sábado por la noche fueron las cuartas vacaciones de Mohamed VI en lo que va de año, compaginadas este verano con algunos exámenes médicos relacionados con la arritmia cardíaca de la que fue operado con éxito en dos ocasiones (junio de 2020 y febrero de 2018) y con visitas a su madre, Lalla Latifa, de 77 años, tratada en un hospital parisino por la enfermedad que padece. Con este frenesí viajero, el rey traslada la impresión de querer compensar los años en los que no salió de Marruecos por culpa de la pandemia.
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A finales de febrero pasado se instaló en su residencia de Pointe Denis, en Gabón, desde donde redactó el comunicado real que recogía extractos de la carta que el 14 de marzo le envió el presidente Pedro Sánchez alineándose con la postura de Marruecos en el conflicto del Sáhara Occidental. Regresó a Rabat poco antes del 1 de abril, el día en que empezó el Ramadán (mes de ayuno para los musulmanes).
Se volvió a marchar, esta vez a París, el 1 de junio, donde permaneció hasta el Aid-el Adha (Fiesta del Sacrificio), el 10 de julio, la mayor fiesta del islam. Pasó esas cinco semanas entre el castillo familiar de Betz, al noreste de París, y el palacete que adquirió, en julio de 2020, cerca de la Torre Eiffel por 80 millones de euros, según la prensa francesa.
A su regreso a Rabat, cumplió ese día festivo con el ritual religioso dirigiendo la oración en la mezquita de palacio y degollando un cordero en el patio. Tres días después, el miércoles 13, presidió un Consejo de Ministros y a continuación puso de nuevo rumbo a París, donde ha permanecido hasta la Fiesta del Trono.
De su segunda estancia en París, la que abarcó las dos últimas semanas de julio, hay un testimonio gráfico. En un vídeo subido a las redes sociales el 25 de julio se le puede ver al monarca al volante de un coche bajo la lluvia. Otro conductor, de origen marroquí, a juzgar por su acento en árabe, le saluda desde su automóvil: “Salam aleikum Sidna” (Que la paz esté contigo, Señor mío). El soberano baja la ventanilla y le responde con unas palabras ininteligibles en el vídeo.
La conmemoración anual del 30 de julio, equivalente a una fiesta nacional en Europa, se redujo al discurso real y al indulto que el monarca concede tradicionalmente a los presos. Esta vez 1.769 se beneficiaron de él. No hubo más festejos ni celebraciones. El monarca canceló la recepción multitudinaria que da tradicionalmente este día, la ceremonia de la 'beaia' en la que los altos cargos le rinden pleitesia y aquella otra en que los oficiales de las diversas escuelas militares juran lealtad al soberano. Todas se desarrollan al aire libre.
Es la tercera vez que el monarca alauí suprime todas los festejos relacionados con la fiesta laica más relevante de Marruecos. Hace una semana, la Casa Real anunció en un comunicado que “ante el mantenimiento de las medidas preventivas impuestas por la evolución de la situación sanitaria achacables a la pandemia del Covid-19, se ha decidido aplazar todas las actividades (...)”.
En 2020 y 2021 todavía regían en Marruecos estrictas medidas sanitarias. Ahora casi todas se han levantado, empezando por los partidos de fútbol atiborrados de espectadores en las gradas. Mientras la Casa Real suprimía las ceremonias al aire libre de la Fiesta del Trono, Abdelhafid Douzi, de 37 años, un célebre cantante belga-marroquí, organizó el sábado un macroconcierto en la playa de Saidia (Mediterráneo) para celebrar, a su manera, los 23 años de reinado de Mohamed VI, según el diario digital marroquí 'Le Desk'.
Abdelhafid Douzi tiene una relación cordial con el monarca, pero en el mundo de la canción su mejor amigo quizás sea otro marroquí, el cantante y actor Saad Lamjarrad, de 37 años. Éste, uno de los artistas más célebres del mundo árabe, también ha querido conmemorar a su manera la entronización de Mohamed VI. Lo ha hecho sacando el sábado una canción titulada “Viva nuestro amado rey”.
Quizás, para celebrar la reconciliación entre Marruecos y España, lograda gracias a la renuncia del Gobierno español a 47 años de neutralidad en el conflicto del Sáhara Occidental, Lamjarred se ha asociado con un cantante de origen español, Nicolás Reyes, de 63 años, residente en Francia, y con un puñado de bailaoras de flamenco. Reyes es el vocalista del grupo Gipsy Kings.
El vídeo oficial, que a última hora del sábado cosechaba casi 530.000 visitas, arranca con una llamada telefónica de Nicolás Reyes a Saad Lamjarred en la que el artista hispano-francés le pide que se una a los Gipsy Kings “para cantar al mejor rey del mundo”. El marroquí se pone en camino, se da un abrazo con Reyes y ambos empiezan a cantar, uno en español y el otro en árabe.
“Tú eres el primer soldado de nuestro reino, ese padre e hijo de nuestra nación”, reza la letra de la canción mientras ondea, a veces, la bandera marroquí. “Tú eres el rey más amado del pueblo y sin ti la gente no es nada (...)”. “Vamos a cantar al rey”. Cuando canta Reyes sus palabras están subtituladas en árabe.
Mohamed VI, de 58 años, ya solo regresa a Marruecos con motivo de las fiestas religiosas o laicas. Pasó unas horas el sábado en Rabat con motivo de la Fiesta del Trono, la que conmemora su entronización, hace ya 23 años, y a primera hora de la noche volvió a París, de donde había llegado unas horas antes, según fuentes conocedoras de sus desplazamientos.