El intento de los amigos de Mohamed VI por mejorar su imagen con obras de caridad

Los hermanos Azaitar han iniciado la contraofensiva. Hace ya ocho meses que la prensa oficialista de Marruecos, e incluso alguna publicación francesa, les atacan sin piedad por sus desmanes urbanísticos, su exhibición del lujo y los privilegios de los que gozan en tiempos de pandemia. Ahora han reaccionado esforzándose por dar una imagen diferente a la que propagan sus detractores, la de unos hombres caritativos.

Los críticos de otros amigos del rey Mohamed VI hubiesen sido rápidamente sancionados por su atrevimiento. Los autores de los artículos que arremeten contra los tres hermanos, que mantienen una estrecha relación de amistad con el monarca, no han padecido, sin embargo, castigo alguno. Están amparados por el aparato de seguridad y, probablemente, por el más influyente de los consejeros reales, Fouad Ali el Himma.

Primero fue el diario digital 'Hespress', el más leído en Marruecos, el que embistió en mayo contra la fratría, pero el más insistente en sus acometidas ha sido 'Barlamane', una publicación que dirige Mohamed Khabbachi, exdirector de la MAP, la agencia oficial de noticias, un cargo nombrado directamente por el rey. Después fue el responsable de comunicación del Ministerio del Interior marroquí. Estuvo además emparentado con el jefe del servicio secreto exterior (DGED), Yassine Mansouri.

La imagen de la Corona dañada

Aquellos ataques en prensa, que han continuado hasta finales del año pasado, constituían una advertencia al soberano alauí para que se apartara de sus turbulentos amigos cuyos abusos dañan la imagen de la institución monárquica, según se opina en los círculos diplomáticos de Rabat. No surtieron efecto alguno.

Omar, Ottman y, sobre todo, Abubakr Azaitar se convirtieron en íntimos de Mohamed VI desde que, en abril de 2018, les recibió en el palacio real de Rabat. La audiencia les fue concedida para felicitar a Abubakr y Ottman por los premios obtenidos en las competiciones de artes marciales mixtas (MMA, según sus iniciales en inglés), un deporte que entonces practicaban. El tercer hermano, Omar, fue a veces su entrenador, pero ahora se dedica sobre todo a los negocios.

Los tres treintañeros nacieron en Colonia (Alemania), en una familia de inmigrantes rifeños, y dos de ellos tienen antecedentes penales por las palizas e intentos de robo que perpetraron en su ciudad natal. Además de alemán hablan bien árabe porque su padre les escolarizó en la Academia del Rey Fahd en Colonia, un centro saudí hoy en día clausurado.

Desde esa audiencia en palacio, la fratría se ha convertido en una especie de familia alternativa del rey que se divorció en marzo de 2018 de la princesa Lalla Salma, con la que tuvo dos hijos. Mohamed VI convive con los Azaitar en sus palacios, se marchó incluso de vacaciones con ellos y les colma de regalos lujosos, desde automóviles hasta relojes, que exhiben jactándose en las redes sociales en unos tiempos de pandemia en los que buena parte de la población marroquí se ha empobrecido. La nueva familia del monarca se ha ampliado a finales del año pasado con la llegada desde Alemania y del norte de Marruecos de una docena de parientes que también gozan de la hospitalidad real.

Caridad y éxitos deportivos

La contraofensiva de los Azaitar es, como los ataques que recibieron, bilingüe, en árabe y francés, y recurre a dos argumentos. El primero, expuesto el 21 de diciembre por Mehdi Hijaouy, en la revista económica 'Challenge', consiste en recordar sus éxitos deportivos “que hicieron sonar el himno nacional en la otra punta del mundo”. Las MMA son una disciplina que debería ser añadida “a la formación de aquellos cuyo oficio va a ser la seguridad, pero bajo la supervisión de los magos marroquíes en este arte”, es decir los Azaitar, escribe Hijaouy que se presenta como el fundador del Washington Strategic Intelligence Center, un 'think-tank' que carece de página web.

El otro argumento, el de más peso, hace hincapié en las obras de caridad desarrolladas por la fratría. Ahí es el digital 'Achkayen' el que llevó la voz cantante el 3 de enero. Resaltó en un reportaje los lotes de comida, la ropa invernal y las sillas de ruedas que, en colaboración con una ONG local, la fratría ha distribuido en la provincia de Sidi Bennour, en el Alto Atlas, una región montañosa que padece los rigores del invierno.

El propio Abubakr Azaitar subió, el 3 de diciembre, a su página de Facebook fotografías en las que se le ve besando a una anciana desvalida, departiendo sentado en el suelo con una mendiga y con un anciano limpiabotas y entregando a un discapacitado una silla de ruedas.

Desde 'Barlamane' le dieron la réplica al día siguiente. Abubakr Azaitar “da limosnas aparentemente de buena gana mientras exhibe su generosidad para limpiar su reputación ensombrecida por una sucesión de escándalos”, escribe Omar Boumédiène. La fratría “acumula grandes riquezas en lugar de fijarse como objetivo servir a su país”, denuncia otro artículo del mismo periódico.

Este diario afín a Interior saca incluso a relucir un vídeo en el que Badria Atallah, la presentadora de un programa de televisión, recuerda a los Azaitar que “en el Islam la limosna debe de ser discreta y no divulgada por el que la da”. “Eso es lo que el profeta aconsejaba cuando dijo que al hacer una limosna tu mano izquierda debe ignorar lo que ha dado tu mano derecha”, concluyó.

Si los Azaitar se han enriquecido a marchas forzadas, si poseen bienes de gran lujo de los que alardean en las redes sociales y si se saltan las restricciones establecidas para contener la pandemia es, obviamente, gracias a la protección y a los favores que les otorga Mohamed VI. Esto es lo que omite la prensa que desde hace ocho meses les pone a caer de un guindo.