El extraño cumpleaños de Mohamed VI (con 'guiño' a su hijo)

Este año no habrá una segunda interrupción en las vacaciones del rey Mohamed VI de Marruecos. Las empezó el 1 de julio, según la prensa marroquí, pero, como cada año, las suspendió el 30 y 31 de julio para conmemorar la Fiesta del Trono que rememora el aniversario de su entronización como rey. En años anteriores, había un segundo paréntesis, el 21 de agosto –nació en 1963- para celebrar su cumpleaños por todo lo alto. Era una festividad oficial que coincidía con la Fiesta de la Juventud.

El palacio real sorprendió el 13 de agosto al anunciar en un comunicado que ya “no se organizará, a partir de este año, la ceremonia oficial” con motivo del cumpleaños. Sí se mantiene otra fiesta, el 20 de agosto, la de la Revolución del Rey y del Pueblo. A finales de junio ya llamó la atención que la Casa Real instase a conmemorar el 20º aniversario de la entronización de Mohamed VI con “normalidad, sin celebración añadida”, pese a la importancia de la fecha.

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El palacio real no ha dado explicación alguna sobre la cancelación, para siempre, de la festividad del cumpleaños real y de la recepción que el monarca ofrecía con tal motivo normalmente en su lugar de vacaciones, aunque a veces también en Rabat. Los panegiristas de la monarquía alauí, periodistas y académicos, han elogiado de inmediato la apuesta por la austeridad de un soberano sensible a las penurias que padece una parte del pueblo marroquí.

“Dios sabe hasta qué punto me aflige ver que ciudadanos marroquíes, aunque solo sea el 1% de la población, siguen viviendo en la precariedad”, aseguró Mohamed VI el 30 de junio al pronunciar su discurso del trono. Marruecos es un país con grandes desigualdades sociales que, pese al crecimiento económico sostenido de estos últimos 20 años, apenas se han atenuado.

Más allá del deseo de ser coherente con su discurso, el monarca alauí tiene probablemente otras motivaciones que le incitan a suprimir su cumpleaños de la lista de festividades oficiales. Los actos protocolarios siempre le han resultado engorrosos. Prueba de ello es el elevado número de cumbres africanas o árabes a las que no ha asistido.

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Aunque muy pocos lo dicen en voz alta, algunos políticos y periodistas marroquíes también sostienen que con la anulación de la fiesta del 21 de agosto, Mohamed VI se va poco a poco quitando de en medio y preparando el terreno para dar el relevo a su hijo, el príncipe Moulay Hassan, de 16 años. “Es una manera de iniciar una transición con su hijo empezando por algunos ámbitos protocolarios”, opina Ali Amar, director del diario digital 'Le Desk'.

El 30 de junio Mohamed VI ya sorprendió delegando en Moulay Hassan la inauguración de Tanger Med II, la que es probablemente la mayor obra de infraestructura de su reinado, la ampliación del puerto tangerino que compite directamente con en el Algeciras.

Después de haber estado de vacaciones con su madre, la princesa Lalla Salma, en julio, en el mar Egeo, Moulay Hassan y su hermana, Lalla Khadija, de 12 años, han pasado a principios de agosto unos días con su padre en el norte de Marruecos, donde Mohamed VI siempre descansa en verano. El rey ha dedicado, sin embargo, el grueso de su tiempo libre a los tres hermanos Azaitar con los que trabó amistad en la primavera de 2018 y que se han convertido para él en unos amigos inseparables.

El Gladiador

El soberano conoció a los púgiles Othman y Abu Bakr Azaitar, campeones de Artes Marciales Mixtos (MMA, según las iniciales de este deporte en inglés), y a Omar Azaitar, su manager y entrenador, cuando en abril del año pasado –hacía un mes que '¡Hola!' había anunciado su divorcio de Lalla Salma- acudieron al palacio real de Rabat para que les felicitase por una de sus victorias. Originarios de Marruecos, los tres nacieron en Alemania y poseen la nacionalidad alemana, aunque hablan árabe con fluidez porque estudiaron en la escuela saudí de Colonia (König Fahd Akademie). Es con Abu Bakr, de 33 años, apodado 'El Gladiador marroquí', con quién Mohamed VI ha trabado estos meses la relación más estrecha.

Ya ese primer año pasaron el verano con el monarca, que les presentó en agosto al emir de Qatar, Tamim bin Hamad al Thani, que prestó su yate 'Al Luisal' a Mohamed VI para que navegase un par de semanas por el Estrecho. Al mes siguiente, el rey hizo escala en Abu Dhabi, camino de las islas Seychelles, y allí les introdujo ante el príncipe heredero, Mohamed Ben Zayed, auténtico hombre fuerte de los Emiratos Árabes Unidos. Después todos se fueron a ese paraíso insular del Océano Índico.

El verano de 2018 marcó un punto de inflexión en la vida de Mohamed VI porque desde entonces viaja mucho menos al extranjero –en 2017 pasó cerca de la mitad del año fuera de su país-, aunque no por eso dedica más tiempo a recibir a huéspedes extranjeros. Prueba de ello es que, tras anular la visita de Estado de los Reyes de España a Marruecos, prevista para enero de 2018, tardó trece meses, hasta febrero de 2019, en dar una nueva fecha para su celebración. Duró solo algo más de 24 horas y fue la más corta de las visitas de Estado efectuadas por un monarca español.

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Este verano el trío de los Azaitar también ha estado omnipresente al lado del rey, aunque con más discreción que el año pasado. No se les ha visto en público con el monarca, aunque sí estaban en primera fila en la inauguración, el 14 de julio, del 'Badis 1', el nuevo velero de Mohamed VI, valorado en cerca de 90 millones de euros. Con él surcaron la costa norte de Marruecos hasta llegar a Alhucemas. También se hospedaron los hermanos en la residencia real de Rincón –M’diq para los marroquíes- epicentro de la actividad real durante el verano.

En las redes sociales circulan informaciones sobre los supuestos lujosos regalos que el monarca habría hecho a sus nuevos amigos, empezando por Abu Bakr, pero al regresar a la patria de sus padres es Omar el que ha hecho hasta ahora el más pingüe negocio. A finales de julio inauguró en Tánger la primera franquicia en el extranjero de la cadena alemana '3H’S', especializada en hamburguesas.

La ciudad del Estrecho se llenó de carteles en los que se veía a los boxeadores devorar una hamburguesa. Una retahíla de artistas marroquíes asistió a la multitudinaria inauguración en la terraza de Marina Bay, desde donde se domina la bahía tangerina; pero quizás la mejor publicidad del restaurante de comida rápida fue la que le hizo el príncipe heredero. Su padre le envió a comer allí el 7 de agosto, junto con sus guardaespaldas, y la noticia se propagó rápidamente.

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La prensa marroquí no menciona este acaparamiento del monarca por los hermanos Azaitar, convertidos prácticamente en una segunda familia de Mohamed VI. Entre las elites marroquíes la nueva vida del soberano sí es conocida y suscita a veces comparaciones marcadas por la preocupación con, por ejemplo, Raspoutine Novyi, el monje místico que ejerció una enorme influencia sobre la zarina Alexandra Feodorovna y, de paso, sobre el conjunto de la corte rusa.

El paralelismo parece exagerado. Raspoutine llegó a inspirar las decisiones políticas, pero los Azaitar solo ocupan el ocio del monarca. Por eso probablemente ya no busca con la misma frecuencia que antes la diversión fuera de su reino.