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Una nueva era para los Parker Bowles, la difícil tarea de ser la familia de la madrastra
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FAMILIA REAL BRITÁNICA

Una nueva era para los Parker Bowles, la difícil tarea de ser la familia de la madrastra

Los analistas consideran que involucrar a la familia de Camila en la coronación es un movimiento "audaz" por parte de Carlos III

Foto: Camila con sus dos hijos, Tom y Laura. (Getty)
Camila con sus dos hijos, Tom y Laura. (Getty)

Seamos sinceros. La literatura infantil no se ha portado nada bien con las madrastras. Ahí están Cenicienta, Hansel y Gretel, Rapunzel o Blancanieves. Por lo que Camila, ya de entrada, no lo tenía nada fácil. Si a ello se suma además que la dulce y siempre perfecta Diana se convirtió en todo un mito y que el matrimonio a tres bandas fue una telenovela seguida a ambos lados del Atlántico, su entrada en palacio se convirtió en una ardua tarea de relaciones públicas para que fuera aceptada por el pueblo.

Pero la “eterna amante”, la malvada del cuento, la mujer divorciada es hoy reina consorte. Y el próximo 6 de mayo, cuando tenga lugar la coronación de Carlos III, recibirá prácticamente el mismo protagonismo que su marido, conquistando así la cima de la jerarquía de la Casa de Windsor.

Será un gran día para Camila, pero también para su familia porque sus cinco nietos van a tener un papel en la ceremonia que se desarrollará en la abadía de Westminster. Por parte de su hijo, Tom Parker Bowles, estarán Lola (15 años) y Freddy (13). Y por parte de su hija Laura estarán Eliza (15 años) y los gemelos Louis y Gus (13). Lógicamente no tendrán la relevancia del príncipe Jorge, de nueve años, que aparte de ser el nieto mayor del rey, es también el segundo en la línea de sucesión al trono, por lo que tendrá un papel destacado. Pero podrían actuar de pajes, según la prensa.

Los analistas consideran que involucrarles es un movimiento “audaz” por parte de Carlos III. No se trata ya solo de dar su sitio a la mujer que ha sido “el amor de su vida”, sino de intentar reflejar que la familia real es como cualquier otra, con divorcios, hermanastros y nietos de relaciones anteriores. Cuando Isabel II asumió la Corona tenía tan solo 25 años. Pero Carlos III cuenta ahora con 75 y una vida de largo recorrido. Y en lugar de esconder las diferencias con su madre, se quiere hacer gala de ellas para reivindicar una nueva era.

Alguna pista ya se quiso reflejar con la boda de Guillermo y Kate, cuando Eliza actuó como pequeña dama de honor, siendo fotografiada incluso junto al entonces príncipe Carlos sosteniéndola en brazos en el balcón del palacio de Buckingham.

placeholder Camila da la mano a su nieta Eliza en la boda de Guillermo y Kate. (Buckingham)
Camila da la mano a su nieta Eliza en la boda de Guillermo y Kate. (Buckingham)

La cuestión es cómo van a tomarse esto Harry y Meghan. A día de hoy, no hay confirmación oficial de que los duques de Sussex vayan a estar en la coronación. De ir, debido a que ya no representan a la Corona, tendrían un papel muy secundario -como quedó claro en el funeral de Isabel II-, por lo que es probable que la decisión de incluir a algunos nietos pero no a otros haya sentado como un jarro de agua fría a los de Montecito.

Lo cierto es que, aunque le duela, Carlos III tiene una relación mucho más cercana con los nietos de Camila que con los propios hijos de Harry, a los que apenas ha visto. Cuando los duques de Sussex se mudaron a Estados Unidos, el pequeño Archie no había cumplido un año. Mientras que Lilibet nació ya en California y no está claro siquiera si conoce al actual rey o a los príncipes de Gales.

Con la familia de Camila, sin embargo, el monarca siempre ha tenido mucha cordialidad. Pasan tiempo en la casa privada, Ray Mill House, en Lacock (Wiltshire), que cuenta con una piscina al aire libre. Aunque estos adolescentes pueden ser desconocidos para el público, son una parte tan importante de la vida cotidiana del rey y la reina consorte como los hijos de Guillermo y Kate.

¿Supondrá esto un nuevo capítulo en la segunda parte de las memorias que, según se dice, Harry ya estaría preparando? En su polémica biografía 'Spare', desde luego que el hijo menor de Lady Di no deja en buen lugar a su madrastra, a la que acusa incluso de filtrar a los tabloides escándalos de él para que se dejara de hablar de ella.

Es más, hace una alusión al propio hijo de Camila mostrando sus sospechas de que Palacio pudiera haber filtrado su viaje de cacería a Alemania en 2017 a cambio de que no saliera a la luz una polémica sobre Tom Parker Bowles, que el único escándalo que protagonizó fue en 1999 por consumir cocaína. A lo largo de la historia, el foco de atención -para lo bueno y lo malo- siempre se ha puesto sobre Harry y Guillermo. Cómo vivieron la traumática separación de sus padres, cómo supieron que su padre tenía una amante, cómo aceptaron a la malvada madrastra.

placeholder Guillermo y Harry, junto a Tom y Laura. (Getty)
Guillermo y Harry, junto a Tom y Laura. (Getty)

¿Pero qué ocurre con la otra versión? ¿Alguien se ha preguntado cómo vivieron el cuento los propios hijos de Camila? No debió ser tampoco nada fácil vivir a la sombra de la que en su día fue la “mujer más odiada del Reino Unido”. Tom tenía 18 años cuando Diana nombró a Camila como la amante de su marido; 19 cuando salió a la luz la tórrida conversación íntima entre Carlos y Camila (“me gustaría ser tu tampax”); 24 años cuando descubrió que la prensa también había pinchado su teléfono.

Pero en lugar de ser un hombre amargado y retorcido, Tom -que es reputado crítico gastronómico- es un tipo, según le describen, inteligente, divertido y educado. Y no ha tenido una vida fácil. Más allá del culebrón de su madre, se divorció de su esposa en 2018 -aunque mantienen buena relación- y en la primavera de 2021, su nueva pareja, Alice Procope, murió de cáncer a los 42 años.

Podría tener todas las razones para estar enfadado -como Harry- con la prensa por todas las barbaridades que se han publicado de su familia, incluso de él. Pero no les guarda rencor. Ni siquiera hacia el dominical 'News of the World', que había expuesto su consumo de drogas. “Eso fue completamente culpa mía”, dijo en una entrevista a 'The Times'. “No me iba a quejar por una intrusión en la privacidad. Conoces la posición en la que estás y si te equivocas, pagas las consecuencias. No hay más”, matizó.

Respecto a Carlos III -el hombre que al fin y al cabo también había roto el matrimonio de sus padres- asegura que es un hombre “dulce y gentil” y “adelantado a su tiempo”. Se da la casualidad de que, además de ser su padrastro, el rey es también su padrino. Una evidencia de que, al fin y al cabo, siempre estuvo en su vida. Ser hijo de la malvada madrastra nunca fue fácil. Pero los cuentos no hablan de ello.

Seamos sinceros. La literatura infantil no se ha portado nada bien con las madrastras. Ahí están Cenicienta, Hansel y Gretel, Rapunzel o Blancanieves. Por lo que Camila, ya de entrada, no lo tenía nada fácil. Si a ello se suma además que la dulce y siempre perfecta Diana se convirtió en todo un mito y que el matrimonio a tres bandas fue una telenovela seguida a ambos lados del Atlántico, su entrada en palacio se convirtió en una ardua tarea de relaciones públicas para que fuera aceptada por el pueblo.

Camila Parker
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