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Duelo de quilates entre Máxima de Holanda y Matilde de Bélgica en una cena de gala de cuento de hadas
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Duelo de quilates entre Máxima de Holanda y Matilde de Bélgica en una cena de gala de cuento de hadas

Las dos reinas han lucido sus mejores galas y joyas en un encuentro real que quedará en el recuerdo durante muchos años

Foto: Máxima de Holanda y Matilde de Bélgica, en la cena de gala. (Reuters)
Máxima de Holanda y Matilde de Bélgica, en la cena de gala. (Reuters)

Teníamos claro que la cena de gala de esta noche en el palacio de Laeken iba a ser potente. Pero lo que han hecho Máxima de Holanda y Matilde de Bélgica es un nivel superior. Como si acabaran de salir de un cuento de hadas o de una película de Walt Disney, las dos reinas nos han dejado con unas imágenes que nos hacen soñar con aquella realeza del pasado, sin miedo al boato, gracias a sus vestidos de ensueño y, sobre todo, a las joyas históricas que ambas lucían. Porque lo que no faltaba en la velada eran quilates.

Guillermo Alejandro y Máxima de los Países Bajos se encuentran realizando una visita de Estado a Bélgica, la primera desde el inicio de su reinado. En 2016 fueron Matilde y Felipe quienes viajaron hasta Holanda, y ahora les ha tocado a ellos devolver la visita, con la que se quiere estrechar aún más los lazos que unen a ambos países. Y como en cada visita de Estado que se precie, el plato fuerte ha sido la cena de gala, en la que ninguna de las dos mujeres ha defraudado con sus estilismos.

placeholder Máxima de Holanda y Matilde de Bélgica. (Reuters)
Máxima de Holanda y Matilde de Bélgica. (Reuters)

Amigas desde hace años, y con un gusto similar, Máxima y Matilde se han puesto de acuerdo para ofrecer esta imagen de cuento en el palacio de Laeken, la residencia de los reyes belgas, que gracias a sus salones, sus lámparas y sus jardines se ha convertido en el escenario perfecto para el encuentro entre ambas mujeres. Una oda al 'old style' que en muchas ocasiones se echa de menos.

Empezaremos el análisis por la argentina, quien estaba elegantísima con un diseño en color rosa de Jan Taminiau, el mismo que la vistió con aquel maravilloso vestido capa en azul Klein el día de su investidura como reina. Se trata de un modelo entallado en la zona de la cintura, con escote en V en la parte delantera y otro mucho más pronunciado en la espalda. De tela brocada, el diseño presenta unas flores en tul en la zona de la cadera que llegan hasta el suelo.

placeholder Máxima y Matilde, minutos antes de la cena. (Reuters)
Máxima y Matilde, minutos antes de la cena. (Reuters)

Por su parte, Matilde elegía un diseño que, nada más verlo, nos ha recordado al de Elsa de la película 'Frozen'. Nos encontramos ante un vestido azul celeste hecho en encaje, con pedrería en la zona del escote, palabra de honor, y una capa transparente repleta de bordados. Mientras que el vestido de Máxima hacía juego con la banda morada de la orden belga de Leopoldo, el de Matilde casaba a la perfección con la banda azul marino y naranja de la orden del León Holandés, creada por el rey Guillermo I en 1815.

placeholder Máxima y Matilde conversando. (Reuters)
Máxima y Matilde conversando. (Reuters)

Toca el turno ahora de hablar de las joyas, haciendo hincapié en las tiaras, pues ambas han elegido las más valiosas de sus respectivos joyeros. Máxima ha optado por la Stuart, aunque sin el impresionante diamante del que recibe el nombre. Se trata de un piedra muy rara por su color azul pálido, sus casi 40 quilates y su tamaño considerable que la argentina de momento solo ha lucido en su visita de Estado a Reino Unido, en la cena de gala en Buckingham.

Este diamante, que data de 1690, fue incorporado por la reina Guillermina a la tiara, que cuenta con 900 diamantes y fue creada por Eduard Schürmann & Co. Como a Máxima le gusta tanto jugar con las joyas, ha llevado la tiara de formas muy distintas, y en esta ocasión ha optado por colocar uno de los diamantes laterales en la parte central. La gargantilla que lucía, de diamantes también, fue creada a la vez que la tiara, formando una parure junto a un broche en forma de lazo, del que esta vez ha prescindido. La reina llevaba también dos pulseras de diamantes y unos pendientes a juego.

placeholder La reina Máxima, con la tiara Stuart y el collar a juego. (Reuters)
La reina Máxima, con la tiara Stuart y el collar a juego. (Reuters)

Matilde ha coronado su cabeza con la tiara de las Nueve Provincias. Fue un regalo que el pueblo belga le hizo a la reina Astrid con motivo de su enlace matrimonial con el rey Leopoldo III. La diadema tiene forma de 'bandeau' y sobresalen once adornos triangulares desmontables que representan las nueve provincias de Bélgica, la ciudad de Bruselas y el Congo, su antigua colonia. Fue la tiara que la reina Fabiola llevó el día de su boda con el rey Balduino y ha sido lucida por la reina Paola en infinidad de ocasiones.

placeholder La reina Matilde. (EFE)
La reina Matilde. (EFE)

No solo eso. Matilde llevaba otra tiara colgada del cuello. Hablamos de la Wolfers, una joya que Fabiola recibió como regalo de bodas por parte de la industria de diamantes de Amberes. Puede ser lucida como diadema o como collar y está formada por dos hileras de diamantes de talla brillante sobre las que se disponen cinco grupos de tres diamantes de talla pera. Unos pendientes de diamantes redondeaban su estilismo.

Teníamos claro que la cena de gala de esta noche en el palacio de Laeken iba a ser potente. Pero lo que han hecho Máxima de Holanda y Matilde de Bélgica es un nivel superior. Como si acabaran de salir de un cuento de hadas o de una película de Walt Disney, las dos reinas nos han dejado con unas imágenes que nos hacen soñar con aquella realeza del pasado, sin miedo al boato, gracias a sus vestidos de ensueño y, sobre todo, a las joyas históricas que ambas lucían. Porque lo que no faltaba en la velada eran quilates.

Mathilde de Bélgica
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