Máxima de Holanda y el collar de zafiros que ha convertido en tiara para una cena de gala

Noche de gala en el Palacio Real de Ámsterdam. Como cada año por estas fechas, los reyes Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda han presidido una cena con el cuerpo diplomático. Tras regresar de España, donde ha pasado dos días compartiendo actos con Felipe VI, el monarca neerlandés ha invitado a palacio a representantes nacionales e internacionales en un evento de máxima etiqueta que exige frac para los hombres y vestido largo con tiara -si es que la tienen- en el caso de las mujeres. Y una vez más Máxima no ha defraudado.

Los grandes eventos son lo suyo. Lo viene demostrando desde hace décadas. Y esta cena no ha sido una excepción. Era habitual que, para este evento, Máxima reciclara algún vestido de años atrás. En 2018, por ejemplo, la veíamos con un Valentino vintage que llevó por primera vez en 2001, antes incluso de su boda y de convertirse en princesa de Orange; y el año pasado optó por un diseño rosa de Jan Taminiau que había estrenado en 2009.

En esta ocasión no ha rebuscado tanto en el baúl de los recuerdos, optando por una creación de Claes Iversen que data de 2016, al menos la falda. Fue en el Prinsjesdag de ese año, uno de los eventos más importantes de la agenda real holandesa, cuando Máxima estrenó un conjunto del diseñador de origen danés afincado en los Países Bajos, formado por una falda realizada en doble satén de seda de color dorado bordada con detalles joya en azul y una blusa a juego.

Unos meses más tarde, en las celebraciones del 80 cumpleaños de Harald y Sonia de Noruega, Máxima repetía la falda, esta vez combinándola con un top dorado con el mismo bordado, con escote barco y manga corta. Esa misma versión es la que ha recuperado ahora para esta cena con el cuerpo diplomático.

La reina ha coronado su cabeza con la tiara de zafiros, aunque no la mítica que llevó en su investidura, con aquel maravilloso vestido capa azul Klein. En esta ocasión ha optado por otra pieza, que es en realidad un collar de diamantes y zafiros, al que puede añadírsele una base para convertirla en diadema. Tanto la otrora reina Beatriz como su hermana Margarita ya la habían llevado también como diadema.

Esta cena atrae a unos 150 diplomáticos con los que se busca afianzar y mantener las relaciones internacionales de Holanda con el resto de países.