El error de protocolo de Sophie de Edimburgo en la cena de gala con los emperadores de Japón en Buckingham
La duquesa de Edimburgo, cuñada de Carlos III, cometió un error al olvidarse de una de las condecoraciones que debía de llevar. Te contamos cuál
No hay un libro escrito sobre el protocolo de la familia real británica. Se trata de una serie de normas que van pasando de generación en generación y que, en muchas ocasiones, tienen que ver con el propio sentido común. Sin embargo, en lo que se refiere a las condecoraciones sí hay una serie de normas que se deben cumplir cuando se lucen. Y Sophie de Edimburgo, la que fue la nuera favorita de Isabel II, cometió la noche de este martes un error no muy propio de ella, ya que siempre lleva a rajatabla estas cuestiones.
El palacio de Buckingham se engalanó para la cena de gala que Carlos III y Camila ofrecieron en honor a los emperadores de Japón. Naruhito y Masako se encuentran realizando una visita de Estado a Reino Unido y la primera jornada terminó con este banquete al que asistieron otros miembros de la familia Windsor, entre ellos el príncipe Guillermo sin la compañía de Kate Middleton, de baja por su enfermedad, los duques de Edimburgo y los duques de Gloucester.
Sophie fue una de las que más llamó la atención de la noche al lucir la tiara Lotus Flower, pues últimamente la había lucido Kate Middleton. Pero hay un detalle que va más allá de su vestimenta que demuestra que la duquesa cometió un pequeño error. La esposa del príncipe Eduardo lució la banda de la máxima orden británica que posee, que en su caso es la Real Orden Victoriana. Estas condecoraciones siempre van con una estrella, que deben colocarse en el lado izquierdo del abdomen.
Sin embargo, parece que Sophie se olvidó de ella, un detalle que no ha pasado desapercibido para los expertos en la realeza. Si nos fijamos en las otras mujeres asistentes a la cena de gala, veremos que todas lucían además de las bandas que les tocaban a pieza en forma de estrella. Y es que estos dos elementos siempre van juntos, de ahí que sea tan extraño que la duquesa, quien ha asistido a numerosas cenas de gala, no la luciera.
Camila, quien lucía la banda de la Orden de la Jarretera, que va colocada al revés de las normales, de izquierda derecha, llevaba su estrella en la zona de la cadera, como manda el protocolo.
Llevar mucho tiempo en la realeza no es sinónimo de no poder cometer errores de este tipo. El propio marido de Isabel II se lió con las condecoraciones en un evento tan importante como el funeral del rey Balduino de los belgas, en 1993. El fallecido duque debía llevar la orden de mayor rango de Bélgica y esa es la de Leopoldo, de color morado. Pues bien, no se sabe cómo pero se confundió y en vez de lucir la de Leopoldo se puso la de la orden Nacional del Leopardo, que pertenece al Congo.
Suponemos que fue un error entre Leopoldo y Leopardo, pero lo cierto es que la imagen del príncipe Felipe con una banda verde de otro país que no era Bélgica dio la vuelta al mundo, y a día de hoy se sigue recordando ese error de la que es la monarquía más detallista con este tipo de cuestiones, o al menos eso dicen.
Una demostración de que todos, como Sophie, pueden tener un despiste. Sea como fuere, la duquesa estuvo muy favorecida con un vestido verde de la firma Suzannah que combinó con la tiara Flower Lotus. Está elaborada con diamantes y presenta dos perlas en la base y una central en la parte superior. Se cuenta que en origen era un collar de diamantes, pero la reina madre la mandó desmontar y rehacer en forma de tiara. Un impresionante collar y unos grandes pendientes acababan de decorar el look de Sophie.
No hay un libro escrito sobre el protocolo de la familia real británica. Se trata de una serie de normas que van pasando de generación en generación y que, en muchas ocasiones, tienen que ver con el propio sentido común. Sin embargo, en lo que se refiere a las condecoraciones sí hay una serie de normas que se deben cumplir cuando se lucen. Y Sophie de Edimburgo, la que fue la nuera favorita de Isabel II, cometió la noche de este martes un error no muy propio de ella, ya que siempre lleva a rajatabla estas cuestiones.