La infanta Elena y Luis Astolfi el romance que no acabó en boda: lo que pudo ser y no fue

Luis Astolfi Flórez, hijo del jinete Luis Astolfi e Isabel Flórez, se casará este viernes 4 de junio en Marbella con su prometida Cristina Serrano. Una boda a la que está invitada la infanta Elena, que mantiene una relación importante desde hace muchos años con el padre del novio. Si no hay cambio de agenda (que no tiene por qué haberla) la hermana de Felipe VI acudirá al Cortijo Pérez Jiménez. Estará presente en la ceremonia civil y en la fiesta posterior. Resultado de una amistad consolidada a lo largo de los años.

Los dos se conocieron a través de la hípica, una de las aficiones conocidas de la primogénita Borbón Grecia por el ímpetu de sus padres. Tanto a ella como a su hermana Cristina se les introdujo este deporte desde sus primeros años de formación. Hay imágenes de las infantas subidas a sendos ponis en los jardines del Palacio de la Zarzuela. Con el tiempo, don Juan Carlos mandaría construir una pista de saltos y cuadras para los caballos de su hija mayor que en la actualidad continúa en la competición en la categoría senior.

En el caso de la infanta Cristina, los caballos no cuajaron y sí lo hizo la vela. La historia sentimental cuenta que la ex duquesa de Palma se fue de la casa familiar a Barcelona en busca de Fernando León, un regatista de élite que le daba clases de vela en los veranos de Palma y del que estaba ilusionada. Ese amor duró poco y a su vida fueron apareciendo nombres hasta llegar a Urdangarin.

En cambio, el romance de la infanta Elena y el jinete Luis Astolfi tuvo un recorrido muy largo. Los dos participaban en circuitos por toda España. Y era habitual verlos juntos una vez que finalizaban los concursos. En agosto de 1986 la revista Tiempo publicaba un amplio reportaje con llamada en portada que decía “Luis Astolfi un plebeyo en la corte del Rey Juan Carlos”. La información daba pistas de cuándo y cómo se encontraban los dos jóvenes al margen de lo que era el concurso en sí. Desde la Zarzuela no se desmentía, aunque tampoco había confirmación oficial, pero sí oficiosa. En Madrid se les había visto juntos en varios restaurantes como el Puchero, Tataglia, Toffaneti y Alduccio. Este último era el preferido del príncipe Felipe al que solía acudir con Isabel Sartorius.

El rumor comenzó en la primavera de ese mismo año, pero no fue hasta el verano cuando ya parecía que el jinete sevillano iba a entrar por la puerta grande en el palacio de Marivent de una manera oficial. Una de las noticias que si confirmó la Casa Real en aquellas fechas, al anunciar el programa de vacaciones de la familia Borbón, era que la infanta Elena se reuniría más tarde con sus padres y hermanos en Mallorca. La razón que se dio era que iba a participar en un circuito de saltos por las capitales del Norte de España y centro de Portugal.

¿Y quién iba a participar también en todo el recorrido? Pues el jinete sevillano, simpático y guapo que se había convertido en el caballero andante de la hija de los reyes. Luis Astolfi y la infanta se habían visto por primera vez en la romería rociera de la Candelaria, que se celebra el primer fin de semana de febrero. Según la información que publicaba ‘Tiempo’, lla infanta ya estaba al tanto de quien era el muchacho sevillano. Luis era el sexto de los catorce hijos del matrimonio formado por Antonio Astolfi Cuesta y Dolores Pérez de Guzman. Estudiaba Derecho y vivía con su gran familia en un piso en la avenida República Argentina, una de las arterias principales del barrio de los Remedios.

Si la infanta Elena comenzó a destacar como jinete en el club de campo y en el propio palacio de la Zarzuela, Astolfi lo hacía en el club Pineda. En este recinto se han vuelto a encontrar muchas veces en los diversos campeonatos a lo largo del tiempo. Al ser un lugar privado pocas veces se les podía fotografiar en actitud cariñosa. Solo hubo unas imágenes que se publicaron en la revista Interviú, donde se ve a la infanta en el suelo tras una caída y a Luis Astolfi ayudándola y protegiéndola después con el brazo por encima del hombro. El titular explicaba perfectamente la situación “El porrazo de Elena salvada por su hombre”. Esa fue quizá la única vez que hubo una imagen cariñosa.

El tiempo fue deshinchando un noviazgo que en realidad nunca fue oficial. ¿Por qué rompieron? ¿Quién decidió que esa relación no podía llegar a la boda? Hay varias versiones para esa separación. Una de ellas provenía de la reina Sofía. Decían que no estaba muy de acuerdo. Le gustaba el chico para su hija, pero en aquellos años había un listado de candidatos dentro del mundo royal que resultaban perfectos como yernos para la hoy reina emérita.

La otra versión que circuló durante años y que puede resultar más válida, era que Astolfi, que vivía la hípica como una religión, no estaba dispuesto a abandonar lo que era su pasión. Ser el marido de una infanta de España era incompatible con la dedicación a tiempo completo. El tiempo le dio la razón y se la quitó a Urdangarin. El ex duque de Palma como deportista fue el mejor pero cuando lo dejo por imperativo real ya marcó su futuro y acabó protagonizando el Caso Nóos.