Eric Douglas: la atormentada vida y la terrible muerte del hijo menor de Kirk

El 8 de julio de 2004 seis personas portaban en el cementerio de West Village Memorial Park de Los Ángeles el féretro de Eric Douglas, entre ellos sus tres hermanos, Peter, Joel y Michael, destrozados por su trágica muerte, pero la imagen de la desolación más absoluta era la de sus padres, el legendario Kirk Douglas, que fallecía este 5 de febrero a los 103 años, y su segunda esposa, Anne, la mujer con la que compartió casi siete décadas.

"Le llevamos a más de veinte centros de rehabilitación, pero fue inútil", declararía el protagonista de 'Espartaco' cinco años más tarde en el programa de televisión 'The Early Show'. El actor volvería a vivir el mismo proceso con su nieto Cameron, a quien visitaba, pese a su avanzada edad, en la cárcel, aunque, en este caso, parece haber enderezado el rumbo y reorientar su vida, algo que no logró su tío, que no pudo superar la alargada sombra del apellido Douglas. Él mismo lo había admitido en una entrevista en 2000: "A veces sentí la presión de ser el hijo más joven de una familia famosa. En ocasiones sentía que tenía que compararme con ellos".

No puede decirse que la muerte de Eric, que no logró abrirse camino ni como actor ni como monologuista, pese a sus reiterados esfuerzos a lo largo de los años, fuera una sorpresa, pero no por ello dejó de ser más impactante. Fue una persona de su servicio quien se encontró su cadáver en su apartamento de Manhattan, tirado en el suelo, en posición fetal, y víctima de lo que a primera vista parecía un infarto, aunque la autopsia desveló que se debió a una desafortunada mezcla de alcohol, tranquilizantes y relajantes musculares.

Resulta muy difícil desentrañar el origen de sus problemas, pero él mismo se remontaba a us infancia, que calificaba de solitaria: "Acabas siendo un niño, con una persona, un ama de llaves y un perro que vive al lado de otro niño con un ama de llaves y un perro". Sea como fuere, sus problemas reales comenzaron en los años 90 cuando la peligrosa combinación de un carácter traicionero y el abuso de sustancias (o quizás lo primero era consecuencia de lo segundo) le llevaron a ser arrestado en diversas ocasiones desde principios de la década.

En 1999 puede decirse que tocó fondo cuando estuvo en coma durante nueve días por una sobredosis de Xanax: "Estaba desayunando en Los Ángeles con mi padre y me ahogué con un trozo de salchicha, pero como las pastillas habían hecho su efecto, no era capaz de expulsar el pedazo de mi garganta", recordaba un año más tarde en una entrevista. Sin embargo, ni esta situación tan dramática, que le dejó algunas secuelas psicomotrices y en el habla, logró que saliera de una espiral de drogas y autodestrucción que acabaría costándole la vida.

Sus obituarios no fueron precisamente complacientes y así en 'The Guardian' leíamos que "murió como vivió: decepcionando a la gente, porque no era uno de los miembros más famosos y exitosos de su familia". Serían más bien un recuento de momentos desafortunados, como aquella ocasión en la que fue demandado por agredir al conductor de su limusina, o aquella otra en la que fue arrestado por dejar correr como loco a su perro en pleno vuelo. O las condenas por consumo de drogas y sus sucesivas entradas y salidas de los 'rehabs'.

La última etapa de su vida fue especialmente dura, ya que Eric Douglas no era una persona cómoda y se le habían cerrado muchas puertas profesionales. Había ganado mucho peso, estaba físicamente deteriorado y sus expectativas a los 46 años estaban muy lejos de sus sueños de juventud.