Sinéad O'Connor ingresa en el hospital tras la muerte de su hijo: "Me odio"

La cantante Sinéad O'Connor ha entrado en una espiral de desesperación desde que su hijo de 17 años, Shane, perdiera la vida hace una semana. El joven, a tenor de las palabras de O'Connor tras su fallecimiento, atravesaba problemas de salud mental. Se encontraba ingresado y custodiado en un hospital del que se escapó para, pocas horas después, quitarse la vida.

Desde entonces, los mensajes angustiosos de su madre a través de redes sociales no han cesado. Primero, lamentando la muerte de su hijo. Después, culpando al estado irlandés y al hospital donde se encontraba ingresado el joven por no haberlo vigilado todo lo necesario.

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Este pozo de amargura en el que se ha hundido O'Connor ha terminado esta misma semana con la cantante ingresada en un hospital. El jueves, la artista compartió varios mensajes en los que confesaba que se sentía culpable del fallecimiento de su hijo. "Todo lo que toco, lo arruino. Solo me quedé por él. Y ahora se ha ido", expresaba la artista de manera pública tras vivir uno de los momentos más duros de su vida, como fue la despedida de su hijo en un funeral hindú.

O'Connor llegó a confesar que barajaba la idea de acabar con todo. Ante el peligro de suicidio, fue custodiada por un policía ese mismo día y llevada a un hospital, hecho que ella misma comunicó a través de redes sociales.

"Estoy perdida sin mi hijo y me odio a mí misma. El hospital ayudará un tiempo. Pero voy a encontrar a Shane. Esto es solo una demora", confesó a todos sus seguidores.

La semana pasada, O'Connor señaló como culpables directamente a las autoridades irlandesas y a la agencia Tusla, que es la agencia estatal dedicada a mejorar el bienestar de los niños y que ofrece servicios de protección infantil, intervención temprana y apoyo familiar en Irlanda. "Que Dios perdone al Estado irlandés porque yo nunca lo haré", escribió en Twitter. "Voy a tomarme un tiempo en privado ahora para llorar a mi hijo. Cuando esté lista, contaré exactamente cómo el Estado irlandés, en las formas ignorantes, malvadas, egoístas y mentirosas de Tusla y el HSE, permitió y facilitó su muerte", añadió.

Ahora, ella también se mete en ese saco de culpabilidad. Antes de ser trasladada a un hospital, Sinéad O'Connor escribió el siguiente tuit: "Por favor, no piensen que no soy consciente de que le fallé a mi hijo, junto con Tusla y el HSE y el Estado irlandés. Todos le fallamos".

La cantante, durante los distintos tuis que escribió en los días posteriores a la muerte del joven Shane, desveló que su hijo había sido ingresado en el hospital tras escribir notas donde se detectaba un claro instinto suicida y en las que, incluso, había planeado su funeral.

Fruto de la relación del músico y productor de folk irlandés Dónald Lunny con Sinéad O'Connor, nació Shane el 10 de marzo de 2004. La relación de la pareja terminó poco después del nacimiento del ahora fallecido joven. La artista es madre de otros tres hijos: Jake Reynolds (34), nacido del vínculo de la cantante con Donal Reynolds, con quien estuvo casada entre 1987 y 1991; Roisin Waters (25), fruto de la relación de O’Connor con el periodista John Waters; y Yeshua Bonadio (15), hijo del empresario estadounidense Frank Bonadio, de quien la cantante se separó en 2017.

El joven Shane atravesaba problemas desde hacía tiempo. Ya en febrero de 2021, su madre pidió a sus fans a través de redes sociales que rezaran por él. Confesaba haber pasado un “día horrible, de infierno” a causa de lo que le ocurría a su hijo, sin dar más detalles de cuál era su situación.

“Cualquier oración que hagan, por favor, dediquen una para mi hijo Shane. Es la luz de mi vida”, escribió O’Connor en una serie de tuits que daban a entender que el joven atravesaba un momento delicado de salud mental.

La inestabilidad emocional de Sinéad O´Connor viene de lejos. La artista, que ahora tiene 55 años, lleva tres décadas tratando de equilibrar precariamente su papel de madre con su fama y con sus demonios personales. No en vano su pasado ha estado marcado por las muertes de personas muy cercanas, el abuso infantil y los repetidos intentos de suicidio. Ella misma confesó que siendo niña, tras el divorcio de sus padres, se quedó al cuidado de su madre que, según ella, la maltrataba física y sexualmente. Llegó a describir su vida como "una cámara de tortura".

Siendo adulta, ya alcanzado el estrellato y habiendo ya vivido una serie de polémicas, se vio envuelta en una amarga batalla legal por la custodia de su segunda hija, tras enterarse de que solo podría verla una vez al mes, motivo por el que intentó quitarse la vida con una sobredosis de pastillas. Entonces tenía 33 años.

Posteriormente, fueron varias las veces que mostró sus tendencias suicidas, escribiendo cosas como: "Tengo tantas ganas de ir al cielo. No puedo más. Desearía mucho morir sin que eso arruine la vida de los niños".