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Infidelidad cerca de casa: hoteles para tener una aventura
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Infidelidad cerca de casa: hoteles para tener una aventura

Los llaman' love hotels' y no ocultan su objetivo. Sin ambages y hablando en plata: están pensados para echar una cana al aire. Y sus paredes son mudas.

Foto: Fotograma de 'Solo una noche'
Fotograma de 'Solo una noche'

Los llaman love hotelsy no ocultan su objetivo. Sin ambages y hablando en plata: están pensados para echar una cana al aire. Pero no te dejes engañar por el anglicismo y la pátina de modernidad. Estos establecimientos son más antiguos que el tebeo. Lo único es que antes recibían el nombre de meubles, porque fueron elucubrados por los franceses, que ya se sabe que siempre han sido un tanto libertinos para estas cosas del querer. En Barcelona, durante el franquismo, se hizo muy célebre la Casita Blanca, cuya mítica discreción arrulló un sinfín de pasiones entre queridas y hombres casados. Durante los ochenta, los infieles contaron con otras alternativas para sus encuentros, pero estos locales pudieron mantenerse al rebufo de un público más joven: el de los que aún no se habían independizado y no tenían coche.

Ahora se han vuelto a reinventar, bajo el paraguas del término anglosajón y con un renovado concepto: el morbo, tanto para las parejas que buscan romper con la rutina como para aquellos que buscan paredes mudas para sus desmanes.

Y es que el funcionamiento de estos hoteles garantiza que nadie sepa que has estado allí. Si aparcas coche o moto, se encargan de cubrirlo, para que nadie lo reconozca. Al llegar, te conducen a una cuarto hasta que te vienen a buscar y te acompañan al tuyo, garantizando así que nunca te encuentres con otros parroquianos. Aunque, no nos vamos a engañar, es habitual "oírlos". Las habitaciones están diseñadas para la pasión: luces regulables, canal de películas para adultos, espejos estratégicamente colocados y una decoración que se debate entre lo sugerente y lo kitsch. La salida del hotel sigue los mismos criterios que impiden que tropieces con otro morador del lugar. Además, una vez entras, haces lo que has venido a hacer y te vas, porque no puedes dejar la habitación para volver después.

Barcelona sigue siendo la capital de los love hostels (están en el centro dela ciudad), ya que el grupo Super Love Hotels ha adquirido los meubles de más solera y los ha remodelado. Pero diferentes ciudades se han apuntado al carro de los hoteles 'calientes'.

EN BARCELONA

HOTEL REGÁS

Uno de los legendarios, con aire afrancesado y varios tipos de habitaciones para escoger.

LA FRANÇA

Otro mítico, con 50 años de lúbricos secretos a sus discretas espaldas. Para soplar sus velas, se remodeló de arriba abajo con un toque extravagante y singular.

EN MADRID

ZOUK HOTEL

Está en Alcalá de Henares y algunas de sus habitaciones ofrecen todo tipo de lujos: piscina privada, techo móvil que se convierte en solárium, juguetes eróticos y cama de agua.

MOTEL LOS PEÑASCALES

Jacuzzi y sauna para amantes con interesantes descuentos en fin de semana. Está situado en Las Rozas y cada habitación cuenta con un discreto parking propio.

EN VALENCIA

HOTEL LUVE

Además de la discreción y todo tipo de comodidades, ofrece packs con antifaces y preservativos;otros más románticos con pétalos de rosas, velas y bombones einclusola oportunidad de contar con una sesión fotográfica.

Los llaman love hotelsy no ocultan su objetivo. Sin ambages y hablando en plata: están pensados para echar una cana al aire. Pero no te dejes engañar por el anglicismo y la pátina de modernidad. Estos establecimientos son más antiguos que el tebeo. Lo único es que antes recibían el nombre de meubles, porque fueron elucubrados por los franceses, que ya se sabe que siempre han sido un tanto libertinos para estas cosas del querer. En Barcelona, durante el franquismo, se hizo muy célebre la Casita Blanca, cuya mítica discreción arrulló un sinfín de pasiones entre queridas y hombres casados. Durante los ochenta, los infieles contaron con otras alternativas para sus encuentros, pero estos locales pudieron mantenerse al rebufo de un público más joven: el de los que aún no se habían independizado y no tenían coche.

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