Cómo ser Cindy Crawford sin cirugía y con mucha disciplina: belleza a los 55

Si creías que lejos quedaron los días en los que una Cindy Crawford en mallas ochenteras enseñaba su workout diario, digamos que ha cambiado el qué y el cómo pero no el quién ni el porqué. La top model mantiene su figura gracias a sus rutinas de entrenamiento, su dieta equilibradísima y una disciplina beauty que ha inculcado en su hija Kaia. Solo así se consigue llegar a los 55 protagonizando portadas de revistas en bikini y con pelazo, además de marcarse selfies sin maquillaje a primera hora de la mañana. Por supuesto, las pasarelas le han enseñado más de una lección de belleza.

La genética es un parte troncal de la belleza Crawford. Abuela, madre y nieta comparten rasgos y potente mirada, pero Cindy siempre que puede recuerda las lecciones de maquillaje que recibe de su hija y las que le da. “Siempre le dije que no se sobredepilara las cejas y ahora me lo agradece”, asegura. Precisamente sus cejas, gruesas y rectas, fueron en los 90 una de sus señas de identidad y el hecho no de haber sucumbido a la depilación excesiva hace que ahora, a los 55, las suyas la ayuden a mantener una mirada muy juvenil y natural.

Una buena piel empieza por una buena limpieza

Cindy Crawford nunca estuvo rodeada por mujeres que se maquillaran en exceso, de ahí que cuando dio el salto a la pasarela, todo fuera demasiado para ella, pero la influencia noventera llevó a la modelo a lucir labios perfilados y ojos muy marcados. “Con los años he aprendido a cada vez maquillarme menos. Lo importante es cuidar tu piel para que esté tan bien que no necesites cubrirla”, confesaba en un ‘Get ready with me’ con 'Vogue'.

La base de esta piel es básicamente lavarse el rostro nada más entrar en casa, eliminando cualquier tipo de maquillaje o de residuo que se pueda acumular sobre ella. También es habitual ver fotografías de Cindy con mascarillas de arcilla para completar una limpieza más profunda.

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Margarita Velasco

Su preocupación por el cuidado de la piel quedó plasmado con el lanzamiento de su propia marca de belleza, Meningful Beauty. En su top de cosméticos, siempre que puede, la top model recomienda utilizar un sérum que actúe como un booster de colágeno y un contorno de ojos aplicado con frío para descongestionar la zona.

Eso sí, si Cindy Crawford te tuviera que dar una lección, solo te recomendaría tres cosas: protector solar, labial y máscara de pestañas. La protección solar se ha convertido en su herramienta más útil. Jamás verás a Cindy en su jardín o en la playa sin un sombrero o una gorra, además del SPF, mínimo de 30, que incluyen sus productos.

¿Qué come Cindy?

La top no se cansa de repetir que no sigue dieta, simplemente come de forma equilibrada: “Intento ser el 80% del tiempo 80% saludable porque pasa factura”, afirma. Su desayuno consiste en un batido verde como el de Isabel Preysler, pero su receta incluye: una taza de leche de almendras, 1/3 de plátano congelado, una taza de espinacas frescas, diez hojas de menta fresca, una cucharada de proteína, dos cucharaditas de WelleCo Super Elixir Greens y un puñado de semillas de cacao. Eso sí, para cumplir con ese 20% menos saludable, la modelo siempre le roba un bocado de su hipercalórico desayuno a su marido.

El deporte, evidentemente, es la otra parte de la balanza para equilibrar su cuerpo, capaz de subirse a una pasarela de Versace a los 50 sin que nadie note los 30 años que separan una pasarela de otra. Aquellos vídeos en los que la modelo enseñaba tablas de ejercicios para hacer en casa han evolucionado hasta convertirse en posts de Instagram en los que cada día de la semana Cindy Crawford trabaja una zona del cuerpo con un entrenador personal. No hace falta tener una compleja maquinaria, a veces la propia barandilla de su cenador es un excelente gimnasio.

La suma de esta férrea rutina deportiva, alimentación 80% saludable, limpieza intensa, protector solar y poco maquillaje es el secreto de Cindy Crawford para llegar a los 55 así de estupenda. Como ella dice, “todo pasa factura”, así que nada como mantener buenos hábitos desde el principio.