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"¿Qué productos de maquillaje uso en mi día a día a los 43?", la directora de Belleza dixit
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CONFIANZA CON C

"¿Qué productos de maquillaje uso en mi día a día a los 43?", la directora de Belleza dixit

Quien me conoce bien sabe que suelo ir con la cara lavada y poco maquillaje, pero tras esta disfrazada naturalidad hay unos productos a los que me declaro fiel

Foto: Imagen: VA Diseño.
Imagen: VA Diseño.

Dicen que en casa del herrero, cuchara de palo, y en mi caso es así. Quien me conoce bien sabe que suelo ir con la cara lavada y poco maquillaje, pero tras esta disfrazada naturalidad hay unos productos de maquillaje a los que me declaro fiel. Tengo en este momento 43 años y he descubierto algo que me decía mi madre cuando a los 16 me pintaba como una puerta y me aplicaba el corrector como un mapache, y es que el maquillaje aplicado en exceso envejece y el arte de hacerlo con naturalidad me ha llevado muchísimos años de pruebas.

Primero, debo declarar ante este público que soy una incondicional de las máscaras de pestañas, adicta. Me gusta probarlas todas, pero tengo un defecto y es que no me gusta dejar un producto sin acabar, así que no pruebo todas las que me gustaría. A las que uso solo les pido varias cosas (solo): que estilicen las pestañas, las pinten y que no me manchen el párpado al aplicar la fórmula, aunque eso depende más de mí y mi pulso que de los cepillos. También demando que la fórmula sea waterproof, nunca se sabe cuándo te vas a emocionar a lo largo del día; en los últimos tiempos tengo los sentimientos a flor de piel, así que es una 'conditio sine qua non'. Una de las favoritas de mi lista es They're Real de Benefit (29,99 euros).

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Benefit.
Aquí la tienes

Pero, como os he comentado, me gusta probarlas casi todas y ahora tengo entre mis manos una que se lanzó hace unos meses de Clarins, estoy contenta porque cumple con todo lo que demando. Hablo de la Máscara Wonder Perfect 4D Waterproof (30,99 euros), que me aporta volumen, sin grumos, longitud, curvatura y definición, mejora y amplía mi mirada. Contiene una fórmula resistente al agua y se mantiene imperturbable con las lágrimas. Para retirarla te recomiendo que utilices un limpiador oleoso específico para ojos, ya que la fórmula está tan bien conseguida que, si no, te resultará difícil.

placeholder Clarins.
Clarins.

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Pese a que posiblemente no me veais nunca con los labios rojos, sí confieso que las barras de labios suelen llenar mis bolsos, bolsillos y cajones de la oficina. Desde bálsamos hidratantes como el infalible Baume Levres Ultra Riche de L'Occitane, que me salva de las eternas horas frente al ordenador, o el Bálsamo Rouge de Hermès (64 euros), que además me encanta por el diseño de su envase, hasta barras de labios en tonos muy parecidos al de los míos. No me gusta enmarcar demasiado mi sonrisa (tengo la boca grande y prefiero no destacarla todavía más). Una de las que he descubierto últimamente (aunque te prometo que este producto sí que tengo más de veinte empezados, un par por bolso) es Phyto Rouge Shine, de Sisley (44,99 euros), pues da un tono precioso e hidrata. Yo uso Sheer Blossom, pero para gustos colores.

placeholder Sisley.
Sisley.
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Otra de esas que rondan por mis accesorios es Buxom Power Full Plump Lip Balm, en el tono Dolly Fever (18,99 euros), una textura envolvente con efecto repulpante.

placeholder Buxom.
Buxom.
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Otro de los básicos de mis mañanas es el colorete. Desde hace años, y no lo digo en broma, uso uno de la firma RMS Beauty. Me lo descubrió una amiga, Eva Villar. Ella es experta en maquillaje y peluquería, pero apuesta por la belleza desde la naturalidad y el autocuidado. Sigo todos sus consejos desde hace años y debo confesar que todo lo que descubro a través de ella son auténticas maravillas. Esta marca es una gran desconocida que crea fieles, también tengo una sombra de ojos y son dos esenciales de mi neceser. El colorete se llama Lip2Cheek (38,99 euros), es polifacético porque también lo puedes aplicar en los labios. Tiene una doble función de color e hidratante, combina aceite de buriti y también manteca de karité y cacao para sellar ese rubor natural que buscamos todas en las mejillas. Su fórmula se funde naturalmente con tu piel, por lo que permite generar un rubor juvenil. Más allá de sus efectos sobre mi piel, me gusta el concepto de la marca, me parece todo muy redondo: son fórmulas con un mínimo de 90% de ingredientes de origen natural y con packaging ecológico.

placeholder Rms Beauty.
Rms Beauty.

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Cuando mi marido decide regalarme un recital de ronquidos nocturnos, mi piel me pide a gritos corrector. Mi genética no me suele ensombrecer las ojeras especialmente, pero el día que lo hace intento aplicar una fórmula ligera. A mí me suelen durar bastante, pero tengo amigas que se las beben. Es curiosísimo, la utilización de los correctores depende muchísimo del consumidor. Durante muchos años he utilizado Instant Full Cover Concealer (37 euros), un iluminador de ojos de cobertura total que me ayudaba a neutralizar el contorno de los ojos instantáneamente; es de la firma Bobbi Brown.

placeholder Bobbi Brown.
Bobbi Brown.

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Cuando se me acabó, me he pasado a uno de la firma de la maquilladora de las famosas, Charlotte Tilbury, Magic Vanish (30,99 euros), un corrector facial, que va fenomenal en la zona de los ojos y especialmente para tonos de piel claros (que es mi caso). La ligera fórmula compacta tiene una textura fundente que corrige como por arte de magia el aspecto de mi piel. Debo decir que de esta marca me gusta casi todo; sus barras de labios con hialurónico son maravillosas.

placeholder Charlotte Tilbury.
Charlotte Tilbury.
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Seguro que si has seguido leyendo a estas alturas ya te has preguntado: "¿Y a esta qué le pasa que no menciona la base de maquillaje?". Pues aunque los años pasan es un producto que en mi día a día no suelo usar, lo reservo para grandes eventos y ocasiones en los que busco que el cambio sea de verdad relevante. Para el día a día busco transmitir naturalidad y, pese a que hay bases de maquillaje magníficas para ir a trabajar, yo no llevo. Tengo dos favoritas para esos momentos especiales: Teint Idole Ultra Wear de Lancôme (36,44 €), en un tono personalizado que me hicieron en El Corte Inglés de Castellana. Debes saber que esta tecnología no es exclusiva para periodistas de belleza, es un servicio para todas las clientas y es muy cómodo. Analizan pormenorizadamente tu piel en el caso de que no sepas qué tono te va; además, una vez lo producen, lo guardan digitalmente y así ya tienen tu 'match' perfecto para cuando lo necesites.

placeholder Lancôme.
Lancôme.

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La otra base que me encanta es Prisme Libre Skin Caring Glow, de Givenchy (49,99 euros): una base de maquillaje híbrida con una fórmula enriquecida con un 90% de base de tratamiento. Esta fórmula 97% de origen natural reúne lo mejor del maquillaje y del tratamiento para sublimar el resplandor de la tez, hidratar permitiendo que la piel respire y luzca más radiante con el paso de los días.

placeholder Givenchy.
Givenchy.
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Y por último hablemos de polvos de sol, ese amigo de todas, ese producto que nos permite elevar nuestro tono los días grises y sobrevivir al paso de los días bajo los flexos. Me lo aplico con una brocha de It Cosmetics, que por primera vez en mi vida guardo en su funda para que no se me estropee, y aunque durante años he sido muy fiel a los Terracotta, de Guerlain, que sigo teniendo, los uso más de noche (36,99 euros).

placeholder Guerlain.
Guerlain.
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De día, como buena beauty addict, he descubierto las bondades del iluminador y uso los Shimmer Brick Compact, de Bobbi Brown (52 €).

placeholder Bobbi Brown.
Bobbi Brown.
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Estos son los que ahora me pongo para que parezca que tengo buena cara, pero en próximos capítulos te hablaré de limpiadores, tratamientos, los labiales, y llegaré al fondo de ese armario de belleza.

Dicen que en casa del herrero, cuchara de palo, y en mi caso es así. Quien me conoce bien sabe que suelo ir con la cara lavada y poco maquillaje, pero tras esta disfrazada naturalidad hay unos productos de maquillaje a los que me declaro fiel. Tengo en este momento 43 años y he descubierto algo que me decía mi madre cuando a los 16 me pintaba como una puerta y me aplicaba el corrector como un mapache, y es que el maquillaje aplicado en exceso envejece y el arte de hacerlo con naturalidad me ha llevado muchísimos años de pruebas.