¿Qué es peor para la piel de la cara: limpiarla poco o en exceso?

Las rutinas de limpieza diaria pueden llegar a ser totalmente diferentes, dependiendo del número de productos (y de dinero) que quiera invertir cada persona en ella. Los que no quieren pasarse demasiados minutos delante del espejo del baño optan por el skinimalismo, pero los que están totalmente involucrados en el cuidado de la piel de su rostro son capaces de aplicarse doce cosméticos diferentes siguiendo el método k-beauty. En cambio, independientemente de la tendencia que quieras llevar a cabo, la limpieza facial tiene que ser siempre (sin excepción) el primer paso.

“La limpieza es imprescindible, ya que es el primer paso para garantizar que nuestra piel esté sana y bonita. Obviarla es el mayor error que podemos cometer, independientemente de si nos maquillamos o no, si usamos más o menos cosméticos, si trabajamos fuera de casa o dentro... En definitiva, todo el mundo necesita realizarla”, asegura Marta Barrero, farmacéutica, experta en dermocosmética y codirectora de The Secret Lab. Como norma general, es necesario que dediques un tiempo por la mañana para eliminar las células muertas que producimos mientras dormimos (momento en el que tiene lugar la renovación de la piel) y por la noche para deshacerte de maquillaje, suciedad e impurezas que se han ido acumulando desde que nos hemos levantado.

¿Por qué es importante limpiarse la cara dos veces al día?

Todos los expertos cutáneos están de acuerdo en que es necesario limpiarse el rostro dos veces al día, independientemente de nuestro tipo de piel o nuestro ritmo de vida. Por la mañana, con este paso “retiramos las toxinas que la piel haya podido expulsar durante la noche, como parte de su proceso regenerativo nocturno. Si no eliminásemos estas partículas de suciedad, podrían oxidarse en la superficie y facilitar la proliferación bacteriana y la aparición de imperfecciones, como acné”, advierte Patricia Cuenca, directora técnica del centro de belleza Oxigen, quien también explica por qué es importante repetir este paso al terminar la jornada: “Hay que liberar a la dermis de los restos de maquillaje, filtro solar y partículas de suciedad ambiental que hayan podido posarse sobre ella durante el día, así como de los restos emitidos por la propia transpiración de la misma a lo largo del día. De esta manera facilitamos la mayor penetración de activos de nuestro tratamiento de noche y mejoramos el proceso regenerativo nocturno”.

Y, aunque la frecuencia de limpieza facial debe de ser siempre dos veces al día, es importante elegir el limpiador más adecuado a cada tipo de piel para que esta no sufra, así como “aplicarte un tónico calmante después de lavarte la cara con agua del grifo, ya que esta puede contener muchas sustancias (cal, cloro o sodio) que agreden la epidermis, dejando una sensación de tirantez que resulta muy incómoda, incluso dañina, sobre todo en los cutis sensibles o reactivos”, aconseja la facialista Cristina Galmiche.

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Toma nota del limpiador más adecuado para tu tipo de piel:

Piel grasa y/o con acné. “Lo ideal es un gel que limpie en profundidad y que contenga activos antisépticos pero, a la vez, que no deshidrate”, propone Barrero. La directora técnica del centro de belleza Oxigen, en cambio, invita a usar el gel por la mañana y a recurrir a dos productos por la noche: “Un primero de base oleosa que ayude a deshacer el maquillaje y el filtro solar, y un segundo más astringente, aunque sin detergentes, que garantice una perfecta limpieza nocturna”.

Piel mixta. “Aquí lo aconsejable sería ir alternando productos de acuerdo al estado diario de la dermis: si la sientes especialmente grasa, sigue una rutina de piel grasa, pero si la notas tirante en ciertas zonas, opta por un protocolo más delicado e hidratante”, sugiere Cuenca.

Piel seca y/o sensible. En este caso, lo mejor son las leches o aceites que no requieran retirada al agua y que tengan mucha fase oleosa. Para la limpieza matinal, una leche o crema limpiadora muy suave, y para la nocturna, el tándem bálsamo o aceite y de nuevo leche o crema limpiadora funciona de maravilla.

Qué pasa si te limpias la cara de más o de menos

Aquí, como en el resto de cosas de la vida, es malo tanto no llegar como pasarse. Si no la limpias lo suficiente, o no lo haces bien, “acumularás suciedad, los poros se obstruirán, no penetrarán bien los cosméticos que utilices a continuación e incluso pueden incluso aparecer granitos”, avisa la codirectora de The Secret Lab.

Por el contrario, si la limpias en exceso, con productos demasiado agresivos e incluso con la ayuda de un dispositivo electrónico, puedes llegar a agredir el manto ácido de la epidermis. Y, tal y como explica Cuenca, “este es una película muy muy fina ubicada en la capa más superficial de la epidermis, cuya misión es protegerla de los agentes externos. El uso de limpiadores que contengan detergente o que sean especialmente alcalinos desequilibra dicho manto, desprotegiendo nuestra piel y dañando su barrera. ¿Las consecuencias más inmediatas? Aparición de imperfecciones, brotes de acné, deshidratación crónica o sensibilidad extrema, síntomas que podrían darse por separado o juntos, causando una gran incomodidad.