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Karlie Kloss o cómo convertir su peor momento en la pasarela en una lección vital
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Karlie Kloss o cómo convertir su peor momento en la pasarela en una lección vital

La modelo ha contado a sus seguidores de Instagram una de las experiencias más duras y al mismo tiempo más valiosas y gratificantes vividas en un desfile

Foto: Karlie Kloss. (Getty)
Karlie Kloss. (Getty)

Pensar que en un desfile de moda, uno de los grandes entre los grandes, todo lo que acontece es producto de la improvisación es un auténtico error. En París, pero también en Nueva York, Milán o Londres, se mide al milímetro cada detalle: la puesta en escena, el front row, la banda sonora y, cómo no, las modelos ensayan una y otra vez ataviadas con los looks que van a lucir sobre la pasarela, y aunque todo está pensado, obviamente pueden suceder imprevistos en el directo que catapulten al éxito o, por lo contrario, al desastre.

Karlie es una modelo existosa que no para de trabajar, fichada por las mejores marcas desde el principio de su carrera no ha parado de protagonizar las imágenes de las marquesinas. Seguro que habrás visto su última imagen en la campaña del nuevo perfume Good Girl Fantastik Pink, de Carolina Herrera fascinante.

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Pero en la moda no todo son rosas, de unas de esas experiencias agridulces ha hablado Karlie Kloss. La modelo ha narrado a sus seguidores a través de un vídeo en sus redes sociales cómo convirtió uno de los peores momentos de su carrera profesional sobre la pasarela en una lección de vida.

placeholder Karlie Kloss. (EFE)
Karlie Kloss. (EFE)

Para conocer la anécdota de Karlie Kloss debemos retroceder en el tiempo y situarnos en el año 2009. Estamos en París, la noche antes del gran desfile de Alexander McQueen y a pesar de que la modelo se ha probado una y mil veces el espectacular y bestial vestido que le va a tocar defender sobre la pasarela, no tiene nada claro que pueda andar con él, cruzar el pasillo de principio a fin y lucirlo como se merece.

"No podía dormir la noche anterior, estaba preocupada por si podía caerme en la pasarela más importante, arruinar el desfile y, por tanto, arruinar mi carrera", ha contado a sus fans. Y su temor residía en un diseño que, además de ser una genialidad, era un peso pesado sobre la pasarela. Rojo, con dos combinaciones de estampados, repleto de volúmenes y con tanto tejido que pesaba solo al mirarlo. Aunque te cueste reconocerla, esta es Karlie Kloss en aquel desfile de McQueen.

placeholder Karlie Kloss, en el desfile de Alexander McQueen de Paris en 2009. (Getty)
Karlie Kloss, en el desfile de Alexander McQueen de Paris en 2009. (Getty)

"Estaba muy nerviosa porque iba a llevar un vestido increíble que era muy largo, y que yo diga que era muy largo, realmente significa que lo era", recordemos que Karlie mide 1,88 m. "Me acerqué a Lee y le pedí disculpas anticipadas por si arruinaba el desfile, estaba muy nerviosa por tropezarme y que si lo hacía, lo sentía", ha contado la modelo.

A lo que el brillante Alexander McQueen le respondió: "Tú llevas el vestido, el vestido no te lleva a ti". Es más, el diseñador le advirtió a la modelo que si realmente creía que se iba a caer, convirtiera su tropiezo en un momento para la historia de la moda. "Cógelo y lánzalo", añadió.

Así fue. "Salí a la pasarela, caminé un par de pasos y ya podía notar cómo el bajo del vestido se enredaba en mis tacones. Así que pensé que era el momento de hacerlo. Dejé una de mis manos apoyada en la cadera y, con la otra, me agaché en medio de la pasarela, tiré de él para soltarlo de los zapatos y lo lancé contra el suelo. Me sentí viva, llena de adrenalina, emocionada por haber roto las normas", ha narrado Karlie Kloss en este vídeo de Instagram.

Más tarde, Alexander McQueen convirtió ese momentazo en la nueva imagen de su campaña publicitaria. Y con él, el miedo y la incertidumbre que Karlie Kloss sintió en el previo al desfile se transformaron en satisfacción y felicidad, y por supuesto, hizo que la figura de la modelo se revalorizase y en el mundillo su nombre comenzase a ser el de una auténtica top model.

Pensar que en un desfile de moda, uno de los grandes entre los grandes, todo lo que acontece es producto de la improvisación es un auténtico error. En París, pero también en Nueva York, Milán o Londres, se mide al milímetro cada detalle: la puesta en escena, el front row, la banda sonora y, cómo no, las modelos ensayan una y otra vez ataviadas con los looks que van a lucir sobre la pasarela, y aunque todo está pensado, obviamente pueden suceder imprevistos en el directo que catapulten al éxito o, por lo contrario, al desastre.

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