Comprobado: Chanel triunfa en Eurovisión gracias a Palomo Spain

España ha ganado dos veces el Festival de Eurovisión: en 1968, con Massiel, y en 1969, con Salomé. Muchas personas solo lo cuentan como una, pero lo cierto es que nuestro país hizo doblete. Esto, y las cuatro segundas plazas de las que la gente se olvida (la de Karina, la de Mocedades, la de Betty Missiego y la de Anabel Conde), además de haber estado en el top 10 en otras 28 ocasiones más (de las 60 que lleva nuestro país participando), hace que el nombre de España se vea siempre con cariño entre los eurofans.

Chanel Terrero se enfrentaba en esta ocasión a la dura labor de recuperar la fe en un festival que anda de capa caída por los malos resultados cosechados en las más recientes ocasiones. En la última década, únicamente Pastora Soler -en el 2012, con la canción ‘Quédate conmigo’- y Ruth Lorenzo -en el 2014, con ‘Dancing In The Rain’- se colaron en el top 10 (algo que tampoco es desdeñable). El Sueño de Morfeo, Edurne, Barei, Manel Navarro, Amaia y Alfred, Miki Núñez y Blas Cantó no consiguieron pasar de la vigésima posición. Una catástrofe si consideramos que en la gran final participan 26 países.

Pero la cantante de ‘SloMo’ contaba con un aliado que suele traer mucha suerte a nuestros participantes: la moda. Si pensamos en vestidos icónicos de Eurovisión, automáticamente nos vendrán los firmados por Courrèges para la actuación de Massiel y el creado por Pertegaz para Salomé. Dos diseños realizados por dos creadores en lo más alto de su carrera: el español llevaba tiempo siendo la referencia de la moda, con permiso de Balenciaga (que se acababa de retirar), y el francés (curiosamente, formado con el maestro vasco) acababa de presentar sus colecciones espaciales y, junto con Ungaro, Rabanne y Cardin, formaban el no va más de la moda gala.

Pero todavía podemos ir más allá: Missiego asegura que le ‘robó’ el diseño de Rafael Solís a la mismísima Grace Kelly; Karina vestía el famoso modelo conocido como ‘la Gatera’ de Antonio Nieto y muchos lo desconocerán, pero Anabel Conde, que en 1995 rozó con los dedos el traer Eurovision a España, lucía una creación de Javier Larrainzar: un vestido confeccionado con uno de los estampados más icónicos del creador que, en esos momentos, era toda una estrella.

Azúcar Moreno tenía previsto lucir una creación de Francis Montesinos. Aquello no pudo ser, pero la posición siguió siendo buena: quintas. Tampoco les fue mal del todo a La Década Prodigiosa, que confiaron en Montesinos y Alvarado y obtuvieron un meritorio undécimo puesto. ¿Conclusión? Cuando España apuesta por vestir a su representante con un diseñador en estado de gracia, España triunfa.

Sí, es cierto que Lydia, vestida por Agatha Ruiz de la Prada, y Conchita Bautista, de Pedro Rodríguez en su segunda participación en el Festival, se quedaron últimas, pero digamos que son excepciones que confirman la regla. Si hay moda potente, las posibilidades de España suben como la espuma, eso es así, nos pongamos como nos pongamos. Y tiene su explicación: cuando todo se cuida y se mima al detalle porque se confía en la canción y en el espectáculo que se lleva, surgen cosas como el show de Chanel, que tiene a todo el que lo ha visto, enamorado.

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C.C

Y si esto no les convencía del todo, aquí va un detalle que nos pudo asegurar el número uno: Conchita Bautista vistió de negro, como Miki en 2019. Tras Conchita, Raphael acudió dos años seguidos a Eurovisión, como hizo Blas Cantó tras Miki. ¿Y saben quién fue un año después de Raphael? Efectivamente, Massiel con su vestido mini de Courrèges. Y tras Blas Cantó le tocó el turno a Chanel con su versión del torero por Palomo Spain. Añádanle que el diseñador cordobés reconoció en una entrevista en 'Fórmula TV' que ha nacido “con una flor en el culo”. Finalmente, España se colocó muy arriba este año en Eurovisión con un diseño, además, que pasará a la historia.