Así es como Kaley Cuoco ha logrado que nos interesemos por su armario

Cuando el 1 de marzo del año pasado, Kaley Cuoco publicó en su perfil de Instagram una fotografía suya sentada en el suelo de una de las habitaciones de su casa de Los Ángeles, vestida con un maravilloso diseño de Oscar de la Renta con una porción de pizza en una mano y una botella de Veuve Clicot en la otra, ganó muchos puntos. La imagen enseguida se convirtió en viral, tanto que es ya su fotografía con más likes de todas las que atesora su muro de Instagram -más de 1.066.906-, y en ella se apreciaban además otros restos de comida como una bandeja de 'mac&cheese', unos cupcakes y una tarta a la que le faltaba una porción sobre la que se podía leer: “Good luck Kaley” (buena suerte, Kaley).

También se podía ver cómo la actriz iba ya descalza y se había despojado de unas extensiones para ponerse en su lugar una corona que la convertía automáticamente en la reina de la edición 78º de los Globos de Oro. Y no precisamente porque hubiera ganado, sino por su manera de celebrar la pérdida de la estatuilla a la que había sido nominada.

Fue la manera más divertida de asumir una derrota que en realidad debía escocer porque semanas atrás, cuando su nombre sonó en la categoría a mejor actriz de comedia o musical por 'The Flight Attendant', se mostró llena de lágrimas al instante: “Gracias a los Golden Globes, nunca olvidaré este momento, no puedo parar de llorar. Estoy muy orgullosa de todo mi equipo en la serie”, dijo entonces en sus redes.

Hay que situar en el contexto el porqué de tanta emoción y es que, a pesar de haber dado vida al personaje de Penny durante once años en la exitosa serie 'The Big Bang Theory', su trabajo en ella jamás fue reconocido, mientras que el de compañeros de reparto como Jim Parsons o Johnny Galecki sí que lo fue. Lo que sí hizo esta sitcom fue cambiar su vida para siempre. Pasó a ser una de las intérpretes mejor pagadas de la televisión -1 millón de dólares por capítulo- y al terminar la ficción ya tenía varias propuestas sobre la mesa, de entre las que escogió 'The Flight Attendant'. Este thriller con tintes de humor negro está basado en una novela con el mismo título que la propia Kaley Cuoco instó a llevar a la pequeña pantalla con ella como protagonista y productora ejecutiva de la mano de HBO Max.

Fue esta su estrategia para tratar de borrar de un plumazo la etiqueta que arrastraba desde hace más de una década de ser 'la vecina de al lado' para convertirse en una azafata de vuelo alcohólica que juega a ser detective por tratar de salir airosa de un asesinato en el que se ve envuelta. Un cambio de registro total que se nota incluso en el vestuario de sus personajes. De los pantalones cortos, los tops y las chaquetas con cremallera de Juicy Couture que lucía a diario cuando se metía en la piel de la divertida Penny, ha pasado a los pantalones tipo culotte, los jerséis de cashmere y los abrigos de ensueño que llevan el sello de Isabel Marant, Marni, Acne Studios o MaxMara, entre otras firmas de lujo, que luce cuando encarna a Cassie.

Este increíble repertorio de piezas que luce tanto en la primera como en la segunda temporada de 'The Flight Attendant' podemos decir que se asemeja bastante más al que la propia Kaley Cuoco tiene en su verdadero armario. Sobre todo si incluimos en él el vestido de lentejuelas doradas de Jonathan Simkhai que es recurrente en la trama de la historia, ya que hay muchas piezas similares que aparecen en la hemeroteca si una busca posados de la actriz en las diferentes alfombras rojas a las que ha acudido a lo largo de su carrera. En todas esas apariciones se aprecia mucho uso de lentejuelas, sí, pero también de tul, de bordados y, sobre todo, de escotes palabra de honor que es sin duda la fórmula que más se repite con creaciones de, entre otras casas, Nicole Miller, David Meister, Katherine Kidd, J Mendel y Christian Siriano.

Pero, del mismo modo que ha ido transformando su melena hasta convertir su corte de pelo capeado y con flequillo en uno de los más deseados del momento, ha sabido ir depurando su estilo hacia la sofisticación de la mano del estilista Brad Goreski, el mismo que tienen contratadas otras estrellas como Demi Moore o Rashida Jones. Se ha notado este cambio en que en los últimos tiempos no ha tenido miedo a atreverse con otro tipo de siluetas que aprueban tendencias como el cut out, fórmulas más cómodas como el traje o tonalidades inexploradas hasta ahora como las flúor, de cuyo ejemplo dejó constancia con el vestido fucsia de Prabal Gurung con el que apareció en la gala de los Premios SAG y posteriormente con el amarillo de Vera Wang que llevó en la última entrega de los Emmy.

Una transición necesaria que ha colocado a Kaley Cuoco en el radar a tener en cuenta, al menos en lo que a la red carpet se refiere.