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¿Por qué los trajes de baño en ocasiones son tan caros?
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MODA & ECONOMÍA

¿Por qué los trajes de baño en ocasiones son tan caros?

Tratamos de responder de la mano de los expertos a esta pregunta que seguro te has planteado alguna que otra vez

Foto: Maryssia.
Maryssia.

No hay responsabilidad estética que pese tanto como la que aguanta sobre sus 'hombros' la ropa de baño, que debe proporcionar confort a la par que viste el cuerpo desnudo. Y lo hace sin la colaboración de otras prendas, ya que una vez llegamos a la playa o la piscina, nos despojamos de todo pareo, caftán o vestido a excepción del sombrero o pañuelo de turno. Y a ello hay que sumar lo expuestos que están bikinis y bañadores a las agresiones que los deterioran: del agua de la arena, de las piedrecitas, del borde de la piscina al sentarnos en él y de la luz intensa del sol. Casi nada, el reto al que se enfrentan quienes se dedican al diseño de ropa de baño, que deben encontrar el equilibrio entre practicidad, diseño, durabilidad y sostenibilidad.

Esto, lógicamente, no cuesta 25 dólares, que es el precio medio que las mujeres norteamericanas invierten en un bañador, según NPD Group, especialistas en análisis de mercados, fuente que cita el 'New York Times' en este interesante artículo. No hay datos al respecto aplicados al mercado español, pero esta es una referencia muy válida como punto de partida para esta pieza, en la que tratamos de dar respuesta a una cuestión que cada verano te sobrevuela la cabeza: por qué es tan costoso comprar un bañador.

Como ocurre casi siempre en el sector de la moda, la respuesta a este tipo de preguntas tiene que ver con el impacto de varios factores. La calidad de los tejidos, si son respetuosos con el medioambiente, los detalles de la pieza, los accesorios, el trabajo de la confección de la misma, el coste de producción y el diseño son algunos de ellos. Lo explica Belén Larruy, directora creativa de la firma ‘made in Spain’ especializada en ropa de baño Guillermina Baeza: “Los tejidos, los accesorios, los cambios de procesos provocan la incorporación de costes al producto que no tienen otros productos más estándares como pueden ser prendas de exterior”, señala.

Estarás pensando mientras lees estas líneas que tienes la posibilidad de comprar multitud de bañadores y bikinis 'low cost'. Y es cierto, hay opciones económicas, pero solo tienes que pensar, si alguna vez has invertido en ellas, cuánto te han durado en perfectas condiciones esos bañadores y bikinis. La inversión, cuando no se puede repartir en el tiempo, deja de ser rentable, o al menos ya no es tan barata como podrías pensar cuando elegiste esa compra y no la de un bañador o bikini más costoso pero también de mayor calidad. Estos últimos tienen una vida muchísimo más longeva en términos generales y, por lo tanto, también son diseños más sostenibles.

La primera clave que explica este salto económico y de calidad es el tejido. “Son productos que requieren de tejidos especiales por sus características técnicas, secado rápido, exposición constante al sol, exposición a entornos salinos, entornos con cloro, etc, lo cual conlleva el que sea necesaria una tipología de tejidos técnicos en los cuales la inversión en I+D es constante”, expone Belén Larruy. “Además, muchos de dichos tejidos provienen de productos reciclados, cuyos procesos son actualmente más caros que los utilizados para tejidos estándares”, añade la creativa de Guillermina Baeza.

Para medir la calidad y el rendimiento del tejido de un bañador o bikini debemos fijarnos en varios aspectos. “En primer lugar, es clave que el tejido tenga la calidad adecuada, y eso se define con base al gramaje de este —170/180 gramos—, la proporción correcta de cantidad de elastómero —la fibra le da elasticidad y comodidad a la prenda— que tenga y, por supuesto, no se puede olvidar las características técnicas de resistencia al cloro, al pilling del roce y a la exposición al sol —que no pierda color—”, señala Larruy. Otro argumento que puede explicar la diferencia entre unos modelos y otros tiene que ver con las gomas interiores, que también pueden ser de distintas calidades, y por último, el forro interior. “Que la prenda esté forrada y que dicho forro tenga el peso y composición adecuada es otro elemento que puede ser detonante de que la prenda sea más cara”, dice la directora creativa de Guillermina Baeza.

El coste de producción. Aumento decisivo

El coste de producción es una cuestión recurrente en el sector de la moda desde el boom de la industria conocida como ‘fast fashion’. Este es un argumento que tiene un impacto directo muy importante sobre el precio final de las prendas que compramos, pero es un mensaje que parece no terminar de calar en la sociedad.

Son pocas las compañías que hacen públicos los costes de producción, pero en el citado artículo del 'New York Times', se hace referencia a una comparativa que es un ejemplo muy ilustrativo de lo que estamos hablando: según el periódico norteamericano, Everlane paga 3,84 euros por mano de obra por cada bañador fabricado en Sri Lanka, mientras que Wonda, empresa de pequeño tamaño alemana que produce sus artículos Portugal, paga 15 euros por la confección de cada uno de sus bikinis. Belén Larruy corrobora lo que se intuye de esta comparativa. “Tanto los procesos de fabricación, las tipologías de materiales y la necesidad de manipulación manual conllevan esa mayor complejidad y el poder de disponer de equipos especiales para la fabricación, que suelen ser caros y es necesario tanto un mantenimiento preventivo como una renovación para poder adaptarse a los nuevos procesos y nuevas modas”, argumenta.

La diferencia más importante en el proceso de confección de la ropa de baño con respecto al resto de prendas es el engomado, que, apunta Belén Larruy, se realiza “en canal, cintura, bajo pecho, escote y tirantes, lo cual conlleva la necesidad de maquinaria muy específica y una manipulación manual en muchos de dichos procesos derivados de la complejidad de estos”.

A ello hay que sumar la variedad de accesorios y patrones de los procesos de confección cuando se trata de ropa de baño, lo cual es todavía más reseñable en el caso de firmas que aportan un valor añadido a sus piezas a través del patronaje y del diseño, como Guillermina Baeza. “El incluir accesorios, diferentes patrones, la amplitud de las series conlleva cambios constantes en los procesos y, por lo tanto, la necesidad de mano de obra intensiva que incorpora coste adicional”, asegura su directora creativa.

El diseño y confección de ropa de baño se trata, en definitiva, de un proceso especial dentro de la industria de la moda, con diferencias reseñables en comparación con la fabricación de prendas convencionales, que no sean tan especializadas y con unas exigencias tan concretas como tienen los bañadores y bikinis. Pero, además, sin salir del sector de la ropa de baño, existen factores que explican el motivo por el cual hay opciones costosas y otras más económicas. El tejido, tanto en calidad como en lo que respecta a su origen (sostenible es más costoso), la mano de obra y el patronaje son los tres que tienen un impacto mayor.

Este último, concluye Belén Larruy, tiene el poder de “realzar el cuerpo y hacer que te sientas cómoda”, y como tal es un elemento de decisión tan potente en el consumidor final como la sostenibilidad y durabilidad de los materiales o su origen. “Hay gente que se sienta en la tumbona y no se mueve por falta de confianza. Cuando te dedicas al baño tienes que trabajar para embellecer el cuerpo de la mujer, tenga la edad o la figura que tenga”, apostilla la directora creativa de Guillermina Baeza.

No hay responsabilidad estética que pese tanto como la que aguanta sobre sus 'hombros' la ropa de baño, que debe proporcionar confort a la par que viste el cuerpo desnudo. Y lo hace sin la colaboración de otras prendas, ya que una vez llegamos a la playa o la piscina, nos despojamos de todo pareo, caftán o vestido a excepción del sombrero o pañuelo de turno. Y a ello hay que sumar lo expuestos que están bikinis y bañadores a las agresiones que los deterioran: del agua de la arena, de las piedrecitas, del borde de la piscina al sentarnos en él y de la luz intensa del sol. Casi nada, el reto al que se enfrentan quienes se dedican al diseño de ropa de baño, que deben encontrar el equilibrio entre practicidad, diseño, durabilidad y sostenibilidad.

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